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¿Existe diferencia entre liderar y administrar en una organización?

El liderazgo es un conjunto de capacidades que motiva a las instituciones y demás entidades a ser cada vez más competitivas. Abre las fronteras al comercio, al servicio y a la buena gestión, generando que las personas se concienticen por dar más de sí mismas y que sean aún más eficientes hacia el logro de cada uno de los objetivos organizacionales.

El liderazgo es un conjunto de capacidades que motiva a las instituciones y demás entidades a ser cada vez más competitivas. Abre las fronteras al comercio, al servicio y a la buena gestión, generando que las personas se concienticen por dar más de sí mismas y que sean aún más eficientes hacia el logro de cada uno de los objetivos organizacionales.
Es por eso que todavía se puede encontrar en muchas áreas de trabajo a personas comprometidas con ese cúmulo de competencias junto a muchos profesionales y colaboradores que tienen un claro camino hacia las labores que deben realizar, hacia el cumplimiento de las metas diarias y donde existe una figura muy clara de quién lleva la batuta sin necesidad de manifestarlo con palabras, sino con actos, convicción y compromiso dentro del ambiente de trabajo en equipo: el líder.
Muchos consideran que la administración y el liderazgo son sinónimos, pero resulta forzoso hacer una clara distinción: el liderazgo es una capacidad significativa del profesional que debe considerase como una condición primordial y de sumo valor, pues la aptitud y virtud para ejercer un liderazgo efectivo es clave para ser profesionales eficientes, para hacer cumplir todas las tareas bajo funciones claras con un alto nivel de discrecionalidad, sumado al respeto en cuanto al apoyo de las funciones que deben cumplir los colaboradores. El líder decide la orientación que se debe seguir.
Los administradores son piezas fundamentales dentro de las organizaciones que deben reflejar sus beneficios, por medio de una figura guía que promueva el fortalecimiento práctico. La forma de actuar de un líder debe ser sencilla, veraz y con gran capacidad de orientación e integración de todos los miembros que conforman el área de trabajo, ser capaz de expresar libremente sus ideas y que le sean respetadas y apoyadas, ser capaz de perseverar por sus principios y tener excelentes relaciones humanas, pensar con estrategia al involucrar al personal que le rodea en cada uno de los proyectos y donde su manera de pensar no la implemente como suya, sino sobre la base de apreciables aportes recibidos por los colaboradores que lo acompañan. El administrador decide cómo va a ejecutarse lo que el líder ha precisado.
¿Las instituciones del Estado costarricense cuentan con un claro enfoque a la hora de colocar en puestos importantes a líderes que fortalezcan sus áreas de trabajo?
Mi respuesta es que no. Muchas instituciones que conforman la estructura estatal costarricense desconocen esa responsabilidad. Esto conlleva a contratar personas en puestos estratégicos que, aunque brindan sostenibilidad a los procesos y cumplen con las tareas diarias, desconocen el compromiso institucional con el talento humano, pues su pensamiento no está dirigido al cambio dinámico, a la mejora constante o al fortalecimiento de las relaciones laborales que crean productividad organizacional, al carecer de la actitud y aptitud que exige el buen liderazgo.
No es fácil encontrar a líderes proactivos que busquen motivar e inspirar al personal, que transmitan energía a la gente para superar las barreras políticas, que no se centren en la burocracia y que reconozcan la importancia de los recursos sanos para la satisfacción de las necesidades humanas, generalmente insatisfechas. Importantes puestos de mando se encuentran ocupados por personas que cumplen tareas encasilladas dentro de un lapso político y que serán desarrolladas únicamente “mientras dura la administración presidencial”.
Por ello, es necesario colocar en una balanza los valores y recursos institucionales, marcar un orden en cada uno de ellos, apreciando altamente la calidad humana, los esfuerzos y el compromiso de manera individual y el cumplimiento de nuestros deberes como colaboradores, sin perder de vista los hechos que influyen en la formación de equipos que comprendan la visión, la estrategia y el cumplimiento de los objetivos a favor de un crecimiento institucional serio, responsable, comprometido y sano.
¿Existe diferencia entre liderar y administrar? Sí. Generalmente, las instituciones y corporaciones, colaboradores y profesionales confunden esos dos términos, puesto que lo más común es encontrar personas que se supone están liderando y gestionando un equipo de trabajo, pero lo que realmente hacen es administrarlo, lo que provoca una problemática sin fin; precisamente, por la carencia de destreza y aptitud, porque administrar es mucho más sencillo que liderar.

  • Laura Rebecca Prendas Castillo (Administradora de Recursos Humanos)
  • Opinión
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