Abrir Noticia Guardar

Una dama y un caballero: Gabriela Sabatini e Iván Lendl

Los admiradores y amantes del deporte del tenis recordamos a veces con simpatía y asombro a la legendaria tenista argentina Gabriela Sabatini. Back de una sola mano (remate izquierdo), segura, confiada, firme, guerrera, Sabatini fue una distinguida tenista.

Los admiradores y amantes del deporte del tenis recordamos a veces con simpatía y asombro a la legendaria tenista argentina Gabriela Sabatini. Back de una sola mano (remate izquierdo), segura, confiada, firme, guerrera, Sabatini fue una distinguida tenista.
Para sacar desde atrás el back de una sola mano se requiere de mucha precisión, esfuerzo, técnica, confianza, levedad, naturalidad, fuerza física. En Sabatini se quebraba en mil pedazos la idea según la cual la mujer es el sexo débil. El back de una sola mano como lo hacía Sabatini requería de mucha fuerza.Y la feminidad de Sabatini permanencia intacta. Más  aun, quizá pueda empezar a definirse la feminidad como la unión de condimentos o “estancias psíquicas” como la seguridad, la confianza, la naturalidad, la firmeza, la fuerza física, etcétera.
El visionario Platón, hace 2500 años, decía que la mujer puede llegar a ser guerrera y filósofa. Gabriela Sabatini encarna a perfección este pensamiento de Platón.
También recordamos con agrado y asombro al que fuera destacado tenista: Iván Lendl. La virtud o “estancia psíquica” más notable en Lendl era la firmeza. Además, como lo requiere el bellísimo back de una sola mano, muchísima fuerza.
Tenemos a Iván Lendl y a Gabriela Sabatini como ideales. Personas en quienes confiamos plenamente. Personas dignas de admiración y respeto. Algo hacemos por superarnos, pero los citados tenistas nos llevan muchísimos kilómetros por delante.
Hemos conocido personas (no todas son así) que parece que son muy grandes: autoritarias, orgullosas, narcisas, algunas con altos títulos académicos, y nos han desilusionado. Antes ante una persona así nos inclinábamos: lo admirábamos y respetábamos, pero ahora estamos alerta. No es que nos hemos vuelto desconfiados, pero quizá ya vemos con más precisión la realidad. Digamos que nos hemos despabilado. Como dicen los refranes populares: “Caras vemos, corazones no sabemos” y “El hábito no hace al monje”.

  • Héctor Andrés Naranjo Rojas (Profesor)
  • Opinión
Notas

Este documento no posee notas.