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El Dr. Walter Antillón Montealegre, en un profundo análisis de la realidad política nacional, cuestionó la democracia costarricense y sugirió algunos cambios para su consolidación. (Foto: Laura Rodríguez Rodríguez)
La necesidad de cambiar el sistema imperante para que la voluntad popular sea escuchada y para que el pueblo realmente informado tenga una participación activa en las decisiones nacionales es fundamental, si queremos una verdadera vida en democracia, advirtió el Dr. Walter Antillón Montealegre, profesor emérito, catedrático con 50 años de práctica académica en el campo del derecho en la Universidad de Costa Rica y en otras instituciones de educación superior.
Este reconocido jurista y conferencista internacional, disertó sobre el tema de “La democracia”, como Lección Inaugural del II Ciclo Lectivo 2012 de la Universidad de Costa Rica, el 6 de agosto en el auditorio Alberto Brenes Córdoba, la cual la dedicó a la memoria de Vicente Sáenz, en reconocimiento a sus luchas.
Antillón Montealegre es un convencido del postulado de Abraham Lincoln, de que la democracia es el gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo, que debe regirse por principios de dignidad humana, solidaridad, igualdad política, participación efectiva, entendimiento ilustrado y toma de decisiones.
“Los gobernantes después de hacerse elegir por la mayoría del cuerpo electoral, se dedican a satisfacer los intereses de los poderosos y a medrar con ello”, y eso se refleja en la apatía, la desmotivación y la frustración de los votantes y “en los sectores populares y medios se incuba peligrosamente la idea de que la democracia no sirve, que lo mejor sería que viniera un “hombre fuerte” a poner remedio a los males que nos afligen”, alertó.
En la llamada democracia representativa costarricense, se convoca a la ciudadanía a que emita un voto cada cuatro años y que sea una élite política la que mande, sin que el pueblo tenga la posibilidad de hacerse oír, pida cuentas o destituya a quienes no cumplen efectivamente con su labor, reclamó.
En su disertación expresó que “por aproximación, por costumbre o por falta de claridad le seguimos llamando democracia”, aunque lo que vivimos en Costa Rica “no es una democracia en el sentido estricto”.
Entre sus planteamientos sugiere foros donde se pueda cuestionar la labor de los representantes políticos, en los cuales rindan cuentas y brinden explicaciones de sus acciones, y que se les puedan cuestionar e incluso remover de sus puestos.
Antillón considera necesario el empleo de otros mecanismos de consulta, que se aprovechen las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, para que los representantes elegidos por el pueblo conozcan lo que realmente piensa la ciudadanía, que se recurra más a la consulta directa o referéndum, para la toma de decisiones de algunos temas.
También se manifestó a favor de la democracia directa, como la que se ejerce en dos cantones de Suiza, en donde el pueblo se reúne, opina, toma decisiones. “Aquí esto se le ha considerado imposible, aunque nunca se ha puesto a prueba”, aseveró.
En su criterio, el futuro de la democracia del país no es alentador, razón por la cual en su planteamiento propone el pasar del lema “El tiempo es oro”, propia del capitalismo, hacia “El tiempo es vida en democracia”, y así generar cambios que permitan una verdadera participación del pueblo. Lamentablemente el régimen capitalista reclama el tiempo y el esfuerzo de los trabajadores, con jornadas de trabajo cada vez más largas y vacaciones cada vez más cortas, lo que no le permite a la ciudadanía dedicar el tiempo para estar informado y para participar en política, acotó.
“Una democracia de esta calidad necesita un cambio en las relaciones productivas, porque esto que venimos hablando de movilizaciones, de intervenciones en asuntos públicos, no se puede hacer si el pueblo sigue sometido a un régimen de trabajo que le consume cinco o más días de la semana, y se necesita que el pueblo tenga tiempo para informarse, para cultivarse y para participar.
Explicó que “al cabo de una semana de fatiga y tensiones, solo le queda libre uno o dos días…Ocurre que la gente dedica esos días a evadirse en el alcohol, la droga y /o el entretenimiento, y a tratar de descansar y reparar fuerzas para iniciar el nuevo ciclo. En esas condiciones ni lógica ni fácticamente tiene cabida una práctica democrática”.
Afirmó que la educación es la vía para despertar la conciencia democrática y la soberanía popular, para abandonar la cultura consumista y el individualismo.
Se manifestó a favor de un trabajo voluntario y sin recompensa, de quienes se comprometan en esto; “debemos trabajar en todos los sentidos en que se pueda impulsar una toma de conciencia por parte del pueblo, sin esperar resultados inmediatos”, añadió.
“Otro mundo es posible, pero conquistarlo, llegar a él, tiene que ser producto de un esfuerzo que empeñen las generaciones actuales y posiblemente las venideras, en un arco de tiempo prolongado”, expresó.
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