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Las cifras del país más feliz del mundo

Cuando escuchamos  hablar de Costa Rica como el país más feliz del mundo y a veces como ejemplo ambientalista, sabemos por dónde va la procesión. Esa es la cantinela que se inventan los políticos y otros funcionarios, para desviar la atención de sus descalabros, fracasos, incapacidad y corrupción; y lo dicen tan seriamente que hasta podrían creerles.

Cuando escuchamos  hablar de Costa Rica como el país más feliz del mundo y a veces como ejemplo ambientalista, sabemos por dónde va la procesión. Esa es la cantinela que se inventan los políticos y otros funcionarios, para desviar la atención de sus descalabros, fracasos, incapacidad y corrupción; y lo dicen tan seriamente que hasta podrían creerles.
Pongamos los pies en  la tierra y  recordemos las siguientes cifras publicadas con datos extraídos de fuentes gubernamentales en el año 2007: “El país en los últimos lugares de América en tratamiento de aguas negras. 97 por ciento van directo a los ríos. Cada día se lanzan 276 millones de litros al Río Grande de Tárcoles, el equivalente a 18.000 camiones cisterna. Un camión cada segundo. Solamente los capitalinos vierten al Tárcoles 3.200 litros cada segundo. Sólo el 3 por ciento de las aguas negras  tienen tratamiento; de los 81 cantones tan solo 9  tienen ese beneficio”.
Hace pocos meses vimos cómo una loable campaña con ayuda de voluntarios, extrajo toneladas de desechos y llantas del Tárcoles; labor que debía realizar el Estado,  por lo menos en cuanto a vigilar que no ensucien, porque hay lugares que son vertederos ¡a vista y paciencia de las autoridades! Esto sucede  en el Valle Central, pero también los paraísos costeros se han vuelto putrefactos.
Una noticia aparecida por aquellas mismas fechas señalaba: “Poco control estatal aumenta el riesgo de contaminación. Aguas negras amenazan con destruir playas guanacastecas. Justo donde los surfistas juegan con las olas, una salida de alcantarillado sanitario deja su oloroso rastro en la playa de Tamarindo; metros más arriba o más abajo de esa salida de excremento hay otra tubería, y otra y otra… Tamarindo ejemplifica lo que el crecimiento desordenado de la industria turística está generando en las costas de la provincia de Guanacaste. Los grandes contaminadores siguen a vista y paciencia de las autoridades”. Y  como el propio Ministerio de Salud reconociera: “Toda esta zona costera es de altísima vulnerabilidad a la contaminación por aguas negras”.
Y siguiendo con las cifras de la “felicidad”, en setiembre del 2007 Acueductos y Alcantarillados hizo un análisis de muestras en la playa de Jacó y se publicó: “Playa de Jacó en peligro de ser insalubre dentro de cinco años”. Con base en esos hallazgos se determinó que por cada cien mililitros de agua había hasta 15.000 coliformes fecales, siendo que los estándares científicos de medición califican como aguas de pésimas condiciones, en cuarto y último lugar de la tabla, aquellas  que contienen más de 500 coliformes por cien mililitros de agua. Muestras tomadas, según esa noticia,  por laboratorios del AyA trimestralmente a lo largo de once años en las desembocaduras de los riachuelos en Jacó, mostraron variaciones entre 23.130 y 58.794 coliformes fecales; pero hubo picos máximos que oscilaron entre 1.2 y 11 millones de coliformes  por cien mililitros de agua.
Nos preguntamos hoy, cinco años después ¿Qué ha cambiado? ¡Mucho ha cambiado! Más construcciones hechas a tontas y a locas sin ningún control ecológico serio, permisos cuestionables y mantos acuíferos, ríos, playas y mares más contaminados.
Todas estas enormes cifras solo son comparables  a los despilfarros de los gobiernos y sus sistemáticos e impunes saqueos; al desfalco del Fondo de Emergencias para destruir el ambiente con la trocha de la indignidad; comparables a la deuda política que se embolsan los jerarcas de ciertos partidos de forma muy sospechosa; y comparables en fin, a los impuestos que pagamos los costarricenses por vivir en el país más feliz del mundo. Pero veamos ahora, amigo lector, la buena noticia:
 
Queda usted invitado
Al Tárcoles el domingo,
A un picnic estilo gringo,
Con sambullida primero.
No hay que llevar dinero
¡Y puede bañarse chingo!

  • Álvaro Cordero Yannarella, Ph.D. (Odontólogo)
  • Opinión
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