Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
La reciente declaración del máximo ente del mundo en materia de futbol, mostró sorpresa para un gran grupo de conocedores y fanáticos del fútbol, pero no lo fue tanto para otro grupo -en el que me encuentro- que ya presentía este resultado. La FIFA anunció que en las próximas competiciones oficiales hará uso de las polémicas cámaras y chips integrados en los balones para determinar si ciertas jugadas son goles o no lo son, cuando se hace difícil para los jueces arbitrales determinar si el balón entró o no en la línea del marco.
Lo cierto del caso es que ante la constante presión de distintos actores sociales que se ven involucrados con el mundo del fútbol (o cuando para algunos este es el centro de sus vidas), desde los medios de comunicación, los aficionados, y hasta los mismos jugadores, Joseph Blatter, máximo dirigente del organismo, decidió dar el brazo a torcer ante lo que ya parecía inevitable: el fútbol, como práctica cultural vital en muchas de las sociedades (moviendo personas, pasiones y mucho dinero, algo sumamente importante en nuestros días) no podía escapar de la perfectibilidad que las sociedades occidentales buscan a través de las nuevas tecnologías, en las que se trata de minimizar hasta donde sea posible nuestra “innata imperfección humana”, y que con las nuevas tecnologías de grabación de video en tiempo real, estas se posicionan como la mejor manera de aplacar la “ansiedad futbolera” de saber si el árbitro pitará gol o no cuando el balón parece ingresar al marco.Los ejemplos de estas situaciones son abundantes, tanto en nuestro fútbol nacional como en el fútbol mundial, siendo el último caso de la eliminación de la selección de Ucrania ante Inglaterra (que paradójicamente se había visto perjudicado por la misma situación en la Copa Mundial de Sudáfrica 2010 ante Alemania) en la pasada Eurocopa la gota que derramó el vaso [futbolero].
Lo que pretendo decir en estas líneas es que Blatter (y todos los que lo apoyaban), con su idea de seguir confiando en la capacidad y confianza de los árbitros, estaba planteando un imposible ante el mundo en el cual vivimos. En este, cada vez hay menos espacio para los constantes errores humanos y en la medida en que estos puedan ser corregidos, se preferirá taparlos con alguna nueva tecnología que constantemente nos bombardea.
Es entendible la posición de estos señores al querer defender la manera “clásica” de jugar fútbol, pero ¿acaso no es tentadora la oferta de utilizar cámaras en el terreno de juego, como una forma de aplacar nuestra ansiedad futbolera? ¿Qué otras opciones existen, si en nuestra sociedad se nos impulsa constantemente a hacer uso de aparatos externos a nuestra capacidad cognitiva a la hora de tomar decisiones? Nuestra vida “tecnologizada” está llena de celulares, chips, cámaras, GPS, buscadores rápidos, etc., que cada vez más se encargan de tomar decisiones por nosotros, de hacer nuestras tareas, y de pensar por nosotros… y ahora se encargarán de decidir nuestros goles.
Si bien en primera instancia únicamente se piensa utilizar las cámaras en el futbol solo para determinar los “goles fantasmas”, solo es cuestión de tiempo para que estas tecnologías sean llevadas hacia todas las esferas de la práctica del futbol: se utilizará para determinar si fue saque de esquina o no, se utilizará si fue penal o no, se utilizará para ver si el jugador se merecía la roja o amarilla, etc. De momento solo les queda a los fanáticos del futbol “clásico” aprovechar los últimos esbozos de “imperfección humana” de los jueces arbitrales.
Este documento no posee notas.