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Con profunda tristeza, recibimos la noticia el pasado 9 de octubre de los corrientes, de la muerte del politólogo y exdiputado por los partidos Fuerza Democrática y Frente Amplio, Don José Merino del Río.
Conocimos a Don José, con motivo de la campaña electoral que culminaría con las elecciones de 1998. En aquel momento dábamos nuestros primeros pasos en el movimiento comunal, como parte de la Comisión Política “Sebastián Baca García”, que asesoraba a la Asociación de Desarrollo Integral de Hatillo.
En esa época, la Asociación había hecho un gran esfuerzo para construir desde las propias bases, un programa de desarrollo integral del distrito, y como era obvio, buscábamos el compromiso de los políticos para comprometerlos con el proyecto.
En ese tiempo, estudiábamos Ciencias Políticas en la Universidad de Costa Rica y trabajábamos para la organización comunal, fue una época de arduo esfuerzo, ya que dedicábamos muchas horas en ambas tareas.
Una noche se había fijado el recibir en el seno de la Asociación, a varios representantes de partidos políticos, y fue esa noche, que conocimos a Don José Merino del Río, quien desde el primer momento se comprometió con la iniciativa comunal y planteó que esta era una excelente idea, para el remozamiento del sistema democrático. En ese contexto, Don José nunca nos negó su ayuda en lo referente a que su partido fuera representado en debates y actividades de orden informativo cuando se le requería.
Pero sería más adelante donde aquilataríamos con más fuerza la personalidad del licenciado Merino. Esa coyuntura fue la de la lucha contra el “Combo del ICE”. Ya para esa etapa, Merino era diputado y quien esto escribe, miembro del Frente Cívico Nacional.
En las circunstancias en las que la lucha se hacía más aciaga, nosotros desde la calle, y Merino desde la curul, se convertía en voz vibrante, en campanada de denuncia, en el parlamentario capaz que con argumento profundo, daba las batallas a las que estaba llamado en defensa de sus ideales.
Los razonamientos de Merino y su habilidad de tribuno lo hacían indispensable en las palestras de debate ante los medios de comunicación. Tal fue su sacrificio, que llegó a agotarse en esas faenas, lo que inclusive, llegó a preocupar a quienes estábamos en ese momento en la lucha.
También debe destacarse, que siendo diputado la primera vez, se publicó su libro: “La sociedad globalitaria: una mirada a la cleptocracia neoliberal”. En este texto es claro que Don José no era un mero activista, era un hombre de una aguda inteligencia, de un filoso pensamiento crítico y un combatiente por la justicia social. No podremos olvidar la alegría en su rostro, la noche que su libro fue presentado como parte de sus aportes, a la reflexión de la dinámica política del país.
Merino volvió a la Asamblea Legislativa en el cuatrienio 2006–2010, y en esa coyuntura confirmó su talante de gran luchador, esa vez, ante otro gigante: el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana.
Cabe aquí una anécdota: en el momento del debate por la aprobación de las denominadas “leyes complementarias”, Merino peleaba por su rechazo a través de la interposición de mociones, que le correspondía razonar.
Tal era la profundidad de los argumentos de Don José, que en un momento en el que el tiempo se le había terminado, quien fuera presidente de la Asamblea, el diputado Francisco Antonio Pacheco, le dijo más o menos lo siguiente: “Diputado Merino del Río, lamento verdaderamente, en razón de la profundidad de sus argumentos, el decirle que su tiempo se ha terminado, cosa que de verdad siento, pues sus tesis y discurso son dignos de escuchar, sin deseos de que acabe”.
La última vez que vi a Don José, fue en la librería de autores costarricenses de la Universidad de Costa Rica; me saludó con cordialidad y me preguntó por mis actividades personales; recuerdo que nos despedimos alegres de nuestro encuentro.
En el marco del Frente Amplio, partido que fundara, no descansó para buscar en el ámbito de la oposición al Partido Liberación Nacional, esa coalición que luchara por arrebatarle el poder y darle un nuevo rumbo al país.
Ha perdido Costa Rica a uno de sus grandes diputados, ha perdido la izquierda a uno de sus grandes líderes…
Salud a un gran hombre, a quien la patria debe estarle agradecida.
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