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Embarazo adolescente desde “la libertad de prensa”

El pasado 28 de setiembre, el editorial del diario La Prensa Libre se tituló “El embarazo en adolescentes ahora es porque así lo quieren”, donde hablar del tema actualmente es catalogado como una “sinvergüenzada”, pues la población tiene más educación y hay anticonceptivos a la venta por doquier, hasta “en los autobuses se exhiben mensajes para evitar embarazos”.

El pasado 28 de setiembre, el editorial del diario La Prensa Libre se tituló “El embarazo en adolescentes ahora es porque así lo quieren”, donde hablar del tema actualmente es catalogado como una “sinvergüenzada”, pues la población tiene más educación y hay anticonceptivos a la venta por doquier, hasta “en los autobuses se exhiben mensajes para evitar embarazos”.
Desde la anhelada “libertad de prensa” para otras latitudes, con este comentario subjetivo vestido de editorial se lincha moralmente a las personas que han pasado por esta experiencia. Claro, no se menciona que el grupo de medios al que pertenece el citado diario ha hecho del erotismo y la pornografía parte de su negocio lucrativo, doble moral.
Cegados por el clasismo, adultocentrismo y el moralismo religioso se pasó por alto la amplia evidencia científica de que la educación para la sexualidad del país no ha existido, pues no se habla de seres humanos en relación, no respecto a una deidad, sino que entre ellas y ellos. Todo se ha limitado a los órganos reproductivos, a ovarios y espermatozoides, o a cuidar un muñeco como si fuera un bebé real, lo cual ha sido un fetichismo carente de una verdadera significancia en la vida cotidiana de las personas, pues la premisa es el miedo y no la responsabilidad. Además no basta con simple publicidad o de marketing para tener hijos e hijas deseados. Aunque las nuevas guías son un avance importante, hay que evaluar si es pertinente que sean impartidos por docentes de Ciencias.
En su línea editorial La Prensa Libre mantiene la idea patriarcal de que “la mujer se embaraza” (a ella misma) “dejándose llevar por sus hormonas”, por lo que alguien podría decir: “¿si ella así lo decidió, entonces para qué apoyarla?”. Como si fuera un ser individual, carente de socialización, aislada de diversas influencias, y con acciones absolutamente racionales.
Tampoco se tomó en cuenta que, por ejemplo, que en 1960 por cada mil mujeres de 15 a 19 hubo 124,8 nacimientos, mientras que en 2010 hubo 62,8. Aunque resulte “escandaloso” para algunos, antes y ahora las personas de esas edades han tenido sexualidad, sexo y, de forma deseada o no, hijos e hijas. Evidente es que antes era más sencillo ocultar esta “pena”, por medio de diferentes formas “socialmente aceptadas”, como el matrimonio a temprana edad. Una hipótesis es que por los actuales bajos niveles de fecundidad el embarazo adolescente se percibe más y así es “presa fácil” del moralismo y el pensamiento simple.
Esta clase de comentarios violentos no se van a detener hasta que no haya un cambio real en las instituciones de educación y juventud que se opongan a tales ataques, por lo que requieren ser despolitizadas, para romper los “silencios cómplices”. Independientemente de su audiencia un medio nunca debe perder la responsabilidad de “informarse para informar” y así dar un criterio objetivo. Desde la supuesta “libertad de prensa” no se piensa en el impacto social de este acto de violencia estructural, ya que les motiva el afán de lucrar y de satisfacer el ego de un sector. La información de calidad para evitar embarazos también es responsabilidad ineludible para los medios de comunicación privados, pero parece que eso también lo pasan por alto. Al igual que el Estado, los medios tienen la obligación de ser consecuentes, coherentes, objetivos y, fundamentalmente, laicos.

  • Eugenio Fuentes Rodríguez (Sociólogo)
  • Opinión
Violence
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