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Una decepción como portero del Alto Rendimiento de Liga Deportiva Alajuelense, donde no fue seleccionado por ser “muy bajito”, lanzó al joven estudiante del Liceo Vargas Calvo no solo a eliminar la disciplina del fútbol de su archivo como deportista, sino a probar suerte y aventura en alguna otra competencia. El resto es responsabilidad de la Academia MMA Costa Rica y del maestro Milton Marín.
Lo cierto es que un día a la salida de clases, Franklin Rivas caminaba en ruta a la Universidad de Costa Rica (UCR) cuando le atrajeron unos ruidos dentro de un gimnasio. “Escuché golpes, gritos y una combinación de sonidos que me atrajeron y entré al recinto. Lo primero que me fijé fue en el cuadrilátero. De una vez dije que algún día estaría sobre uno de ellos y un juez me levantaría el brazo como campeón”.
Así inició su relato a UNIVERSIDAD este estudiante de Administración de Empresas de la UCR, que con 21 años de edad carga, sobre sus puños y patadas, nada más y nada menos que dos coronas de campeón mundial de kickboxing, un deporte de contacto de origen japonés en el que se mezclan las técnicas de lucha o combate del boxeo con las de algunas artes marciales como el karate y el boxeo tailandés.
En esta disciplina son válidos todos los ataques de pierna sobre los muslos, en su interior o exterior, golpeando con la tibia o el empeine, conocidas como low kicks. También, hay patadas circulares atas y a media altura, así como otras patadas como las frontales, las descendentes, las oblicuas descendentes, las patadas en giro, las patadas de frente y en gancho.
“Aunque estas patadas son muy espectaculares, resultan poco efectivas en un combate ya que son complicadas y permiten que el oponente las encaje (asimile), bloquee, esquive o desvíe, por lo que son más comunes en los últimos asaltos, si la puesta fuera de combate o knock out (nocaut) no es posible, con el fin de ganar por puntos”, explicó Rivas, quien agrega que en este deporte no se permite golpear en la cadera, en los genitales ni detrás del cráneo en todo lo que forma la columna vertebral.
VERTIGINOSO ASCENSO
Franklin se matriculó en la Academia en el año 2008 y empezó a practicar kickboxing y karate. Ocho meses después tuvo su primer combate en karate en una competencia entre academias y lo ganó. “Le quebré la nariz a mi rival en el segundo round”, dice como si nada.
“Me sentí de maravillas; tuve la sensación de que gané porque fui superior que mi rival y que tantas horas de entrenamiento tenían sentido”.
Rivas siguió haciendo peleas de karate y en el año 2009 la MMA recibió una invitación para viajar a un torneo internacional en Miami, organizado por la afamada academia Kyokuyama.
“Debuté internacionalmente y triunfé en mi primer combate contra un estadounidense. Mi maestro Marín y los compañeros de la Academia Esteban Castro, Luis Carlos Hernández y Carolina Muñoz, esposa de don Milton, me felicitaron por la victoria. Un año después dejé el karate y me dediqué a tiempo completo al kickboxing”.
Ese año 2009, Rivas viajó a una competencia internacional en El Salvador y le tocó enfrentar al ídolo local. “Entré silbado y salí aplaudido, la pura verdad que me robaron la pelea y los aficionados así lo comprendieron”, expresó.
Acostumbrado a entrenar cinco horas diarias cuando está en competencia y dos horas al día cuando no hay actividad oficial. En la temporada del 2010, Franklin Rivas logró dos victorias en kickboxing en la categoría de menos de 60 kilos en una competencia entre diez academias en el Liceo de Costa Rica. Un combate lo ganó por nocaut y otro por decisión.
Después, siguió una competencia internacional en Jacó y tuvo que vérselas contra el campeón de El Salvador. Triunfó Rivas en tres rounds por decisión unánime.
PRESENCIA MUNDIALISTA
En julio del 2011, la Federación Internacional de Kickboxing (IKF) organizó el campeonato mundial en Orlando, Florida. Costa Rica viajó con Franklin Rivas y Carolina Muñoz; estuvieron presentes las grandes potencias de esta disciplina en Europa, como Holanda, Ucrania, Estados Unidos y Tailandia.
“Llegué hasta semifinales y la perdí con el chileno Jorge Buchi, en categoría 57-59 kilos. Carolina cayó en la final con la local, Tesia Torres”, recordó Rivas.
El costarricense barrió en el torneo local en el Club Peppers y enseguida tuvo una prueba de fuego cuando enfrentó al excampeón mundial, Ryan Badrún, con el que perdió por decisión en cinco rounds.
“Este fue un fogueo de lujo para el siguiente Mundial”, añadió el deportista. Y así fue. En julio de este año, Rivas volvió al campeonato mundial de la IKF, de nuevo en Orlando y realizó dos peleas.
En la primera noqueó al peruano George Guillén, gracias a una patada en la cabeza en el tercer round, en categoría 55 kilos, y pasa a la final contra el local, James Wilson, campeón del mundo de full-contact.
“En los tres primeros rounds no había nada definido: mi esquina me animó; mi entrenador Marín me dijo que podía ganar y entré con todo en el cuarto round. Logré pegar a Wilson, lo que obligó al juez al conteo de protección. Aunque al llegar a ocho intentó regresar al combate, ya la decisión se puso a mi favor y así el 22 de julio me coroné campeón mundial”, exclamó este joven de padres guanacastecos.
De regreso a Costa Rica, la Academia MMA recibe nueva invitación para competir en otro campeonato mundial, solo que esta vez organizado por la Asociación Mundial de Kickboxing (WKA), siempre en Orlando, del 22 al 29 de setiembre, con la presencia de casi 30 países, entre estos: Kosovo, Alemania, Bosnia, Egipto, Francia, Italia, China, Inglaterra, Brasil, Estados Unidos, Puerto Rico, etc.
“Hice tres peleas”, cuenta Rivas. “La primera contra el bosnio Goran Lolic, campeón europeo; lo conecté en el segundo round con un gancho de izquierda, le hicieron la cuenta de protección. Terminó el tercero y gané por decisión”.
“Al día siguiente me tocaba enfrentar a Ilr Menxhiqui de Kosovo, todo esto en categoría menos de 60 kilos, pero no se pudo presentar, pues se lesionó en su pelea con Nick Pérez, estadounidense de origen puertorriqueño, que llegó a la final contra mi”.
“Con 41 años de edad y muchos combates a su haber, Pérez me pegó en el primer round y lo ganó. Fui a mi esquina y Milton Marín me motivó. Le gané el segundo y el tercero. Los jueces dictaron decisión unánime en mi favor y con ello me coroné campeón mundial por segunda ocasión”.
Como practicante de una disciplina olvidada por las autoridades deportivas y los medios de comunicación, el bicampeón mundial desea agradecer todo el apoyo de sus padres Franklin Rivas y Sonia Mairena; su hermano José, su maestro Milton Marín y compañeros de Academia; el gran apoyo que le brinda Noelia Jiménez y la marca de ropa deportiva Dethrone.
“No hemos recibido un centavo de las autoridades deportivas de este país; de manera que cada salida a competir corre por nuestros propios medios”.
Dicho por un bicampeón mundial, no deja de producir sonrojo y pena.
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