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Acusación de Jefe de Seguridad de Uribe en EE.UU. genera revuelo en Congreso

El jefe de seguridad del expresidente colombiano Álvaro Uribe, Mauricio Santoyo, reconoció ante tribunales de los Estados Unidos, la semana pasada, haber trabajado para grupos de paramilitares y narcotraficantes, dando una vuelta más a la tuerca de los escándalos en torno al exmandatario.

El jefe de seguridad del expresidente colombiano Álvaro Uribe, Mauricio Santoyo, reconoció ante tribunales de los Estados Unidos, la semana pasada, haber trabajado para grupos de paramilitares y narcotraficantes, dando una vuelta más a la tuerca de los escándalos en torno al exmandatario.
Como en ocasiones anteriores con otros de sus asesores (ministros, militares, agentes de seguridad, entre otros), Uribe afirmó desconocer esas actividades ilegales, aunque, en este caso, el general Santoyo no solo fue su jefe de seguridad en la presidencia, sino que trabajó con él desde su período de gobernador en Antioquía, hace más de una década.
 
LOS CARGOS
Al general Santoyo se le acusa de haber aceptado sobornos de la poderosa red de sicarios de Medellín, la “Oficina de Envigado” —creada en la década de los años 80 por el narcotraficante Pablo Escobar—, y de las hoy desmovilizadas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) —un grupo paramilitar de extrema derecha que sirvió de apoyo para Uribe desde sus primeros años en la política—, a cambio de información sobre procesos abiertos en contra de esos grupos por los servicios de inteligencia de Colombia, del Reino Unido y de los Estados Unidos.
En una declaración escrita y entregada a los tribunales norteamericanos la semana pasada, Santoyo admitió haber informado a los miembros de las AUC de detenciones previstas por los cuerpos de seguridad, incluyendo operaciones del Departamento Antidrogas Estadounidense (DEA), la realización de escuchas telefónicas no autorizadas, entre otras cosas.
Además, entregó a las AUC datos indispensables para los operativos de este grupo paramilitar, tanto los vinculados a la llamada parapolítica como al tráfico de estupefacientes. Según las autoridades estadounidenses, el general también habría facilitado el nombramiento de policías corruptos para que asistieran a la “Oficina de Envigado” y AUC en sus operaciones.
«Esta importante acusación responsabiliza a un individuo malhechor que abandonó su deber de proteger a los colombianos para servir a sus propios intereses y a los de los traficantes de drogas y terroristas», dijo el fiscal del Tribunal Federal, Neil H. MacBride, sobre el general Santoyo.
LARGA RELACIÓN CON URIBE
La investigación sobre Santoyo arrancó con las declaraciones de tres jefes de las AUC extraditados a Estados Unidos por el propio Uribe: Salvatore Mancuso, Juan Carlos El Tuso Sierra y Carlos Mario Jiménez, conocido como Macaco.
Los tres eran dirigentes de las AUC y su extradición provocó polémica en Colombia, donde se acusó a Uribe de pretender callarlos al enviarlos a Estados Unidos, después de haber negociado con ellos su desmovilización precisamente a cambio de no extraditarlos.
El general Santoyo mantuvo una larga relación con Uribe, a quien conoció —según los medios colombianos— en 1995, cuando formaba parte de la unidad antisecuestro de la Policía.
Después asumió su custodia personal, tanto en la primera campaña que lo llevó al poder como durante sus dos períodos presidenciales (2002-2010). Los cargos contra Santoyo se refieren a delitos cometidos entre 2000 y 2008, lo que “implica que la colaboración de Santoyo con los narcotraficantes se habría mantenido mientras trabajaba en la presidencia con Uribe”, como señala la BBC.
Esa larga relación de trabajo dio como resultado que Santoyo fuera ascendido a general en el Gobierno de Uribe, en el 2007, “a pesar de que en 2003 la Procuraduría lo había suspendido de su cargo por su presunta responsabilidad en 1808 interceptaciones telefónicas entre 1997 y 2000 a organizaciones no gubernamentales (ONG) defensoras de derechos humanos en Antioquia”, donde Uribe era gobernador. Antes de su retiro, en 2009, el general fue condecorado por Uribe, meses antes de que este concluyera su segundo mandato presidencial.
EL URIBISMO EN EL BANQUILLO
Al conocerse la declaración del general Santoyo, Uribe trató de tomar distancia del que había sido su jefe de Seguridad, una actitud criticada por sectores de la oposición en Colombia.
“¿Qué pasa con un presidente que no sabía que su jefe de Seguridad y su jefe del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) colaboraban con las Auc?”, se preguntó el director del grupo de Investigación en Seguridad y Defensa de la Universidad Nacional de Bogotá, Alejo Vargas.
El DAS del gobierno colombiano era dirigido por Jorge Noguera, otro hombre de extrema confianza de Uribe, “ya condenado por crímenes probados con los paramilitares”.
En todo caso, esos no son los dos únicos colaboradores de Uribe que enfrentan acusaciones judiciales. Un hermano, un primo, ministros, senadores, diputados embajadores y militares conforman una larga lista de personajes del entorno de Uribe acusados o condenados por paramilitarismo y narcotráfico.
La BBC recordó que “la Fiscalía General de Colombia pidió la captura de Luis Carlos Restrepo, comisionado de Paz durante el Gobierno de Álvaro Uribe, en febrero pasado”, por su presunta participación en la falsa desmovilización de guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) en 2006. Restrepo está actualmente prófugo y es buscado por la Interpol.
El ministro de Agricultura de Uribe, Andrés Felipe Arias (conocido como Uribito y considerado su heredero político), fue inhabilitado para ejercer cargos públicos por un período de 11 años en julio del año pasado, tras ser acusado de haber puesto el programa de subsidios agrícolas “Agro Ingreso Seguro” (AIS) al servicio de sus ambiciones políticas, intercambiando favores a cambio de apoyo para Uribe y para su eventual campaña.
RESPONSABILIDADES
Ante esta realidad, diversos congresistas han pedido responsabilidades a Uribe, esta vez por el caso Santoyo.
Para el senador Juan Fernando Cristo, del Partido Liberal, Uribe tiene que darle explicaciones al país. En declaraciones publicadas por la revista Semana, Cristo afirmó que quedó “demostrado que el general Santoyo de día funcionaba con el alto Gobierno y de noche trabajaba al servicio de los paramilitares”.
El representante del Polo Democrático, Iván Cepeda, coincide con estas posturas, “aunque va más allá”. Cepeda calificó de abrumador constatar que el entorno familiar, político e institucional del expresidente Uribe está totalmente permeado por el paramilitarismo. Recordó también que el general Santoyo ha sido relacionado con el asesinato de al menos 16 familiares de Héctor Úsuga, un subcomandante del Frente 5 de las Farc, y del actual jefe de ese frente, Carlos Úsuga, un grupo al que se atribuye el asesinato del padre de Uribe, Alberto Uribe.
TÁCTICA DE DISTRACCIÓN
Como ha hecho cada vez que uno de sus colaboradores es acusado o condenado por vínculos con el paramilitarismo y narcotráfico, Uribe lanza “globos de ensayo” para desviar la atención del debate, mientras se dice sorprendido por hechos que desconocía.
Esta vez fue la acusación de que el Gobierno está en negociaciones con la guerrilla en Cuba. “En entrevista con Caracol Radio, el exmandatario aseguró que hay generales de la República involucrados en ese contacto”, algo a lo que Uribe se opone totalmente.
 


