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Desde siempre, el conocimiento ha sido poder. Eso lo han entendido muy bien, los que lo han detentado y lo detentan.
La historia pasada y actual muestra fehacientemente cómo los que tienen el poder político- económico o económico-político desean perpetuarse mediante el usufructo de la información y el tratarla de acuerdo con su conveniencia.
Recientemente, con la destitución de la Directora del Semanario UNIVERSIDAD, a manos del nuevo Rector de la UCR, de nuevo traje a mi memoria mis estudios formales, mi formación ortodoxa, repetitiva y llena de mitos.
Formación -que ahora comprendo muy bien– estuvo llena de medias verdades, mentiras, miedo al análisis, a pensar diferente a lo establecido.
Recordé la novela de Ray Bradbury “Fahrenheit 451” en la cual los bomberos tienen el cometido de quemar libros, ya que según el Gobierno, al leer los hombres empiezan a ser diferentes cuando deben ser iguales; el Gobierno vela por que los ciudadanos no cuestionen sus acciones. Será ese el caso que me ocupa.
Estuve siempre feliz de tener acceso a un periódico –no oficial del orden establecido- como es el Semanario, en donde sin limitaciones pude enterarme de situaciones, análisis y problemas económicos, políticos y sociales, como ningún otro medio periodístico lo hace. Por lo menos aprendí a ver las cosas desde un punto de vista más analítico, digno, honesto. Claro, admirando y respetando su dirección y línea editorial.
En el Semanario reaprendí, cómo una caricatura dice más que mil palabras.
Hoy temo que con la desventurada e inaudita acción del nuevo Rector -máxima autoridad- de la Universidad de Costa Rica, que siempre ha sido reducto de respeto del pensamiento disímil y esperanzador, eso cambie y se convierta en un impreso similar a otros periódicos nacionales.
Repruebo la destitución de su Directora, la forma dictatorial e injusta en que fue separada. Sin que haya existido antes una investigación previa. Irrespetándose el debido proceso. Y eso en una universidad.
Solo me resta, lógicamente, pensar que dicha actitud responda a deseos espurios y serviles de quedar bien con alguien: Gobierno, personas o instituciones internacionales.
Si por la víspera se saca del día, preparémonos.
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