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Tráfico de influencias: ¡Es una práctica ilegal! “Consiste en utilizar la influencia personal en ámbitos de gobierno o conexiones con personas que ejerzan autoridad para obtener favores o tratamiento preferencial; a menudo esto ocurre a cambio de un pago en dinero o especie”
¡Está penado en Costa Rica! La ley n.° 8422 de 06 de octubre del 2004, “Ley contra la corrupción y el enriquecimiento ilícito en la función pública”, en su numeral 52, crea el delito de tráfico de influencias, sancionado con prisión de 2 a 8 años, a quien directa o por interpósita persona, influya en un servidor público, prevaliéndose de su cargo o de cualquiera otra situación derivada de su situación personal o jerárquica con este o con otro servidor público, ya sea real o simulada, para que haga, retarde o omita un nombramiento, adjudicación, concesión, contrato, acto o resolución propios de sus funciones, de modo que genere, directa o indirectamente, un beneficio económico o ventaja indebidos, para sí o para otros.
Con igual pena se sanciona a quien utilice u ofrezca la influencia descrita en el párrafo anterior. Los extremos de la pena se elevan en un tercio, cuando la influencia provenga del Presidente o del Vicepresidente de la República, de los miembros de los Supremos Poderes, o del Tribunal Supremo de Elecciones, del Contralor o el Subcontralor generales de la República; de Procurador General o General adjunto de la República, del Fiscal General de la República, del Defensor y Defensor adjunto de los habitantes, del superior jerárquico de quien debe resolver o de miembros de los partidos políticos que ocupen cargos de dirección a nivel nacional.
El tráfico de influencia es hermano(a) del cohecho y la corrupción política -mal uso público del poder para conseguir una ventaja ilegítima, generalmente secreta y privada-. El término es opuesto a la Transparencia.
En Costa Rica las formas de corrupción han variado desde “me lo comí en confites”; “no sé, no preciso, no recuerdo”; “tengo la conciencia tranquila y mi espíritu está sereno y en paz”; “solo fue un almuerzo de amigos(as)”; hasta el uso ilegítimo de información privilegiada, la mordida, el patrocinio, sobornos, extorsiones, fraudes, malversación, la evasión de impuestos, la prevaricación, el caciquismo, el compadrazgo, la cooptación, el nepotismo y la impunidad.
La corrupción política facilita a menudo otro tipo de hechos criminales como el tráfico de drogas, el lavado de dinero y la prostitución ilegal. En Costa Rica, “país de las maravillas y el mejor de los mundos posibles”, estamos llenos de ricos y famosos como el Conejo Blanco, el Sombrerero, la Oruga Azul, el Gato de Cheshire, Reina de Corazones, Tío Coyote, Tío Conejo, el Ilusionista, el Trapecista y el Mago. Guiados por la corrupción política sin restricciones, vamos rumbo a la Cleptocracia -«gobierno por ladrones- que socava la democracia, el buen gobierno, la legitimidad y los valores democráticos, tales como la confiabilidad y la tolerancia -se nos está acabando la paciencia-. Costa Rica como organismo vivo está enfermo, tiene el pus y su tejido infectado consecuencia de corrupción política. ¡La cosa anda mal, muy mal en Costa Rica!
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