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El candidato a la presidencia de México por el Partido Revolucionario Institucional es Enrique Peña Nieto.
México celebrará elecciones el próximo domingo, 1 de julio, para elegir al nuevo presidente de la República y renovar la cámara de diputados y el Senado, con la perspectiva del retorno del Partido Revolucionario Institucional (PRI) al poder, después de dos sexenios consecutivos de gobierno de Partido Acción Nacional (PAN).
De este modo, se consolidaría la línea continuista de las políticas neoliberales de los dos últimos gobiernos del PRI y de los dos gobiernos del PAN, ahora bajo la conducción del exgobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto, candidato de la coalición “Compromiso por México”, formada por el PRI y el Partido Verde Ecologista de México.
De 45 años, abogado de profesión, Peña Nieto milita en el PRI desde 1984 y encabeza las encuestas para la elección del 1 de julio. Partió con una cómoda mayoría en las encuestas a principios de año, pero fue decayendo a medida en que se desarrollaba la campaña, para volver a ampliar su ventaja en los últimos días, con alrededor de 45% de las preferencias.
El candidato del PRI es seguido por Andrés Manuel López Obrador, aspirante de la coalición Movimiento Progresista, y por Josefina Vázquez Mota, candidata del PAN; ambos con alrededor de 25%. Un cuarto candidato, Gabriel Quadri, de Nueva Alianza, aparece con apenas 2%.
Algunas encuestas reducen el apoyo a Peña Nieto a 42% y suben el de López Obrador a 30%, que amplía su ventaja sobre Vázquez. De todos modos, sería una gran sorpresa si el candidato del PRI no logra devolverle a su partido la presidencia de México, perdida en el 2000 ante Vicente Fox.
En todo caso, la amplitud de su eventual triunfo y el resultado del segundo lugar son datos irrelevantes para algunos analistas mexicanos. Luis Rubio, presidente del Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC) y columnista de diversos medios de prensa, destacó la importancia de dos aspectos en el resultado electoral: qué tan grande acabe siendo el triunfo de Peña Nieto (lo que podría implicar un cómodo control del congreso) y quién queda en segundo lugar, lo cual “va a determinar el tono de la próxima administración”.
El posible retorno del PRI al poder en México despierta renovados temores en el país, del mismo modo que cuando perdieron las elecciones —luego de gobernar el país por 70 años— levantó grandes expectativas en sectores que esperaban cambios importantes en la vida política nacional.
Lo cierto es que el México del PAN —que, con el de Felipe Calderón, completa dos sexenios seguidos en el poder— no se distingue mucho de los últimos dos gobiernos del PRI, de Salinas y Zedillo. Un ejemplo de ello es la decisión del expresidente Fox, el antecesor de Calderón y miembro del PAN, quien pidió el voto para Peña Nieto, en contra de la candidata de su partido y exministra en su propio gobierno.
VIOLENCIA Y ECONOMÍA
Calderón abandona el poder desgastado por la ola de crímenes atroces ocurridos en México y un incremento de la violencia provocada por el crimen organizado.
Si bien en materia económica las previsiones indican que la economía mexicana crecerá alrededor de 3,5% este año —cifra no despreciable en medio de la crisis internacional—, Calderón enfrenta también críticas, principalmente, por el incremento del gasto.
“Sí ha habido una expansión del gasto corriente en el Gobierno, pero estamos hablando de más de 80 mil nuevos médicos y enfermeras, que son los que están haciendo la cobertura universal de salud. Estamos hablando de la expansión, también, de miles de maestros y de la contratación de miles y miles de policías que se necesitan para la seguridad. Tan solo en seguridad pública, hemos pasado de 6 mil a 37 mil”, afirmó el mandatario.
Las estimaciones optimistas del mandatario encontraron rápida respuesta en los derechohabientes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE). Los primeros afirman no encontrar por ningún lado a los nuevos médicos y enfermeras; los profesores de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE) señalan que son decenas de miles de maestros que no tienen plazas u ocupación en alguna escuela.
Los intentos por avanzar en la privatización de la economía mexicana, sobre todo en el área del petróleo, y otras medidas, como la reforma laboral, son también temas de debate en la campaña.