Gobiernos ticos mantienen acuerdos de cooperación en seguridad
Pese a las reiteradas denuncias de corrupción, vínculos con el paramilitarismo y el narcotráfico, las dos últimas administraciones del país firmaron acuerdos de cooperación en materia de seguridad con la policía y los órganos de seguridad colombianos, sin que se conozcan públicamente los términos de esos documentos.
Ambas administraciones mantuvieron una estrecha relación con el expresidente colombiano, Álvaro Uribe, que condecoró no solo al general Mauricio Santoyo, sino también al expresidente costarricense, Óscar Arias, por considerar que era uno de los que mejor entendió su política de seguridad democrática.
El anterior mandatario se reunió en Casa Presidencial con Carlos Mario Jiménez, alias Macaco, el mismo que Uribe extraditó a Estados Unidos acusado de paramilitarismo y narcotráfico, y uno de los que lanzó las acusaciones contra Santoyo.
UNIVERSIDAD publicó la foto de esa reunión, y nunca se explicó qué vino hacer aquí Macaco, quiénes conformaban el grupo que lo acompañó ni por qué fue recibido en la presidencia de la República.
Parece indispensable ahora también saber si el general Santoyo estuvo en el país como parte de la asesoría que la policía colombiana presta a los cuerpos de seguridad costarricenses. El Gobierno le debe, en esta materia, una explicación al país.

  • Gilberto Lopes 
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