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Aquellos que fueron independientes. Nuestros abuelos y bisabuelos sí fueron independientes y además realmente libres. Comprendieron que no tenían salud, educación ni un trabajo digno; y lucharon valientemente, sacrificando muchos sus propias vidas, para tener sólidos y ejemplares seguridad social, verdadera educación y garantías laborales. Nunca pensaron ni siquiera en ellos mismos, pues la mayoría nunca disfrutaron lo que habían creado, pensaron en todos y todas nosotros, sus sucesores. No obstante, sus grandes logros tuvieron como piedra angular una institución llamada familia, unidad fundamental de la sociedad, pero una verdadera, no el adefesio que tenemos hoy.
Nosotros, por otra parte, hemos olvidado de dónde venimos y con esto nos convertimos en un pueblo sin identidad y sin futuro, pues “el país que no conoce su historia está condenado a repetirla”. El único problema es que si perdemos todo lo que a nosotros no nos costó nada y a nuestros abuelos y bisabuelos hasta sangre, con toda seguridad será para siempre, porque no tenemos ni la mitad de las agallas y el coraje que ellos tuvieron para recuperar de nuevo las garantías sociales y laborales.
Hagamos algo o perderemos todo. Debemos acabar con la desidia, la deshumanización, el egoísmo, la avaricia, la corrupción, la impunidad y sobre todo con la indiferencia que tanto daño nos ha hecho. Llegó la hora de involucrarnos y unirnos como un solo pueblo, de exigir firmes, gozar de un país mejor, pero por medio de las acciones o manifestaciones no violentas que son fieles a nuestra idiosincrasia y son las que generan cambios perdurables y positivos para todos y todas.
En los últimos años cuando resulta que todas nuestras iniquidades son culpa de la crisis mundial, y siguiendo los mismos errores desastrosos de muchos países, nuestro gobierno habla de “austeridad”, procura bajar sueldos, aplicar nuevos impuestos e instaurar la “movilización laboral” como las soluciones que nos quedan. Los mismos sendos errores de otras naciones que solo han perpetuado y profundizado la crisis. Personas integrales que tienen hasta doctorados y han estudiado muchísimo, por ejemplo don José Luis Sampedro, escritor, humanista y economista español, han reseñado lo siguiente: “Cuando llegó la crisis del 29 y la posterior recesión mundial en los 30, en un país como EE.UU, decidieron adoptar una cosa llamada New Deal, que consistió, entre otras cosas, en subir los sueldos y bajar las horas de trabajo. Como consecuencia, había más puestos de trabajo para cubrir esas horas de menos, y los que salían de su trabajo lo invertían en consumo, lo que reactivó la economía y permitió al país dar un definitivo empujón hacia arriba”. El gobierno habla de “austeridad”, pero resulta que esta medida solo se aplica para el pueblo en general, y no para los altos funcionarios y poderosos, quienes aparentemente seguirán disfrutando sueldos y pensiones de lujo, a costas de los impuestos que también aumentarán para el pueblo y al final será el que pague todo como siempre, ya que es una total falacia que en este país “el rico paga como rico y el pobre paga como pobre”.
Desesperadamente algunos hablan hasta de un golpe de Estado. Y es entendible si con angustia vemos para las elecciones del 2014 a los mismos de siempre, quienes no pudieron hacer un digno gobierno en el pasado, pero que ahora de nuevo prometen ser la panacea de todos los problemas del país y aseguran que ahora sí todos los resolverán.
No podemos abogar por un golpe de Estado jamás, ya que esto sería acabar con lo que nos queda de democracia. Sin embargo, nosotros los que mayoritariamente tenemos conciencia y no podríamos ir a votar en las próximas elecciones porque no habría por quién, deberíamos exigir tener en la misma papeleta la opción de votar por un grupo que sea una nueva Asamblea Constituyente, conformado por ilustres compatriotas que cuenten con una verdadera, honesta e integral preparación académica e intelectual; que enderece el rumbo de nuestra nación y volvamos a gozar de aquellas añoradas solidaridad y justicia social. Caso contrario, y si como pueblo no empezamos a utilizar “el poder de uno” para hacer algo, involucrarnos e iniciar el cambio, “estamos jodidos”, y los 15 de Setiembre venideros vamos a tener que seguir celebrando un duelo por la Patria si es que nos queda algo de ella. Ojalá que no.
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