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La verdad ¿nos hará libres?

En su derecho de respuesta “En honor a la verdad” publicado en la edición anterior (No.1958), la politóloga Ana Lucía Hernández Díaz reclama porque su artículo “Retos futuros de la dirección del Semanario Universidad. Respuesta al artículo del Dr. Helio Gallardo” fue publicado al mismo tiempo que el del catedrático Gallardo (“La tradición del Semanario”).

En su derecho de respuesta “En honor a la verdad” publicado en la edición anterior (No.1958), la politóloga Ana Lucía Hernández Díaz reclama porque su artículo “Retos futuros de la dirección del Semanario Universidad. Respuesta al artículo del Dr. Helio Gallardo” fue publicado al mismo tiempo que el del catedrático Gallardo (“La tradición del Semanario”).
Para refrescarle la memoria a los lectores, la señora Hernández envió a este Semanario un documento en el que respondía a un artículo de Gallardo ¡que no había sido publicado aún! ¿Magia? ¿Poderes mentales? Nada de eso. Ella explicó que le llegó a su correo personal.
En la queja publicada por doña Ana Lucía dice: “una vez que recibí el texto en mi correo personal, elaboré la respuesta y la envié al Jefe de Redacción. Posteriormente y de manera oportuna le solicité al mismo Jefe de redacción que la publicara con posterioridad a la publicación del artículo al que me referí, a pesar de lo cual, haciendo caso omiso de esa solicitud, se hizo aparecer ambos artículos en la misma edición”.
Como jefe de Redacción, debo aclarar que recibí el lunes 6 de agosto un correo que registraba como hora las 2:36 p.m., en el cual de manera escueta la señora Hernández Díaz me comunica: “adjunto el texto de un artículo para su publicación en el Semanario Universidad de esta semana como respuesta al artículo del Dr. Helio Gallardo” (subrayado mío).
Inicialmente, la lectura de este mensaje me produjo una gran sorpresa, pues no entendía –a pesar de que manejo la sección de Opinión- porqué doña Ana Lucía me hablaba de un tema que todavía no se hacía público. En un momento de ingenuidad, pensé que ella se había equivocado de artículo.
En vista de la anterior duda, cerca de las 8 de la noche del lunes 6 –en medio de los preparativos de la edición que saldría impresa el miércoles 8-, le remití un correo a la señora Hernández, para que me precisara a cuál artículo de don Helio se refería. En un mensaje subsiguiente ella me respondió: “me refiero al que viene en el Semanario de esta semana”. De inmediato remitió otro que decía: “Por cualquier cosa, éste es el artículo al que me estoy refiriendo” (incorporó en formato digital el mencionado archivo del artículo del señor Gallardo). No es si no en este tercer mensaje, que aclara: “por supuesto que el  mío deberá salir posteriormente”.
Independientemente de que la señora Hernández Díaz haya solicitado o no que se publicara su artículo después del de Gallardo, esta era una decisión que correspondía a la Dirección de este Semanario. En ningún medio de comunicación se aceptan injerencias externas acerca de cuándo, cómo o dónde publicar artículos de opinión, a no ser que alguna persona tenga privilegios o influencias especiales. Una imposición como esta solo puede verse como un atentado a la independencia informativa del medio.
En el caso aquí en mención, la Dirección de UNIVERSIDAD consideró que ante los graves hechos y sin que existiera un antecedente histórico similar en este Semanario, lo que cabía era hacerlos del conocimiento de las personas lectoras, máxime que este periódico ha sido objeto en los últimos meses de ataques sin fundamento, por parte de personas que al parecer se alimentan de un inexplicable rencor político hacia la pasada administración universitaria y que en ese afán quieren pasarle la factura al equipo periodístico de este medio, cuyo único pecado es tratar de hacer –con escasos recursos- no solo un periodismo decente y acorde con los principios que establece el Estatuto Orgánico de nuestra Institución, sino también de cumplir con el anhelo –como se lo planteamos hace algunos días al rector Henning Jensen en una carta abierta- de que “el Semanario UNIVERSIDAD siga creciendo sin ataduras”.
Ya se le ha pedido a la Contraloría Universitaria que investigue lo ocurrido con el citado documento y lo menos que podríamos esperar de doña Ana Lucía y de las autoridades de esta Universidad, es que apoyen la investigación de este penoso hecho, tan éticamente cuestionable.

  • Eduardo Ramírez 
  • Opinión
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