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Una pintura utilizada para pintar los cascos de los barcos contiene un compuesto que es el causante de un fenómeno hasta ahora poco conocido en Costa Rica y registrado por científicos de la Universidad de Costa Rica (UCR) en las costas del Pacífico: el cambio de sexo de caracoles expuestos a la contaminación química.
La investigación mostró que de la población estudiada procedente de puerto Caldera, en Puntarenas, un 30% de los caracoles hembras desarrolló órganos masculinos, mientras que los recolectados en Bahía Culebra, en Guanacaste, no estaban afectados.
A esta manifestación fisiológica se le conoce como imposexo y se define como la imposición de características sexuales masculinas en las hembras de los gastrópodos marinos, uno de los grupos de moluscos más numeroso.
Este es el primer estudio sobre el tema que se efectúa en Costa Rica y el primero en la especie Thais brevidentata, cuyos resultados fueron publicados en la Revista de Biología Tropical de la UCR.
Contó con la participación de científicos del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar), de la UCR, de las universidades estadounidenses de Tulane y Metodista del Sur, y del Laboratorio Marino de la Universidad Duke, también de Estados Unidos.
En Brasil también se ha documentado la presencia de imposexo en caracoles y en cangrejos ermitaños.
ESPECIE AFECTADA
T. brevidentata es una especie de caracoles muy común de las áreas rocosas del litoral de la costa pacífica costarricense. Estos organismos marinos, con un tamaño aproximado a los cinco centímetros de longitud, fueron escogidos para medir la presencia de imposexo en Costa Rica, por su abundancia, importancia ecológica y por ser fácilmente recolectables en rocas de la zona de entre mareas.
Los investigadores seleccionaron tres puntos en la costa del Pacífico para la recolección de las muestras: dos en el área de Caldera, uno de los principales puertos del país, y uno en Bahía Culebra, una zona que si bien posee cierto desarrollo turístico y hotelero, tiene poca actividad naviera y se considera que está poco alterada desde el punto de vista biológico y ambiental.
En cada sito se colectaron de 100 a 150 ejemplares, tanto machos como hembras, para la medición y comparación entre la longitud del pene de los machos y de las hembras que presentaron imposexo.
De los resultados obtenidos destaca que solo de Caldera se identificaron caracoles hembras con características sexuales masculinas, las cuales mostraron desde una pequeña protuberancia hasta penes con 1,5 mm de longitud.
Entre tanto, de la muestra tomada en Bahía Culebra, no se identificaron ejemplares con imposexo.
EFECTOS DAÑINOS
De acuerdo con especialistas del Cimar, los principales efectos nocivos de algunos compuestos químicos altamente tóxicos, como los bifelinos policlorados (PCB), se centran en el sistema endocrino de las especies animales.
A estas sustancias se les conoce como disruptores endocrinos, porque ocasionan alteraciones morfológicas y fisiológicas en ciertos organismos marinos.
El tributilo de estaño (TBT) es uno de ellos y provoca daños en los caracoles y crustáceos expuestos a estos químicos. Desde 1960 este componente forma parte de las pinturas anti-incrustantes, denominadas así porque sirven para proteger los cascos de los barcos de la adherencia de organismos marinos. Sin embargo, desde el 2008 fue prohibido su uso en el mundo.
Para el Dr. José Antonio Vargas Zamora, biólogo del Cimar y uno de los científicos participantes en la investigación, el aspecto más sobresaliente de esta contaminación es que estas sustancias químicas están presentes en el agua en concentraciones muy bajas, a tal punto que ni siquiera califican en la definición tradicional de contaminante.
No obstante que el estudio de contaminantes como el TBT apenas empieza en Costa Rica, este es un tema muy nuevo para la ciencia. En las investigaciones efectuadas se ha podido constatar que algunas de estas sustancias afectan el sistema endocrino de especies animales, “debido a que tienen una estructura molecular muy semejante a las hormonas y, por lo tanto, pueden interactuar estimulando o inhibiendo la acción hormonal”, explicó el Dr. Vargas.
En relación con los efectos en los caracoles, lo que ocurre es que si un caracol hembra está en contacto con disruptores endocrinos que simulan hormonas sexuales femeninas (progesterona), su cuerpo deja de producir progesterona y empieza a producir testosterona (hormona sexual masculina). La consecuencia es una lenta masculinización de la hembra; es decir, pasa de hembra a macho.
Los biólogos empezaron a conocer este fenómeno ante el efecto de algunos plaguicidas en lagartos y luego se extendió a aves y a otros animales.
A criterio de los investigadores, el porcentaje de caracoles hembras con cambio de sexo identificado en el puerto Caldera es relativamente bajo si se compara con otros puertos de Estados Unidos y de Europa, en donde se ha encontrado un 100% de imposexo en otras especies de gastrópodos.
Por lo tanto, una de las recomendaciones es que se continúen los monitoreos para medir el nivel de imposexo en las especies marinas y que los estudios se amplíen a otras zonas tanto del litoral Pacífico como del Caribe, con el propósito de valorar el establecimiento de políticas nacionales de protección de los recursos costeros.
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