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El refrán “tal cosa no vale una peseta” le cayó como anillo al dedo a las cúpulas del PLUSC (PLN+PUSC) para definir las cuotas del Estado a favor de los trabajadores asalariados (TA) asegurados en la CCSS a partir de la década de 1970, reduciéndolas de 18 pesetas a una peseta (0,25% en salud y pensiones).
Con los trabajadores independientes (TI) el PLUSC no tenía grandes problemas, pues aunque el Estado debía cotizar el 66% del 21,5% de aporte total vigente en 1999, el número de asegurados no llegaba a un quinto del total de cotizantes.
Esto cambió a partir del año 2000, cuando el PLUSC ofreció al llamado Foro de Concertación Nacional, universalizar la cobertura de salud y pensiones a estos trabajadores. Para ser consecuente con el verdadero plan, seis meses después de aprobada la Ley de Protección al Trabajador, la misma cúpula oligarca redujo el aporte para salud de estos trabajadores del 14% a un 8%.
Así, la cuota estatal para este sector también empezó a oler al refrán de la peseta. En el año 2004 mostré a los siervos del PLUSC en la CCSS –que abundan como abejones de mayo- lo nefasto de estos desmanes para el financiamiento de los seguros sociales, ante lo cual camuflaron la podredumbre con dos acciones aun más corruptas. Una de ellas la expliqué en la edición No.1963 de este Semanario (“Y la consigna es: ¡no dejarla respirar!”); la otra la revelo con los siguientes ejemplos.
Primero: dos asegurados de la CCSS, uno TA y otro TI, cotizan sobre un ingreso de ¢250.000, similar al salario mínimo. El TA tendrá que aportar ¢20.425 por mes (8,17%: 5,5% para salud y 2,67% para pensiones) y el TI ¢30.000 por mes (12%: 6% para salud y 6% para pensiones), es decir, el TI paga ¢9.575 (47%) más que el TA. Con la cotización vigente en 1999, el TI pagaría ¢18.000, un 12% menos que el TA. Si bien había una pequeña diferencia que corregir, el bisturí del PLUSC cortó profundo y sin anestesia, aumentando el aporte de los TI un 66%.
Segundo: se cambia el ingreso mensual por ¢1.500.000 (6 salarios mínimos). En este caso el TA cotizará el mismo 8,17%, o sea ¢122.550 por mes y el TI ¢293.850 por mes (19,59%: 12% para salud y 7,59% para pensiones), una diferencia abismal de ¢171.300 (140%) por mes. Así el PLUSC nos recuerda que los miembros de la Junta Directiva de la Caja son fieles servidores (véase el artículo 41 de la sesión Nº 8603, del 4/10/2012).
Estos montos adicionales que en teoría pagarán los TI son los aportes solidarios que el Estado debe aportar conforme el artículo 3 de la Ley No. 17 y la Constitución Política, pero que el PLUSC, en su afán por quebrar a la Caja se niega a cumplir. En su lugar, el PLUSC envía a los TI los siguientes mensajes: 1) Emulen a algunos de nuestros exministros, ya sea declarando a la Caja el ingreso mínimo o dejando de pagarle; de todas maneras los TA pagarán los platos rotos. 2) Paguen a la empresa privada las citas médicas, medicamentos, etc. preferiblemente donde las cúpulas y acreedores del PLUSC tienen acciones; sugerimos el CIMA y la Clínica Católica, entre muchas otras. 3) En caso de que necesiten hospitalización o servicios demasiado caros, vayan directo a la Caja, donde los TA pagarán por ustedes. No duden en adquirir una póliza privada de gastos médicos, ahora tenemos mucha competencia y un plan B a precio de ganga podría ser estupendo. Sería una bendición que pudiéramos meter a la CCSS en el negocio de la venta de servicios, ya logramos que su autónoma Junta Directiva aprobara el contrato tipo. 4) Ayúdenos a destruir de manera definitiva el modelo de seguro social solidario y universal, para que nuestros negocios con la salud y la vida de las personas resulten mucho más rentables. 5) Sigan votando por nuestros candidatos, porque con ellos Costa Rica y nuestros negocios estarán mejor.
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