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¿Es posible abordar la seguridad ciudadana desde la mirada de las mujeres?, claro que sí. Para la investigadora Licda. Marcela Piedra Durán no solo es factible adentrarse en el análisis de la seguridad ciudadana tomando como elemento central las necesidades e intereses de las mujeres, sino que es un imperativo para lograr una mejor convivencia para todas las personas.
Para analizar este tema a fondo desarrolló, durante el 2011, el proyecto de investigación Seguridad ciudadana para las mujeres: una nueva forma de pensar la seguridad de manera inclusiva. En el estudio contó con la colaboración de Danny Esquivel Lobo, en el Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica (UCR), con el apoyo de la Fundación Friedrich Ebert en Costa Rica.
Su propuesta se centra en que “la necesidad de un enfoque de seguridad, basado en el ejercicio de los derechos humanos, pasa necesariamente por la inclusión de la violencia de género en las políticas, planes y programas de seguridad como un todo y no solamente en lo referido a la violencia intrafamiliar”.
VIOLENCIA EN LA CIUDAD
La violencia intrafamiliar, aunque es sin duda una de las formas de violencia que ataca fuertemente a las mujeres, no es la única.
En su análisis, la investigadora hace ver la importancia de otros tipos de violencia que se producen en el espacio público y que limitan el accionar de las mujeres y aumentan su percepción de inseguridad.
La Licda. Piedra afirmó que “cuando se plantea que existe violencia contra las mujeres en las ciudades, no solo nos referimos a los delitos tradicionales que dificultan la vida cotidiana, tales como hurtos, robos, asaltos y violaciones. También estamos hablando de fenómenos vinculados a la forma en que se concibe el desarrollo urbano, a la falta de participación ciudadana y a la dificultad de acceso a los servicios, entre otros”.
Entre estos fenómenos destacó que las necesidades de las mujeres están ausentes en el diseño y construcción de los espacios públicos en las ciudades, donde la falta de iluminación, el tipo de aceras, de paradas de buses y estacionamientos, así como el descuido de los parques, las exponen a situaciones de vulnerabilidad como manoseos e incluso violaciones.
UN PACTO DE CONVIVENCIA
Incorporar la visión de género en los planes y políticas de seguridad ciudadana permitiría, a juicio de la politóloga, fortalecer el ejercicio de los derechos de las mujeres y su ciudadanía activa, al reducir la violencia pública y privada.
Esto se traduce en un beneficio para todos los miembros de la sociedad: niños y niñas, jóvenes, hombres y adultos mayores, pues si un espacio es seguro para las mujeres lo será también para los demás. Lograr la seguridad en las ciudades es vital para el uso y disfrute de sus servicios y los espacios públicos.
Desde esta visión, es posible “repensar la ciudad como un lugar seguro, con servicios públicos adecuados, con sistemas de iluminación que garanticen la circulación sin miedo, con lotes baldíos debidamente cercados, con medios de transporte público eficientes, centros de atención municipal y nacional acordes con las demandas y necesidades de todos y todas”.
RECOMENDACIONES
Con base en consultas realizadas a expertas en el tema y a mujeres particulares, el estudio aporta varias recomendaciones para guiar la creación de una política de seguridad ciudadana con perspectiva de género.
Se recomienda orientar esta política en áreas prioritarias como: Cambio cultural para luchar contra la cultura patriarcal y el uso de la violencia, mayores y mejores relaciones interinstitucionales para abordar la inseguridad, promocionar y utilizar mejor los instrumentos legales existentes en materia de derechos humanos, el Estado debe garantizar la autonomía física y económica de las mujeres para romper los vínculos de dependencia con los hombres y fortalecer el ejercicio de la ciudadanía de las mujeres.
Un aspecto fundamental para lograr estos cambios es integrar, con enfoque de género, el trabajo entre todas las instancias encargadas de la seguridad (policía, Poder Judicial, Ministerio de Justicia, instituciones de atención como la Delegación de la Mujer del Instituto Nacional de las Mujeres, entre otras), la prevención, la atención y el seguimiento.
También se considera necesario generar estadísticas desagregadas por sexo que permitan incluir el tema en la política criminal del país y darles el lugar de importancia que merece, así como contemplar la victimización y la sensación de inseguridad en la formulación de políticas de seguridad ciudadana.
Además, es imprescindible promover la participación de las mujeres a la hora de formular e implementar políticas públicas, creando y garantizando las condiciones y mecanismos requeridos para su inclusión.
Los resultados de este estudio se encuentran publicados en el libro Seguridad ciudadana para las mujeres: una propuesta de política pública con perspectiva de género. El documento completo se puede descargar en el sitio de la Fundación Friedrich Ebert http://www.fesamericacentral.org, en la sección de publicaciones.
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