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Cable ¿TICA?

Con asombro recibo la noticia de que a partir de julio del 2012 el Canal 15 de la Universidad de Costa Rica pasó a ser el canal 117 de la oferta de programación de la empresa de distribución de televisión por cable llamada “Cabletica”.

Con asombro recibo la noticia de que a partir de julio del 2012 el Canal 15 de la Universidad de Costa Rica pasó a ser el canal 117 de la oferta de programación de la empresa de distribución de televisión por cable llamada “Cabletica”.
Esto generará dos consecuencias inmediatas. La audiencia que hasta el día de hoy encontraba la señal del Canal Universitario (15) en el ya lejano número 58 tendrá ahora dificultades y poca costumbre de buscar esta señal en un canal tan distante.
Por otra parte, y lo más dramático, es que la señal televisiva universitaria quedará condenada a no estar en aquellos hogares cuyos receptores de televisión (televisores) tengan, entre sus características técnicas, una capacidad de tan solo 99 canales o menos.
Meses atrás la sociedad costarricense presenció la batalla que el Canal 9 tuvo que librar mediante una campaña pública, que pasó desde la opinión en diversos medios hasta la protesta contundente en la vía pública, buscando “exigir” la presencia de la señal del Canal 9 en la grilla de la cablera Cabletica.
A Cabletica, pareciera no interesarle tener un “tinte” nacional, pues su conducta en materia de programación elimina la posibilidad de que la sociedad costarricense tenga en la oferta televisiva contenidos con algún “tinte tico”, lo corrobora la reciente batalla que hiciera el Canal 9 y que hoy deberán iniciar el Canal 15 Universitario y el Canal Extra TV-42, además de otros canales nacionales.
El Canal 15 de la Universidad de Costa Rica hace un heroico esfuerzo de producir casi la mitad de su programación. Ha construido procesos muy rigurosos para la selección de contenidos enlatados que garanticen una narrativa y discurso audiovisual inclusivo, respetuoso de los derechos humanos, con perspectiva de género, plural y fundamentalmente NO violento. Todo esto porque piensa en la gente. Este esfuerzo se vio reconocido, recientemente, con el otorgamiento del Premio Nacional Joaquín García Monge a la difusión cultural por parte del Ministerio de Cultura, y también cotidianamente con llamadas de la audiencia que agradece contenidos constructivos, relevantes, pertinentes y nacionales.
El Canal 15 UCR ha contrastado frontalmente con una neurótica repetición de entretenimiento que se viste de concursos, donde la lógica del triunfo no está asociada al mérito, sino a la humillación de las personas participantes o al triste y millonario negocio de los mensajes de texto y las llamadas telefónicas, cuya facturación ha de ser enorme en cada episodio.
Cabletica tendrá, en su frecuencia o el canal 15, el canal del “tránsito”, una operación de videocámaras remotas que registra el movimiento vehicular en determinadas zonas. Esto no es ningún aporte cultural, educativo o de entretenimiento. En ese canal 15 de la programación de Cabletica, podría estar la señal del Canal Universitario y las videocámaras podrían estar en el 117.
Como profesora de la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva de la Universidad de Costa Rica, lamento que una vez más los servicios televisivos “nacionales” privilegien contenidos y señales que no contribuyen con la creación de una imagen e identidad propia, sino que reiteran en el estereotipo comercial foráneo. Llevo casi 20 años impartiendo los cursos de producción televisiva de la Escuela y considero que este tipo de decisiones no contribuye a estimular la capacidad de producción, a dinamizar al sector de producción audiovisual nacional, cuyo talento me consta pues lo aprecio desde las aulas universitarias. Esta decisión “extermina” la posibilidad de crear y consolidar una industria que provea las pantallas nacionales y que aspire a la exportación de contenidos audiovisuales. Terminamos reiterando la fórmula de hace 50 años, donde los contenidos y las pantallas lucen realidades, rostros e historias que nada tienen que ver con nuestra cultura e identidad.
Ojalá que la audiencia costarricense se sienta en condición de exigir a las empresas de distribución de televisión por cable que incorporen las señales nacionales tanto de servicio público como comerciales, pero sobre todo, que se sienta sujeta de tener una oferta televisiva relevante, pertinente, constructiva e inclusiva; es decir: con sentido.

  • Ana Xóchitl Alarcón Zamora (Profesora Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva, UCR)
  • Opinión
Joaquín García Monge
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