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Las guías sexuales para estudiantes de enseñanza secundaria, es una iniciativa valiosa, ya que los jóvenes están en la formación de su personalidad, en la etapa de ver, aprender e implementar los fundamentos que regirán sus vidas. No obstante, para asegurar el éxito de la sana sexualidad en nuestro país, la fórmula es: interiorizar y practicar los principios y valores espirituales y morales, establecidos por nuestro Creador.
Veamos algunas premisas fundamentales para guiar y enseñar a los estudiantes. La educación de los hijos es integral y es responsabilidad primaria del padre y la madre; y se complementa en los centros educativos. El área sexual, es solo una materia más, que se debe modelar con base en valores espirituales y morales, los cuales se deben practicar y enseñar a los jóvenes, en los hogares, grupos sociales y en todos los actos de la vida. Los valores para una sexualidad saludable y responsable son una necesidad para toda la población, todos requerimos educarnos y practicar con el ejemplo en esta materia.
Las guías sexuales son apenas una pequeña luz en la oscuridad para la sociedad costarricense, que urge iluminar con mucha más amplitud e intensidad, en todos los campos: laboral, social, político, cultural y económico. Esto se logra con principios y valores espirituales y morales.
Los valores sanos y prácticos de educación sexual para toda la familia, están en la palabra de Dios: La Biblia, el libro más acreditado en materia del amor, las relaciones y el comportamiento humano, que ha permanecido y permanecerá a través de los años. Si las personas realmente deseamos tener un estilo de vida íntegro, agradable a Dios y construir una sociedad de principios y valores robustos en todos los campos, debemos seguir este manual de vida, el más importante y autorizado que dispone la humanidad.
Todo inicia con la creación: Dios creó a Su imagen y semejanza al hombre y la mujer. Nos indica que debemos multiplicarnos y con sabiduría divina; sólo puede haber multiplicación entre varón y hembra, no mediante parejas del mismo sexo (ver Génesis 1:27 y 28).
También nos informa que con prácticas erróneas como homosexualismo, lesbianismo, fornicación y adulterio, estamos incurriendo en pecado y nos impiden heredar el reino de los cielos (ver 1 Corintios 6:9-10). Al hacer uso de alguno de los comportamientos citados en estos versículos, estamos destruyendo vidas, hogares y matrimonios, afectando negativamente a los miembros de la familia y maleando la sociedad.
Aquí tenemos los principios básicos para dar fortaleza y vitalidad al matrimonio, la familia y la sociedad: fidelidad y relaciones sexuales entre hombre y mujer, bajo la unión del matrimonio establecido por Dios; no fornicar hasta que se concrete el casamiento y no practicar adulterio.
Para esto se requieren valores prácticos de vida, que son necesarios en todas las áreas de la sociedad, tales como amor, respeto, disciplina, verdad, dominio propio, fidelidad, sabiduría, fe, obediencia y carácter, que se pueden resumir en amor e integridad. Estos valores, también son parte de la revelación y enseñanza de Dios en su palabra; veamos para muestra dos ejemplos. En II Timoteo 1:7 su palabra nos reviste de poder, amor y dominio para enfrentar todas las situaciones de la vida: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”. También en Santiago 1:5 nos indica: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”; es decir, nos colmará de sabiduría cuando la pidamos para tomar decisiones saludables. Así podemos encontrar en la Biblia, enseñanza y dirección para todas las actuaciones personales, en nuestra vida.
Si realmente deseamos hacer un cambio correcto en la creencia y actividad sexual, tenemos un cimiento sólido: los principios y valores espirituales y morales, que están a su alcance en la Biblia. Este manual de vida es aplicable y debe regir en el área de la sexualidad y en todas las actividades de nuestra vida; para alcanzar un cambio realmente positivo en sexualidad, pero también en materia política, social, educativa, cultural y deportiva. Todos tenemos acceso a la palabra de Dios y la valiosa oportunidad de contribuir, aprendiendo y practicando sus principios y valores. Es una decisión que está en sus manos, convertirse en un ciudadano con capacidad de amar, actuar con integridad y contribuir a mejorar su calidad de vida, el de su familia y la sociedad.
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