Al inaugurar la 75 Convención Bancaria, Calderón acusó al Congreso de tener “secuestradas” las reformas estructurales pendientes —más privatización de Petroleos Mexicanos (PEMEX) y la electricidad, inversiones extranjeras y reforma laboral pro empresarial—, las cuales estimularían el crecimiento a la economía nacional.
Sus críticos afirman que hoy hay “otra dictadura supuestamente modernizadora que está creando circunstancias muy parecidas a las existentes para las grandes masas durante la revolución del siglo pasado, con casi una tercera parte de la fuerza de trabajo desempleada o trabajando en Estados Unidos, donde viven más de 41 millones de mexicanos y sus descendientes”.
El propio candidato priista reconoció que, en pleno siglo XXI, más de la mitad de los mexicanos viven en la pobreza y más de 21 millones pasen hambre.
El otro gran desafío en México, donde el Gobierno criminalizó la protesta social, es la violencia que “en medio de una alarmante militarización del país, ha cobrado ya 60 mil vidas”.
RESISTENCIA
Si algo nuevo surgió en esta campaña electoral fue la irrupción de un movimiento estudiantil alimentado por severas críticas contra el candidato del PRI, con el curioso nombre de “#YoSoy132”.
El movimiento nació en mayo pasado, a partir de la visita que hiciera Peña Nieto a la Universidad Iberoamericana. Criticado por haber tratado de copar el escenario e impedir el ingreso de estudiantes a la sala donde se presentaría, Peña Nieto tuvo que enfrentar una enconada protesta antes de escapar del lugar.
Luego, sus partidarios acusaron a los manifestantes de no ser estudiantes, sino activistas pagados. Como consecuencia, 131 de ellos hicieron público un video donde se identificaban mostrando su credencial de elector y de estudiantes. Inmediatamente, surgieron nuevo movimientos, entre ellos el “Yo soy 132” que, desde entonces, se han manifestado en todo el país contra la candidatura de Peña Nieto.
La gran reivindicación de este movimiento es la democratización de los medios de comunicación, en particular las dos cadenas de televisión mexicanas, a las cuales acusan de estar comprometidas con la campaña del PAN y del PRI y de denostar al candidato de la izquierda, López Obrador.
POLÉMICAS
La perspectiva de un gobierno de Peña Nieto despierta críticas en diversos sectores. Uno de estos críticos es el director del Subcomité de Crimen Terrorismo y Seguridad Nacional del Congreso de Estados Unidos, el republicano James Sensenbrenner. Su triunfo, “sin lugar a dudas” podría dar lugar a un retorno a las políticas del viejo PRI, que se hizo “de la vista gorda” con los cárteles del narcotráfico, afirmó.
También, resultó polémico el anuncio de Peña Nieto de que su asesor en materia de seguridad sería el exjefe de policía colombiano, el general Óscar Naranjo.
Naranjo reconoció, en una entrevista radiofónica, su responsabilidad del ascenso a brigadier general de Manuel Santoyo, en 2007. Santoyo, jefe de seguridad del expresidente colombiano Álvaro Uribe de 2002 a 2006, está acusado por un tribunal federal de Virginia de haber recibido cinco millones de dólares en sobornos de narcotraficantes, lo que ha puesto en aprietos también al fututo asesor de seguridad de un eventual gobierno de Peña Nieto.
Por su parte, el analista y escritor mexicano, Víctor Flores Olea, destacó que “a la candidatura de Peña Nieto se sumaron, recientemente, personajes de negro prestigio, como Manuel Espino Barrientos, quien fue expulsado del PAN y que mantiene una controversia sobre tal decisión ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Pero Espino se distingue por estar a la derecha de la derecha del PAN y por formar parte de esa agrupación profascista denominada “El Yunque”, afirmó Flores Olea.
En la campaña, le recordaron a Peña Nieto su actuación cuando era gobernador del estado de México y reprimió violentamente un movimiento en la localidad de Atenco, contra la comunidad campesina que se oponía a la construcción del aeropuerto internacional de la Ciudad de México en sus terrenos.
El candidato respondió diciendo que lo ocurrido en Atenco “fue una acción de autoridad, que asumo personalmente, para restablecer el orden y la paz en el legítimo derecho que tiene el Estado mexicano de hacer uso de la fuerza pública”.
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