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Utilidad de la literatura de ficción en otras carreras universitarias

Quienes enseñamos literatura de ficción desde hace más de 20 años, hemos sido  testigos –y a veces cómplices- de la excesiva importancia que adquirió durante muchas décadas la teoría literaria en la enseñanza de la literatura.

Quienes enseñamos literatura de ficción desde hace más de 20 años, hemos sido  testigos –y a veces cómplices- de la excesiva importancia que adquirió durante muchas décadas la teoría literaria en la enseñanza de la literatura.
A veces incluso parecía que la teoría era más importante que la lectura de los mismos textos literarios, y los estudiantes de filología estábamos en la obligación de aprender teorías y métodos de análisis como si fueran nuestro principal objeto de estudio. De hecho, y con la convicción de que la literatura podía ser  también un objeto de estudio para otras disciplinas, los profesores de literatura empezaron a usar algunos teóricos del psicoanálisis,  la antropología, la sociología, la biología, etc. confiando en que si estudiaban algunos teóricos de otras carreras ellos podrían analizar como si fueran psicólogos, antropólogos, biólogos, filósofos o sociólogos, entre otros.
Creían que esa práctica mostraba -sin duda- que la literatura era interdisciplinaria e incluso de manera más pretensiosa creían que ellos podían reducir las otras disciplinas a sus herramientas de análisis.
Sin embargo, quisiera reflexionar sobre este mismo asunto, pero  de un modo más humilde y recordar que la literatura de ficción puede ser una herramienta útil para otras carreras universitarias; justamente porque puede ser usada y leída por médicos, ingenieros, científicos sociales, filósofos, historiadores, etc. sin necesidad de que ellos aprendan ninguna teoría literaria. La literatura es la menos especializada de todas las disciplinas; y en esto radica su potencial interdisciplinario.
Varios críticos humanistas han planteado lo útil que ha sido la lectura de textos literarios para sus clases de Derecho, Filosofía, Economía, entre muchas otras. Los libros de la filósofa estadounidense Martha Nussbaum, por ejemplo, tratan sobre el papel que juega la imaginación literaria en otras disciplinas. Libros suyos como El conocimiento del amor (1999) y Justicia poética (1997) son clásicos en este tipo de razonamiento. Entre sus múltiples ejemplos, ella explica lo útil que fue para sus estudiantes de Derecho, algunas novelas de Dostoevsky.
Otro ejemplo interesante es el del profesor de Economía en la Universidad de Purdue, Michael Watts, quien en sus publicaciones se refiere al uso que han hecho los economistas de la literatura y el teatro. En su artículo, “How Economists Use Literature and Drama” (The Journal of Economic Education, vol.33, No.4, 2002) explica algunos de los usos que los economistas han hecho de la literatura como: a- describir más elocuentemente el comportamiento y las motivaciones humanas, y hacer más entretenida la lectura de teorías económicas; b-usar descripciones literarias de instituciones y condiciones económicas en un tiempo y lugar determinado; c-evaluar si algunos escritores han descrito personajes y situaciones en concordancia con algunas predicciones económicas.
De la misma forma, los filósofos, los historiadores, los psicólogos han utilizado la literatura para, entre otras cosas, incorporar la dimensión humanista en sus  respectivas disciplinas. Pues como explica Martha Nussbaum no puede haber democracia verdadera si no ofrecemos a los estudiantes la posibilidad de “imaginar” el impacto que sus profesiones tienen para todos los otros en la sociedad. Sin duda, la imaginación literaria puede colaborar de manera central  a la reflexión sobre la ética, el bien común, los derechos humanos y la justicia social.
Como se ve, lo interdisciplinario de la literatura no se trata, necesariamente, de que quienes enseñamos literatura debamos sentirnos en obligación de manejar (o pretensiosamente imaginar que dominamos) otras especialidades- sino más bien de colaborar con las otras disciplinas en hacer cada vez más amplio el acceso de los diferentes especialistas a nuevos textos literarios. Y de  compartir con ellos nuestro conocimiento sobre el vasto panorama de literaturas nacionales y continentales.
Debemos aceptar con humildad y con alegría que una de las magias de la literatura de ficción es que no se necesita un título universitario en filología para poder disfrutar la lectura o para incorporarla en los diferentes planes de estudios universitarios.

  • Gabriela Chavarría A. (Profesora)
  • Opinión
Democracy
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