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“Hijas de Familia” es el segundo libro de Habacuc. (Imagen: Cortesía Editorial Germinal)
Habacuc abre la puerta de atrás y muestra el lado cocainómano, violento, libertino a veces y hasta pornográfico de esta sociedad costarricense. Entiéndase, Luis Guillermo Vargas Habacuc no se preocupa por hacer un esfuerzo para escarbar realidades que presiente escondidas bajo la superficie de esta sociedad, sino que “Hijas de familia” —su nuevo libro— “visibiliza los rostros vivos que están ocultos y desmantela la escenografía del país más feliz del mundo”, según lo expresó él mismo.
El texto lo publicó el sello de la Editorial Germinal y será presentado este 13 de setiembre en la Casa de Cultura del Banco Popular José Figueres, en barrio Escalante, a las 7 p.m.
Según expresó, el título “Hijas de Familia” hace referencia a una “cuestión de clase”, enmarcada en una época entre los años 1990 y 2000.
El mencionado libro, al igual que otras intervenciones del artista, puede generarle más anticuerpos —como expresa el escritor Luis Chaves en el prólogo— por las sinceras realidades que emergen de sus páginas, y por el lenguaje natural y franco que la mojigatería podría calificar de “vulgar”.
A pesar de ello, piensa que sus relatos son “tiernos” y que su lenguaje es natural en él, pues “cada época tiene un lenguaje característico, y este es el de la mía”.
Chaves agregó que el ejercicio de la escritura en “Hijas de Familia” es un “juego anecdótico”, que consiste de “dar vueltas a partir de la retórica para dar una estocada”.
IDEAS EN FRICCIÓN
Habacuc es un artista que se ha dado a conocer en los últimos años por su estética sin pelos en la lengua. Esto lo ha colocado en el centro de un torrente de discusiones, las cuales casi siempre terminan con airados alaridos de quienes lo odian; por ejemplo, por haber utilizado un perro genuinamente callejero en una intervención de la Galería Códice en Nicaragua, en el 2007 (“El Perro está más vivo que nunca” insiste al respecto el sociólogo Sergio Villena, al titular su libro sobre este tema).
En una acción que realizó en el 2009 en Milán —capital italiana de la moda y la opulencia—, Habacuc presentó una obra en la cual ofreció a los asistentes un delicado banquete que había sido preparado con el sudor de varios inmigrantes, para proyectar después de la comilona un video que documentó la preparación de los alimentos (algunos de sus trabajos se pueden ver en http://artehabacuc.blogspot.com).
Dice haber sufrido por todo ello un “ostracismo institucional”, pero no se queja y sigue con su trabajo en esta oportunidad con un libro en el que mantiene esa línea crítica, “algo orgánico que se me sale”.
“Mi obra no es un panfleto, sino que parte de inquietudes, de ideas en fricción, que expongo tanto en mi obra plástica como en mis textos. No se trata de que tenga una verdad, sino que me ocupo de cosas que me inquietan”, aseveró.
Habacuc destaca que los 15 trabajos de “Hijas de Familia” son relatos cortos —calificados por el poeta Chaves como “poesía narrativa”—, aunque afirma no preocuparse por etiquetas, ya que trabaja “con toda la amplitud del caso”.
Tras comentar que “no tengo esperanza en que la poesía redima nada, uno escribe y listo, y si se lo cuestiona mucho no hace nada”, informó que el proceso de escritura detrás de este texto tomó unos 13 años, el último de forma más intensa.
En ese sentido, destacó su preocupación porque la narración parezca muy fluida. Lograrlo requirió de un trabajo laborioso de revisiones sucesivas. El texto tiene la particularidad de que prescinde de la puntuación y son las letras mayúsculas las que llevan el ritmo de lectura, de manera que parezca un relato de tipo oral.
Ante el hecho de que él protagoniza algunos relatos, reconoció que muchos son autobiográficos y otros son testimonios de cosas que ha presenciado; pero subrayó que “cualquier trabajo es un retrato de la persona, pues está filtrado por uno mismo”.
Otro elemento llamativo es que el narrador también habla del proceso de escritura, es un escritor de cuadernos como el mismo Habacuc.
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