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José Ángel López considera que a pesar de los cambios transcendentales que ha sufrido la sociedad costarricense, no ha variado en promedio la edad de nupcialidad. (Foto: Katya Alvarado)
Un estudio realizado por el sociólogo de la Universidad de Costa Rica, José Ángel López, revela datos que contrastan la edad de nupcialidad de los costarricenses y echa un vistazo de manera general a los demás países de la región latinoamericana.
La investigación efectuada por López en el Centre D’Estudis Demogràfics —en Barcelona, España— fue financiada con recursos de WORLDFAM ERC, que es un programa de la Unión Europea.
El investigador usó muestras totales, o sea, los datos arrojados por los censos efectuados en cada uno de los países de la región; es así como hace un contraste entre la edad de nupcialidad para el año 1970 y la que se presenta en el 2000.
Para López, estudiar la nupcialidad en Latinoamérica está “empezando a tener el derecho de existir en la demografía de la región”, ya que en el contexto de los años 60 y en adelante, la demografía tenía otras preocupaciones o prioridades en la región, como lo fue la sobrepoblación o explosión demográfica.
“En aquel tiempo, se estaba bajo el contexto de la guerra fría y Estados Unidos estaba preocupado por la sobrepoblación de los países pobres del patio trasero de su área de influencia”.
Agregó que en años contemporáneos, la demografía deja de lado la explosión demográfica como prioridad y se centra en otros fenómenos sociales, como la nupcialidad.
MODERNIZACIÓN SOCIAL
López enfatizó que la investigación no solo obtiene datos estadísticos de la edad promedio de la primera unión de la población, sino que además, estos se cruzan con otras variables de “modernización social”.
Estas variables son las que se presentan como cambio de la estructura social desde los años 70 hasta el 2000, como es el caso del aumento de la universalización de la educación, principalmente en primaria y secundaria; de manera no tan significativa, pero sí importante, en la educación superior.
A lo anterior se suma la “incorporación masiva de la mujeres en el sistema educativo formal” y el aumento de la participación femenina en estados laborales.
López comentó que junto a estas variables, se tiene en cuenta la teoría de los “mercados matrimoniales”, que viene a ser una derivación de las variables ya mencionadas.
El enfoque de los mercados matrimoniales son los hombres y mujeres disponibles, al tener en cuenta el contexto sociocultural y cambios situacionales.
En palabras sencillas esto significa que si un determinado hombre, que vive —por ejemplo— en la zona de San Pedro, con estudios universitarios completos, no encuentra una pareja con estas mismas características y otras variables de intereses socioculturales, es probable que este hombre retrase su primera unión.
Al centrarse López en los datos de Costa Rica, para el censo de 1970 se obtuvo como edad promedio para la primera unión los 21.70 años; para el 2000, esta edad no varió mucho, pues se situó en 22.20 aproximadamente.
El investigador comentó que este contraste muestra que a pesar de los “cambios trascendentales” que se han dado en la sociedad costarricense —como una mayor educación—, no ha ocurrido mayor cambio en la edad de la primera unión de los ticos.
Asimismo, explicó que a pesar de que puede existir una importante dinámica de cambio, el uso de los datos de los censos para medir la edad de nupcialidad puede hacer que se estén invisibilizando los cambios.
No obstante, el estudio divide la edad promedio de nupcialidad de acuerdo a la escolaridad. Entre el sector con educación universitaria es donde se revelan los cambios más importantes. En 1970, una persona con universidad completa se unía por primera vez a los 23.17 años, mientras que en el 2000 la edad para hacerlo fue de 27.17. Es aquí donde sí se refleja esa dinámica de cambio.
En contraste, en los sectores con educación primaria y secundaria, la edad promedio de nupcialidad prácticamente no varió de 1970 al 2000.
Un fenómeno que destacó López, es el aumento de las uniones consensuales, el cual catalogó de boom. En la sociedad costarricense ocurre que muchas parejas tardan en formalizar su relación de manera legal o nunca lo hacen. A los años algunas se separan y algunas tienen hijos.
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