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Los desechos de las plantaciones de piña dejados al aire libre, son la principal causa de la proliferación de moscas que afectan al ganado (Foto: Katya Alvarado)
Un grupo de ganaderos de Ticabán en el cantón de Pococí –provincia de Limón–, se ha organizado en un comité para buscar una solución al grave problema de la mosca que provocan las grandes extensiones de piña que se encuentran a sus alrededores, y que les están ocasionando pérdidas económicas.
Cansados de ver cómo se incumplen las promesas de los empresarios para dar un mejor tratamiento a los desechos de la piña y así evitar la proliferación de las moscas que afectan al ganado, los finqueros recurrieron al programa Kioscos Ambientales de la Universidad de Costa Rica, para que los asesore y acompañe en el manejo de este conflicto.
Los ganaderos señalan que la gran cantidad de moscas que se reproducen entre los desechos de la piña, provocan estrés y enfermedades a sus animales, justo en momentos en que el precio del ganado empieza a subir tras varios años de crisis.
MAL MANEJO
UNIVERSIDAD visitó la zona de Ticabán para observar los problemas que los pequeños ganaderos tienen con la mosca originada en las plantaciones de piña.
Johnny Delgado, presidente del Comité de Ganaderos del Sector 9, mostró cómo la mosca se agrupa alrededor del ganado que está pastando en los potreros, mientras los animales se sacuden con desesperación para tratar de alejar al insecto.
Entre los campos, es fácil ver las “banderas” o bolsas de plástico a las cuales se les aplica un líquido que se mezcla con gasolina, y tiene como fin atrapar parte de las moscas que se acercan al ganado.
Las bolsas son colocadas por personal de la finca San Cayetano, propiedad de la empresa BANACOL, cuyo administrador Pedro Vargas se comprometió con los ganaderos a colocar estas trampas y a darles un mejor manejo a los desechos de la plantación.
Sin embargo, Delgado comentó que la promesa se ha cumplido a medias, pues no es en todas las fincas en las que se colocan los plásticos; en ocasiones la piñera no remplaza ni recoge las trampas usadas, y en algunos casos les dan el producto y materiales a los finqueros para que los pongan ellos mismos.
“Las moscan vienen y se posesionan de las reses, las pican y las debilitan, haciéndolas caer. El veterinario me explicó que esto es por el estrés que sufren estos animales, tratando de quitarse la mosca de encima”, comentó Delgado.
Cada res que muere o se debilita por causa del acoso de la mosca, provoca una pérdida que estos ganaderos calculan entre los ¢200.000 y ¢350.000 colones, según el tamaño de la res, justo ahora que los precios en el mercado ganadero han vuelto a subir tras una prolongada crisis.
Los ganaderos agrupados en este comité acusan a la finca piñera de no dar un adecuado tratamiento a los desechos de la plantación, sobre todo cuando se realiza la renovación de las plantas de piña.
“Tienen el desecho al aire libre y lo amontonan. Todavía cuando está verde lo trituran, y la mosca aprovecha el material que se pudre para depositar sus huevos. A veces queman el desecho con químicos, pero el centro queda verde y al triturarlo la mosca entra”, detalló Delgado.
En un recorrido por los alrededores de una finca piñera cercana, UNIVERSIDAD pudo observar algunos potreros donde se depositaron residuos vegetales de esas plantaciones, los cuales estaban expuestos al aire libre y sin tratamiento.
“Dicen que así como está esto, la mosca no entra. Probablemente vengan y les pasen un “chapulín” con la trituradora y ahí se produzca más mosca”, lamentó el ganadero.
Los productores locales aseguran que hace algunos años no había tanto problema con la mosca de la piña, pues en las fincas se trataban los desechos con cal; pero, luego se dio un cambio de administración y esta práctica se dejó de lado.
Los ganaderos también consideran que enterrar los desechos podría ser una solución al problema, pero no están seguros de que esto detenga del todo a las moscas, y además consideran que puede haber contaminación del suelo.
“BUENAS PRÁCTICAS”
El secretario del Comité de Ganaderos del Sector 9, Alexander Ramírez, expuso que estas fincas productoras de piña para exportación deberían estar implementando un “manual de buenas prácticas ambientales”, pero estas solo están en el papel.
Ramírez trabajó en la finca San Cayetano durante seis años, y hace dos años logró independizarse como pequeño ganadero, por lo que ahora es otro de los afectados por sus expatronos.
De su experiencia en las fincas piñeras, recordó que las máquinas y los envases con los que se aplican los plaguicidas y otros agroquímicos a las plantaciones, suelen lavarse en los ríos y quebradas cercanas, ocasionando contaminación.
Al observar desde la vía pública la cantidad de plásticos para atrapar mosca en la plantación, Ramírez aseguró que a los trabajadores se les indicaba que debían poner una de estas trampas cada 8 metros, pero actualmente esa norma no se cumple.
Respecto a la situación laboral, aseveró que se pagan los salarios mínimos de ley y los trabajadores sí están asegurados, pero no pocas veces su orden patronal indicaba que se encontraban morosos.
“Ahora lo que hacen es que buscan contratistas y estos traen personas indocumentadas para trabajar, y con eso se ganan la plata de las garantías sociales”, reprochó.
Los ganaderos aseguran que han recibido en sus fincas a personal del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), así como del Servicio Fitosanitario del Estado, pero eso no se ha traducido en acciones concretas.
Inclusive, los ganaderos mostraron a UNIVERSIDAD la denuncia que presentaron ante el Servicio Nacional de Seguridad Animal (SENASA) el pasado 3 de mayo, en la que se acusa a la finca San Cayetano de no tratar bien sus desechos, y con esto provocar la plaga de moscas.
En la denuncia los ganaderos describen las gestiones que han realizado ante la piñera, para solicitar que los desechos se traten adecuadamente, sin que se haya logrado una reducción en la plaga de moscas.
“(…) Lo que les estamos solicitando con todo respeto, es que mantengan una supervisión y control estricto y constante sobre esa finca (San Cayetano) y que SENASA intervenga de ser necesario, ya que van a cambiar toda la plantación, y si siguen así, tendríamos que tomar medidas más drásticas o desaparecer como ganaderos, para dejarles el camino libre a ellos”, dice la denuncia.
Este Semanario quiso conocer la versión del administrador de la finca San Cayetano, Pedro Vargas, pero por medio del oficial de seguridad indicó que no atendería a este medio, ni a los ganaderos que acompañaban al periodista.
El administrador pidió que las consultas se remitieran a las oficinas centrales de BANACOL en San José, donde se hizo saber que un ingeniero atendería las consultas; pero, al cierre de esta edición no se comunicó con este medio.
También se intentó hablar con las autoridades del Ministerio de Agricultura y Ganadería en la zona de Pococí, pero no se encontró a ningún funcionario por la vía telefónica.
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