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El bajo mundo del Destino Manifiesto
Las invasiones filibusteras antes de la
Guerra de Secesión de los Estados Unidos (1861-1865)
Robert E. May
Ensayo histórico
Museo Histórico Cultural Juan Santamaría
2011
450 pgs.
Este libro del historiador estadounidense Robert E. May, publicado en inglés en 2002 y cuya traducción edita ahora el Museo Histórico Cultural Juan Santamaría, tiene gran valor de contenido sin duda, pero también por la excelente edición.
Se trata de un trabajo preparado concienzudamente, con abundante material bibliográfico y constituye una reveladora visión, desde la perspectiva de los Estados Unidos, de un investigador serio y comprometido con intentar un panorama lo más completo posible.
El historiador Robert May visitó Costa Rica en 2006 cuando ofreció varias conferencias y entrevistas y algunas de sus declaraciones generaron reacciones, pues se oponía a una idea bastante difundida de que los gobiernos de los Estados Unidos apoyaron, fomentaron y financiaron las campañas filibusteras como una estrategia de expansión territorial.
May señalaba que, aunque hubo casos de tolerancia de algunas de estas acciones e incluso de participación de figuras del ejército como de algunos gobiernos, existió una oposición política y legal contra la práctica del filibusterismo y que los infructuosos intentos por impedirla solo muestran la incapacidad material de los gobiernos estadounidenses de detener una tendencia civil exacerbada.
Aparentemente sus investigaciones lo llevaron a concluir que el filibusterismo tiene sus raíces en los primeros años de vida independiente de los Estados Unidos. Sin embargo, su clara manifestación se da muchos años después, exaltada por los procesos de expansión territorial hacia el Oeste del país sobre las tierras de los pobladores originarios y particularmente las luchas contra España por territorios como la Florida, Louisiana y Cuba, que luego gestó la doctrina del Destino Manifiesto y la guerra contra México.
El filibusterismo, según explica May, tenía mucho de la piratería, de buscafortunas, pero también de argumentaciones políticas y discursos “civilizadores” y expansionistas.
El aventurerismo era bien visto por los medios de comunicación y en la sociedad en expansión que era los Estados Unidos en la primera mitad del siglo XIX, este tipo de personaje conquistador era tenido por héroe en la población y muchas veces sus acciones fueron reconocidas y hasta recompensadas por los gobiernos. La más exitosa fue la intervención en Texas que culminó con la anexión de ese territorio, uno de los más ricos del país. Pero es claro que existió también una legislación que lo proscribía y esfuerzos, aunque no muy denodados, por combatirlo
También atribuye May razones de la inestabilidad política de Estados Unidos en los años previos a la Guerra Civil. Las posturas pro y contra el filibusterismo fueron una antesala del conflicto que estalló apenas unos meses después de que William Walker, uno de los más célebres y atrevidos jefes filibusteros, fuese fusilado en Honduras en 1860, luego de varios intentos de apropiarse de Centroamérica y haber sido efímeramente presidente de Nicaragua.
La aplastante derrota de Walker y sus seguidores y el desarrollo inmediato de la guerra civil en Estados Unidos, acabaron con el proyecto filibustero dejando secuelas en ambos bandos. Para los invadidos en Centroamérica exaltó el nacionalismo y la indignante memoria de la afrenta, para los aventureros invasores la frustración provocó necesidad de ajustar su visión del mundo.
Con abundantes citas a la prensa de la época, May recupera en el capítulo siete pasajes de lo que era el regreso de los derrotados. Luego de que naves hacían desembarcos sucesivos de los derrotados en el puerto de Nueva York, May señala:
“Pocas veces los neoyorquinos habían visto hombres tan dignos de lástima como los soldados derrotados de William Walker –particularmente sus soldados rasos. Usando un lenguaje que podría haberse aplicado fácilmente a los sobrevivientes de horrores posteriores tales como la prisión de Andersonville de la Guerra Civil o los campos de concentración nazis, los observadores hacían más comentarios sobre las mejillas hundidas de los filibusteros, su piel amarillenta, sus “ojos afiebrados,” y sus extremidades mutiladas. Muchos de esos veteranos sufrían por heridas debilitantes y enfermedades contraídas en el trópico. Otros retornaban cojos o mancos, pues habían sacrificado sus piernas y brazos por la causa de Walker. Muchos de los filibusteros que desembarcaron no tenían sombrero, camisa, medias ni zapatos. La poca ropa que llevaban puesta estaba hecha harapos.”
Así parecía cerrarse el capítulo de la aventura filibustera que en 1836 le había permitido a John A. Quitman y sus secuaces apoderarse de Texas para sumarla en 1845 al territorio de su país y que era recordada con una gloria de la expedición filibustera.
Aunque no de manera automática el filibusterismo está estrechamente relacionado con la agitación política que vivía Estados Unidos al inicio de la década de 1860.
Un caso es el del juez Archibald Campbell que refiere May en el capítulo nueve.
“Aun antes de la secesión del primer estad, el juez Archibald Campbell de la Corte Suprema maldijo a los filibusteros por la calamidad que se cernía sobre su país. Seis días después de la elección de Abraham Lincoln como presidente, en noviembre de 1860, Campbell, oriundo del estado de Alabama, vinculó las invasiones de William Walker a Nicaragua con el momento preciso en que, según él, los alborotadores sureños incubaban su plan de secesión. “Hace mucho estoy persuadido”, manifestó, “de que el programa separatista se consolidó en Montgomery en 1858… La liga sureña, el comercio de esclavos africanos y la conquista de Nicaragua fueron parte de él.”
Aunque este libro está destinado originalmente al lector estadounidense, que desconoce casi en su totalidad el fenómeno militar y político que el filibusterismo representa en la historia de su país, para los centroamericanos resulta de gran valor para complementar su historia y comprender de dónde y en qué circunstancias surge esta especie de piratería de infantería que agredió al territorio centroamericano y marcó a sus pueblos, que en la lucha por defender su soberanía establecieron para siempre el valor de su independencia.
Es un libro bien escrito, con un estilo fluido y una historia cautivante, sustentado con una extensa bibliografía, abundantes citas e ilustraciones.
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