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La motivación es una palabra clave en las respuestas sobre los alcances del Programa de Transferencias Monetarias Condicionadas (TMC) Avancemos a las familias en situación de vulnerabilidad social y condiciones de pobreza con acceso a la educación, con el fin de propiciar la permanencia de jóvenes en el sistema de educación formal y no formal.
Así se desprende de un estudio realizado por dos investigadoras del Instituto de Investigación en Educación (INIE) de la Universidad de Costa Rica (UCR), quienes analizaron las transferencias económicas del programa Avancemos, del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), y su aporte en el componente educativo y socioafectivo de las familias beneficiarias durante el período 2006 -2010.
La motivación se ha convertido en el combustible que mueve a la sociedad. Por ello, las teorías al respecto del psicólogo humanista estadounidense Abraham Maslow resuenan hoy con nuevos bríos.
Maslow define una jerarquía de necesidades humanas y argumenta que estas se agrupan en distintos niveles dentro de una pirámide, de tal manera que las necesidades situadas en la parte superior de la pirámide (autorrealización) solo requieren la atención de las personas cuando estas tienen satisfechas las necesidades más básicas o aquellas que se colocan en la parte inferior de la pirámide (fisiológicas, seguridad, sociales y estima).
Las especialistas del INIE conciben las transferencias monetarias condicionadas de Avancemos como factores que facilitan la satisfacción de esas necesidades de las familias participantes en el programa, con el consecuente mejoramiento de las condiciones de vida, educativas y socioafectivas de los estudiantes, lo que los motiva a continuar en el sistema educativo. En palabras de Maslow, “… encontrar un sentido a la vida mediante el desarrollo potencial de una actividad…”, en este caso, al formar parte de un sistema educativo como expectativa de éxito.
MÁS ALLÁ DEL DINERO
Según las licenciadas Yensi Vargas Sandoval y Marianela González Zúñiga, investigadoras a cargo del estudio, en el caso particular del programa Avancemos existen evaluaciones que han destacado, desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo, su importancia como parte de la política social destinada a combatir la pobreza y la desigualdad social.
Sin embargo, en aras de un conocimiento real del impacto social de este tipo de programa, es necesario distinguir los resultados a largo plazo relacionados con la formación de capital humano y la generación de capacidades en la población beneficiaria, aseguraron.
Vargas y González analizaron los primeros cuatro años de ejecución de Avancemos, el cual se centra en impulsar la permanencia de los jóvenes en el sistema educativo. No obstante, son múltiples los factores que, además de los problemas económicos, afectan a los estudiantes que ingresan a la educación secundaria.
El foco de interés para esta investigación giró en torno al aporte del componente educativo que se deriva de las transferencias económicas de Avancemos y desde la perspectiva de distintos actores: estudiantes de secundaria, familia, docentes y directores de centros educativos. La idea era trascender el tema de la retención escolar como efecto del programa, para abarcar distintos aspectos que reportaran los actores involucrados en esa dinámica educativa.
Para Vargas y González eran necesarias algunas preguntas esenciales para una evaluación cualitativa de los resultados del programa Avancemos, entre estas: ¿cómo han contribuido a solventar las necesidades de las familias los ingresos percibidos?, ¿cuál es el aporte que se puede constatar en el componente educativo?, ¿contribuye el beneficio a mejorar el desempeño escolar de los estudiantes? y ¿cuál es la valoración del programa por parte de los distintos actores involucrados dentro del proceso educativo?
En el área socioafectiva consideraron referentes como la autoeficacia (juicio de las personas para obtener niveles determinados de rendimiento y metas), motivación hacia el logro y la autoestima (percepción valorativa que la persona mantiene de sí misma) y su relación con la valoración de los cambios materiales y en la calidad de vida que experimentó cada uno de los beneficiarios y sus hogares, a partir del apoyo económico otorgado por Avancemos.
Mediante la realización de trabajo de campo durante año y medio en los colegios Técnico Profesional de Pococí, Liceo Experimental Bilingüe de Pococí y Liceo de Aserrí, las investigadoras desarrollaron talleres y grupos de discusión con estudiantes que participan en el programa. Asimismo, efectuaron entrevistas a algunas familias y a autoridades educativas de los colegios seleccionados, incluidos los educadores a cargo de la dirección, el personal docente y las profesionales que trabajan en el departamento de Orientación quienes trabajan directamente con los estudiantes que obtienen la transferencia monetaria y pueden informar acerca de su desempeño educativo.
SENTIDO DE INDEPENDENCIA
Entre algunos de los datos que arrojó el estudio destacan que los estudiantes adquieren un sentido de independencia con responsabilidad en el manejo del dinero y minimizan el sentimiento de ser una carga más para sus familias.
Al mismo tiempo, logran el acceso a la recreación al estar en capacidad de compartir con sus iguales en espacios de socialización propios de la realidad adolescente. “Esos espacios fundamentales dentro de su círculo social contribuyen a no ser diferenciados por su condición de pobreza y de beneficiario del Programa” destacó Vargas.
Otro elemento valioso se refiere al acceso a la tecnología (electricidad, Internet, computadora y teléfono) y el desarrollo de ciertos roles en torno a los derechos de los adolescentes.
Al respecto, González comentó que “la educación no es solo ir al colegio, se requiere de una serie de artículos (ropa, alimento, materiales, acceso a la tecnología) y de condiciones socioafectivas (salud física y emocional) que en conjunto ayudan a luchar y a salir del círculo de la pobreza. Es allí donde la transferencia monetaria aporta sin duda alguna a la autorrealización de los jóvenes”.
La investigación también mostró que si los jóvenes están motivados, permanecerán en el sistema educativo de manera exitosa. “Si queremos garantizar permanencia, debemos procurar a estos estudiantes un espacio socioeducativo y socioafectivo equitativo e idóneo, que los impulse a estudiar y a ser responsables, lo cual se refleja en su interés y desarrollo en el sistema educativo. Y todo eso lo potencia la transferencia monetaria de Avancemos”, afirmaron las académicas.
El informe final de esta investigación se encuentra a la espera del aval del comité científico del INIE y luego la información será compartida con los diferentes actores involucrados: IMAS, centros educativos, familias y estudiantes.
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