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¿Y quién dijo que las princesas eran sosas bellezas esperando ser salvadas por un príncipe? ¿Quién dijo que el príncipe azul tenía que salvar a la Cenicienta, a Blanca Nieves o la Bella Durmiente?
Estas son las interrogantes que la dramaturga Aylin Morera intenta responder con su nueva pieza teatral titulada “Las princesas azules”, que se presentará en el Teatro Enrique Acuña en octubre próximo.
“Como el lenguaje nunca es inocente, nuestro espectáculo presenta algunos cuentos basados en la deconstrucción de los más famosos relatos infantiles publicados por primera vez por Charles Perrault en 1697: ‘Caperucita Roja’, ‘Cenicienta’, ‘La bella durmiente’ y ‘Blanca Nieves’. Incluimos también, ‘El patito feo’, de Hans Christian Andersen, y ‘La Cucarachita Mandinga’, de la costarricense Carmen Lyra”, detalló Morera.
Para el montaje de “Las princesas azules”, Morera recurrió a la agrupación Teatro Archipielago, fundada en 2003 y que ese año debutó con la obra “Que lindas que son las ticas pero solo las lindas”.
Según Morera, en la agrupación están “conscientes de que el lenguaje es en sí mismo una FORMA de máscara: cubre y devela. Y nos interesa deconstruir lingüística y escénicamente estos cuentos como un intento de revelar la tragedia que se esconde detrás de estos relatos de hadas. De manera que de una forma divertida desenmascaramos los discursos e invitamos a los y las espectadores a repensar y a enfrentarlos a una relectura de las palabras con que construimos nuevos sinos y una reconsideración de las creencias personales”.
Con una gran economía escenográfica, Eric Calderón y Sally Molina tomaron el reto de replantear el derecho humano a ser diferente y ser respetado por ello, a que toda mujer es dueña y artífice de su destino o que la juventud femenina no debe ser el parámetro que riga los sueños de las niñas del mundo.
En próximas semanas se confirmarán las fechas de la temporada de “Las princesas azules”.
PRINCESAS EMPODERADAS
A criterio de la dramaturga Ailyn Morera, es necesario deconstruir discursos que subyacen en los cuentos clásicos protagonizados por princesas debiluchas, con rasgos psicológicos de dependencia, baja autoestima y la belleza física como su único atributo personal. “El sistema patriarcal va encontrando formas estratégicas para continuar la colonización de nuestros cuerpos y de nuestras mentes. El mandato de la princesa continúa a pesar de que las mujeres se han incorporado al mercado laboral. Ahora son princesas muertas de hambre, porque tienen que mantener delgado un cuerpo, no para sí, sino para los demás”, enfatizó Morera.
Con la estructura del teatro cabaret, el grupo Teatro Archipielago continúa con la línea de sus proyectos anteriores, donde se abordan temas de la cotidianidad con una perspectiva de género integradora, y comprometidos a releer la historia como una forma de diseñar nuevos caminos.
Morera agregó que “deconstruir es un acto de inteligencia, de humanidad y de justicia. Nos permite preguntarnos sobre esa ‘natural-verdad’ que la cultura nos impone y que ni siquiera se nos ocurre cuestionar”.
Otro de los temas abordados en “Las princesas azules” es la erotización femenina como un parámetro para medir el éxito de la mujer en la sociedad contemporánea. Y asociado a esos logros se vincula directamente la juventud y la belleza, lo que implica una devaluación de la mujer; se “devalúa” cuando pasan los años y pierde sus atributos físicos.
La dramaturga considera que un ejemplo de la violencia contra las mujeres es la erotización extrema, que lleva a muchas a exponerse al uso de vestuarios, ornamentos o tratamientos quirúrgicos para alcanzar esos estándares sociales.
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