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La política comercial: el caso del TLC con Colombia

Costa Rica exportó a Colombia $48.2 millones e importó $455.7 millones, o sea, una relación de 1 a 10, con una tasa de crecimiento mayor de las exportaciones colombianas que las ticas (8.9% versus 6.6% para el año 2011, según el Ministerio de Comercio Exterior (COMEX)).

Costa Rica exportó a Colombia $48.2 millones e importó $455.7 millones, o sea, una relación de 1 a 10, con una tasa de crecimiento mayor de las exportaciones colombianas que las ticas (8.9% versus 6.6% para el año 2011, según el Ministerio de Comercio Exterior (COMEX)).
Hay una gran similitud en los productos que se llevan al mercado, lo cual puede generar gran sensibilidad y riesgos para los sectores productivos.  Las inversiones colombianas han crecido de forma significativa, algo bueno, pero que no depende de un TLC.
Según la misma argumentación del pasado de COMEX, parte relevante de los criterios para priorizar potenciales tratados era la complementariedad de la estructura productiva.  Pues Colombia no es complementaria, es altamente competidora de la economía nacional.  La falta de consideración de las voces del sector industrial, agropecuario y de académicos hace necesario un análisis de la política comercial del COMEX.
Es conveniente una discusión, evaluación y análisis riguroso de la apertura seguida y del papel que han tenido los TLC hasta ahora.  En especial, la concreción de agendas complementarias, programas de competitividad.  Seguir abriéndonos sin establecer mecanismos de apoyo a las empresas nacionales que compiten con pésima infraestructura, ausencia de asesoría técnica, burocracia y altos costos del financiamiento, para hacer frente a la competencia internacional, es preocupante y más ahora que COMEX plantea un TLC con Colombia.
Las ventajas que países como Colombia tienen por tener economías de escala, mayor dotación de recursos (por ejemplo energéticos), infraestructura y regulatorios, hacen necesario tomar con cuidado posibles tratados comerciales.  Es importante, tener presente que en muchos casos la competencia a la producción nacional se da de forma indirecta: embutidos, leches en polvo, productos sustitutos, entre otros, aumentan la oferta en el país y disminuyen las ventas de productos nacionales, teniendo efectos negativos en la rentabilidad de las empresas llevándolas a situaciones ruinosas, sin que los consumidores se vean beneficiados.
Para que haya crecimiento económico, progreso y demanda de los diversos bienes y servicios es necesario que se tengan empleos, que se cuente con un sistema económico dinámico en todos los sectores; en caso contrario, la demanda efectiva disminuirá y todos serán afectados.
El país tiene la clásica heterogeneidad estructural latinoamericana, sectores dinámicos y modernos, mientras hay otros que apenas subsisten, pasan en la informalidad, tienen bajas tecnologías, pero son los mayoritarios y los que generan la mayor cantidad de empleo.
Las políticas públicas y en especial la comercial deben de acordarse de este sector, el cual ha sido por más de tres décadas el que ha estado fuera de toda política pública para su desarrollo.  El TLC con Colombia afectará estos sectores de la economía tradicional.
Es básico evaluar los resultados de los TLC vigentes, establecer lecciones aprendidas y ajustar la política de acuerdo con los resultados y aspiraciones de la sociedad costarricense.  Estas evaluaciones deben realizarse con rigor por entes independientes y sujeto a discusión por los diferentes sectores.
Los sectores políticos, empresariales, académicos y sociales deben asumir un papel activo y crítico en el campo de la política comercial del país, la cual en gran medida determina el modelo de desarrollo de Costa Rica.  Saquemos provecho de la economía internacional y no al contrario.

  • Roberto Jiménez Gómez (Economista)
  • Opinión
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