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Usualmente consideramos la explotación laboral en empleos de bajo perfil, y lo asociamos a largas jornadas laborales bajo condiciones casi infrahumanas, de hacinamiento o carentes de condiciones adecuadas de salud ocupacional con salarios bajos.
La norma SA 8000, dentro de sus criterios de homologación, incluye el apartado de horas laborales por semana y establece lo siguiente: (Traducción y resumen nuestro del capítulo 7).
“La jornada laboral semanal, sin incluir sobretiempo, deberá ser la definida por ley, pero sin exceder las 48 horas. El personal deberá ser provisto de al menos un día libre por cada seis días laborales… en caso de trabajo sobretiempo, ese deberá ser voluntario y no exceder 12 horas por semana, ni ser requerido de manera regular”.
Durante mis labores en puertos y predios de diferentes países, abarqué en ocasiones este punto, y uno de los requerimientos usuales de los empleados consistía en demandar para sí mismos el máximo posible de horas extras, pues lo consideraban parte de su remuneración y lo valoraban por encima del tiempo dedicado a la convivencia familiar, salud y descanso. A menudo se tomaron decisiones gerenciales al respecto y se corrigió la situación, involucrando en muchos casos el cambio de labores, rotación de turnos, seguimiento administrativo a supervisores y gerentes o en casos extremos medidas más contundentes.
Un punto que no debemos obviar es el hecho de que la responsabilidad patronal no está circunscrita a pagar y olvidar, pues existen alcances más profundos en la relación contractual, que involucran tanto la salud como el bienestar del empleado. Una de las medidas que en ocasiones puede aplicarse es el reconocimiento de un plus salarial por dedicación exclusiva, mismo que en el caso del personal médico y de servicio de la CCSS, a nuestro humilde parecer, debiera ser la norma y no opcional.
Sin entrar en detalles filosóficos, no solo debe la CCSS eliminar las guardias continuas, para no lesionar la salud de sus profesionales y los asegurados, sino que, también, debe prohibir que estos laboren en instituciones que son competencia de esta, ejerciendo el mismo tipo de labores que efectúan en la Caja, poniéndolos en riesgo de perder el trabajo por conflicto de interés en sus labores públicas y privadas, o bien su salud por falta de descanso y vida familiar sostenible.
Si un médico realiza guardia por dos días (48 horas), y en adición hace esto por un día más a la semana, entonces ha trabajado en esa semana 72 horas. En buena teoría no debiera ejercer más el resto de la semana, pero lo usual es que labore externamente o en la misma institución varias jornadas adicionales. Lo apropiado es contratarlo como un empleado al que se le pague la exclusividad y se le solicite laborar dentro de la institución en una jornada rotativa de máximo 12 horas 5 o 6 días semanales. Ello amplía la oferta laboral de la institución y mejora el servicio brindado a sus asegurados, sin el riesgo de biombos, salto de listas de espera, pagos para facilitar un servicio interno, o uso de equipos e instrumental de la institución en labores externas.
Siempre es posible controlar la oferta y la demanda por las partes interesadas, pero en definitiva debe prevalecer la salud de los costarricenses sin importar su condición socioeconómica o afiliación gremial. Si hacen falta más médicos o especialistas, entonces deben formarse los necesarios, y si esto no es posible a corto plazo, debemos aplicar decreto de emergencia para poder importar los que el país requiere mientras dura la transición, con las pruebas académicas y de idoneidad de rigor. A manera de ejemplo, solo el colapso del servicio social de medicina en España, ha generado múltiples desocupados de probable buena formación que podrían considerar emigrar acá.
Costa Rica puede ser un país que no pague salarios al nivel de un país desarrollado, pero tiene beneficios de calidad de vida, seguridad, y un nivel cultural que lo hacen apetecible a más de un extranjero. Ya tenemos muchos y valiosos inmigrantes, unos pocos más no nos caerían mal.
La CCSS debe velar no solo por la salud de los costarricenses, sino también por la de sus propios empleados. Es bueno, saludable y es congruente con su razón de ser, y estoy seguro que muchos médicos estarán de acuerdo conmigo. Si no lo están, sería interesante escuchar sus argumentos y justificaciones.
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