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La RAE incluyó 1627 nuevas palabras que procuran recoger la realidad lingüística, como el vocablo “okupa”.
A pesar de que políticos y analistas del mundo entero todavía se preguntan si los okupas son un movimiento serio y renovador del gris espectro que rodea a las burocracias occidentales, la Real Academia de la Lengua (RAE) se apresuró a legitimar a esos jóvenes de pelo largo y consignas, que buscan una reivindicación del ser humano en tiempos de crisis, en los que prevalece la economía por encima de todo lo demás.
A partir del 22 de junio de 2012, el término okupa, con sus nuevas acepciones, forma parte de manera oficial del diccionario online de la RAE, así como una serie de palabras que provienen de los más diversos campos.
En el caso de okupa, se hace una adición al artículo y queda de la siguiente forma:
“ADJ. 1. jerg. Dicho de un movimiento radical: Que propugna la ocupación de viviendas o locales deshabitados. ‖ 2. jerg. Perteneciente o relativo al movimiento okupa. ‖ II. COM. 3. jerg. Miembro de un grupo okupa”.
Para el movimiento okupa, estos cambios y su presencia en un idioma que hablan más de 500 millones en el mundo, y que se ubica solo detrás del chino e inglés, es una victoria política sin precedentes.
La actualización del diccionario recoge la idea transgresora del empleo de la “k” en vez de la “c” como correspondería en este caso.
Con ello, las 22 Academias de la Lengua, incluida la costarricense, pretenden hacer una realidad el precepto de que la lengua la hacen los hablantes y que la RAE solo se limita a registrar lo que ocurre en el espacio infinito de la lengua.
Si la RAE sigue con esa apertura, no sería extraño que, en una próxima actualización, el popular narrador nacional Manuel Antonio Pilo Obando haga su debut en la versión en línea del diccionario y su “zapatazo” quede registrado como uno de sus aportes.
Ello porque en esta oportunidad, la RAE incluyó “paradón”, un término que proviene del lenguaje del fútbol y que significa que el portero realizó una gran acción. Para la RAE, paradón es “en fútbol y otros deportes, parada del balón meritoria y generalmente espectacular”.
Con el anuncio de las nuevas acepciones y de los nuevos términos, la RAE procura acercarse al “lenguaje de la calle’, el lenguaje vivo y que tiene la capacidad de renovar el vocabulario y enriquecerlo con nuevos conceptos.
De esta manera, en el 2010, la Real Academia presentó la Nueva Gramática de la Lengua, que en palabras de su gestor, Ignacio Bosque, es una gramática que se abrió al mundo hispano, dado que el 90% de sus hablantes están en Hispanoamérica y el resto en España.
EUROESCEPTICISMO
Para enfatizar aquello de que la lengua le pertenece a los hablantes y no a la Academia, como lo ha reiterado el escritor y periodista Álex Grijelmo —autor de varios libros que tratan el tema del buen uso del idioma—, la RAE recoge también esa incertidumbre que vive la actual Unión Europea y lo hace mediante la inclusión de “euroescepticismo”.
En la adición al artículo ya existente, la RAE precisa este término como “desconfianza hacia los proyectos políticos de la Unión Europea”.
Y para estar más a tono con esa realidad que pretende “reflejar”, los académicos han incluido una nueva acepción para matrimonio, la cual contempla el casamiento entre parejas del mismo sexo.
La inclusión coincidió con la encendida polémica que vive Costa Rica en relación con el presidente de la comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa, Justo Orozco, quien ha tenido lo que se considera un trato discriminatorio contra la población gay del país.
Así, en la nueva acepción matrimonio significa que “en determinadas legislaciones, unión de dos personas del mismo sexo, concertada mediante ciertos ritos o formalidades legales, para establecer y mantener una comunidad de vida e intereses”.
Asimismo, en marzo pasado, la RAE salió a establecer límites al llamado “lenguaje inclusivo” y mediante un extenso y documentado artículo, escrito por Ignacio Bosque y refrendado por las academias de Hispanoamérica, dejó claro que hablar de “culebros y culebras”, “niños y niñas”, “gerentes y gerentas” no solo era innecesario, sino una aberración que atenta contra el uso inteligente y oportuno del idioma.
La andanada de críticas en la red y en otros espacios se desató de inmediato, pero la RAE se mantuvo firme en que el lenguaje tiene extraordinarias posibilidades para la expresión, sin que ello signifique que haya discriminación como alegan algunos grupos.
En total entre acepciones y nuevos conceptos, el diccionario de la Real Academia de la Lengua incorporó 1627 palabras, las que se unen a los cambios experimentados en 2001, cuando se incluyeron 40 000 términos.
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