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Cañas: hombre de Estado y empresario
Rafael A. Méndez
Ensayo histórico
EUNED
2012
La figura del general José María Cañas es esencial en el proceso histórico costarricense y destacada en el de Centroamérica. Su participación en hechos cruciales en la política de Costa Rica, su personalidad y su historia particular son cautivantes, sin embargo, poco se han ocupado los investigadores en este personaje.
La razón más obvia y que alegan algunos es que lo opaca la trascendental figura del presidente Juan Rafael Mora Porras.
El connotado interés con que el historiador Rafael A. Méndez asume la tarea de desentrañar la figura de Cañas culmina con este libro, uno de los escasos, y seguramente el más completo hasta ahora, sobre el ilustre personaje.
Oriundo del entonces poblado de Suchitoto en El Salvador, Cañas fue uno de los ocho hijos de Francisca Cañas Escamilla que procreó con el cura del pueblo José Marcelo Avilés. Su arribo a Costa Rica se dio en 1840 en la famosa goleta Izalco que, proveniente de El Salvador, traía entre sus pasajeros a ilustres figuras de la política centroamericana que acompañaban al derrocado general hondureño Francisco Morazán.
Cañas, entonces un capitán de 31 años, fue nombrado por el jefe de Estado Braulio Carrillo como comandante y juez del puerto de Moín y Matina. Rápidamente pone orden en la zona que ya padecía algunos conflictos y destaca como líder político.
Se mantiene es esa zona caribeña cuando se dan los acontecimientos de la segunda llegada de Morazán al país, el golpe de estado contra Carrillo y el breve gobierno de Morazán quien es capturado y fusilado.
El nuevo gobierno de José María Alfaro y José María Castro Madriz, crea la entidad privada Sociedad Económica Itineraria de Costa Rica, la cual debería encargarse de la construcción y recuperación de algunos caminos y vías esenciales para el país, principalmente la que comunica San José con Puntares, vital para las exportaciones de café. Esta sociedad comisionó a Cañas en 1844 para la construcción de un camino a Matina. Ese mismo año se casó con Guadalupe Mora Porras, hermana del poderoso empresario y futuro presidente Juan Rafael Mora.
Los éxitos reconocidos de su labor en la región Caribe, hacen que Cañas sea llamado a cumplir funciones en la más importante costa pacífica. En la Junta Litoral del Sur pasa a administrar aduanas en el puerto de Puntarenas, donde también su labor diligente le procura importantes réditos políticos y económicos, esto dispara su ascenso en la función pública.
En la región pacífica es donde desarrolla la mayor parte de su labor tanto política como empresarial.
El entonces presidente José María Castro Madriz le encomendó una importante misión diplomática en su natal El Salvador, donde procura apoyo para eludir una eventual invasión nicaragüense a Puntarenas a la vez que lleva los restos del general Francisco Morazán a ese país.
Luego, Cañas es nombrado ministro de Guerra y Hacienda, cargo que ocupó por unos meses apenas, pero que muestra la confianza y el rango político que ya había alcanzado.
En el gobierno siguiente de su cuñado Juan Rafael Mora, Cañas culminó su carrera política, primero como un hombre de confianza del presidente y luego como militar heroico en la guerra contra los filibusteros en 1856 y 1857, donde alcanzó el rango de General de División.
EL EMPRESARIO
En la costa pacífica se desarrolla como empresario en el cabotaje y es propietario de al menos dos embarcaciones para uso comercial.
En su ascenso político y sus vínculos sociales y comerciales, Cañas se desenvuelve como un hombre exitoso y consolida un solvente capital, como lo confirma este libro en sus capítulos finales.
“En múltiples ocasiones el general integró sociedades, ya fuese con su hermano, Manuel, con quien examinó diversas posibilidades de inversión en compra de tierras, así como importación y distribución de mercancías; de igual modo formó otras con el fin de exportar recursos de la nación como perlas y aceite de coco, a lo largo de la costa pacífica, o bien, para el desarrollo de actividades relacionadas con el cultivo cafetalero. En este tipo de sociedades mercantiles se le ve vincularse con personajes destacados del escenario nacional como José María Montealegre y con inversionistas extranjeros afincados en suelo costarricense.”
Pero quizás una de las actividades que más llamó la atención del investigador es la que se refiere al comercio inmobiliario, en la cual reunió un caudal importante que luego de su muerte su viuda reclamó, desde El Salvador, que, en su mayoría, se remataran para reunir el patrimonio con que enfrentó la crianza de sus ocho hijos e hijas.
LA EMPRESA FINAL
Condenado al exilio tras el golpe de Estado a Juan Rafael Mora, el 14 de agosto de 1859, Cañas fue recibido junto con su cuñado por su amigo Gerardo Barrios, entonces presidente de El Salvador. En su tierra natal pronto se acomoda y el presidente le contrata para la construcción de una importante vía, el camino entre San Salvador y el puerto de La Libertad.
Pero poco después debió abandonar el proyecto y dejarlo en manos de su socio Santiago González y el costarricense Faustino Montes de Oca, a quien había llamado para que lo asistiera.
José María Cañas emprende con su cuñado la aventura de una invasión a Puntarenas con la idea de retomar el poder en Costa Rica en setiembre de 1860.
La expedición fue reprimida con éxito luego de una fuerte refriega y Mora y Cañas hechos prisioneros. Máximo Blanco, militar a cargo de las tropas nacionales, fusila a Arancibia y Mora, pero deja con vida a Cañas y dispone que sea exiliado, pero un Consejo de Gobierno en San José le ordena que el salvadoreño debe ser también fusilado, lo cual ocurre en la mañana del 2 de octubre de 1860.
La prensa centroamericana destacó el hecho de la muerte de dos figuras heroicas. En El Salvador, en noviembre de 1860 se realizaron diversas ceremonias de homenaje al general José María Cañas.
Este libro de Rafael A. Méndez es la primera aproximación más sistematizada a la figura del general que hasta ahora ha permanecido en el misterio.
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