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Los opositores han montado una petitoria en el sitio AVAAZ.com, para que se prohíba el maíz transgénico en Costa Rica. Esta foto es de una protesta contra una propuesta similar a principios de año en Hawaii. (Foto: Viriditas, Wikimedia Commons)
De acuerdo con un comunicado de prensa difundido el pasado 2 de noviembre por el Bloque Verde -iniciativa que agrupa a organizaciones ecologistas y ambientalistas-, la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad y Servicio Fitosanitario del Estado (SFE) recibieron solicitudes de las empresas D&PL Semillas Ltda, y Semillas del Trópico, para sembrar cuatro tipos de maíz transgénico -genéticamente modificado- en Guanacaste.
Según esa fuente, D&PL Semillas Ltda busca sembrar 15 hectáreas de las variedades transgénicas MON-88017, Maíz MON-603 y Maíz MON-89034 -desarrolladas por la multinacional Monsanto-, mientras que Semillas del Trópico tramita la solicitud para sembrar 20 hectáreas de MON-603 y MON-00863-5, también de Monsanto.
Fabián Pacheco, quien forma parte de la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad en representación de la Federación para la Conservación del Ambiente (FECON), subrayó que la solicitud se da en el contexto de un “esfuerzo de parte de la población por cuidar estas variedades criollas de maíz, como para que ahora traten de introducir variedades transgénicas en Guanacaste, que presenta un ecosistema rico para el maíz, pero muy frágil”.
Añadió que la iniciativa por introducir variedades transgénicas “es una agresión en una zona clave y sólo beneficiará a Monsanto y a estas compañías, en detrimento del productor local de maíz y la cultura del maíz en Guanacaste”.
POLÉMICA
Por otra parte, Alejandro Hernández, quien forma parte de la misma Comisión en representación del Ministerio de Ciencia y Tecnología (MICIT), no se refirió concretamente al tema, pues según dijo “existe un impedimento legal que me impide referirme a información referente a la Comisión de Bioseguridad”.
En ese sentido, indicó por escrito que el artículo 134 del Reglamento 26921-MAG, “declara como confidencial la información que cualquier entidad física o jurídica presenta al Ministerio de Agricultura (MAG) y que la Comisión de Bioseguridad en un eventual caso tendría de revisar desde un punto de vista técnico».
Tal como se haya disponible el mencionado reglamento en el sitio en Internet de la Procuraduría General de la República (PGR), ese artículo 134 habla de la obligatoriedad de toda persona física o jurídica que pretenda introducir materiales genéticamente, de informarlo a las autoridades.
Donde sí se habla de confidencialidad es en el artículo 132, el cual establece que “toda la información técnica y científica que aporten las personas físicas y jurídicas para los respectivos registros tendrá carácter confidencial”.
Hernández además destacó que en esa Comisión los movimientos ambientalistas tienen voz y voto, y que el modelo legal de Costa Rica es “un ejemplo a nivel internacional”, ya que “el cultivo de organismos mejorados por técnicas de biotecnología moderna es fuertemente regulado y controlado por el MAG, lo que permite tranquilidad en torno al desarrollo de agricultura orgánica, dado que debe existir un registro de lotes en zonas donde no existen cultivos, alrededor de una u otra tecnología”.
Añadió que su posición personal sobre cualquier registro de organismo “mejorado”, es que cada solicitud debe analizarse desde el punto de vista científico y técnico. “El peor error que puede cometer un país es tomar decisiones basados en criterios sin sustento técnico y mucho menos basado en el temor”, añadió.
Mientras tanto, Pacheco aseveró que la Comisión “ha brillado por tener una actitud en favor de la ingeniería genética, una actitud de mayordomos de las empresas que siembran transgénicos, más allá de velar por la verdadera bioseguridad según lo que ecologistas, campesinos e indígenas hemos señalado”.
“Maíz cancerígeno”
Fabián Pacheco destacó el hecho de que esta iniciativa se da en Costa Rica cuando hace poco se dio a conocer una investigación realizada por el Comité de Investigación y de Información Independiente sobre Genética (CRIIGEN) de la Universidad de Caen, Francia, según la cual el consumo de maíz transgénico de Monsanto MON-603 en ratas insidió en que murieran de manera prematura y aumentara la incidencia de tumores de entre el 60% y 70%, comparada con el 20% a 30% de las ratas que no lo consumieron.
Al respecto, Alejandro Hernández compartió con UNIVERSIDAD un comunicado de prensa de la Autoridad Europea sobre Salud Alimentaria (EFSA por sus siglas en inglés) fechado el 4 de octubre, y en el cual esa entidad manifiesta que esa investigación es “de calidad insuficiente para que se le considere una evaluación de riesgo válida”, y añade que se invitaron a los autores de la investigación para que compartieran “información adicional clave”.
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