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La Defensoría de los Habitantes investiga la contaminación con arsénico en numerosos acueductos y fuentes de agua para consumo humano de la provincia de Guanacaste, en especial Cañas y Bagaces, y en la zona de Aguas Zarcas, en San Carlos.
“En estas zonas, se han recibido decenas de denuncias de pobladores, que se quejan del riesgo que puede tener para la salud la presencia de arsénico en el agua de consumo humano. Por eso, la Defensoría de los Habitantes realiza una investigación profunda y está pidiendo informes al Ministerio de Salud y a Acueductos y Alcantarillados (AyA) sobre las medidas preventivas que están adoptando”, dijo a UNIVERSIDAD Hazel Díaz, directora del departamento de Calidad de Vida de la Defensoría.
El director del Laboratorio Nacional de Aguas, adscrito a AyA, Dagner Mora, explicó a UNIVERSIDAD que esa institución investiga las causas de la presencia de arsénico en la zona de Cañas y Bagaces, cuyos rastros se detectaron en el 2010 y, posteriormente, en un conglomerado de seis comunidades, que conforman lo que se denomina Asada 5, y en Vueltas de Kooper, en Aguas Zarcas de San Carlos.
En uno de estos pozos, los estudios de laboratorio encontraron concentraciones de arsénico de hasta 187 microgramos por litro, cuando la norma que se utiliza en el país, amparándose en las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), es de apenas 10 microgramos.
Sobre la presencia de arsénico, cuya exposición prolongada por ingestión de agua puede provocar hidroarsinicismo, Díaz explicó que algunos expertos manejan al menos dos hipótesis: “origen volcánico o natural, o bien contaminación por uso de plaguicidas y agroquímicos”.
Tanto Mora como Carlos Vargas (ver nota aparte: “Hay poblaciones que aún consumen agua contaminada”), director de Investigación y Desarrollo Experimental de AyA, consideraron que los rastros del metaloide en varios pozos, manantiales y acueductos de Guanacaste y de San Carlos podrían tener origen geológico.
El Gobierno emitió, meses atrás, un decreto de emergencia para enfrentar el problema en las zonas mencionadas.
Vargas explicó a UNIVERSIDAD que los técnicos de Acueductos y Alcantarillados impulsan varias medidas desde la aparición del metaloide en las comunidades afectadas, unas 20, en ambas regiones. Esas medidas de precaución incluyen desde procesos de remoción, coagulación-filtración, mezclas de fuentes contaminadas con limpias, cloración y hasta el abastecimiento con camiones cisterna en comunidades como Agua Caliente de Bagaces, y otras pequeñas poblaciones de Cañas, como “Hotel Cañas”.
Un reporte del Laboratorio Nacional de Aguas determinó en el 2011 que 20 acueductos rurales, en su mayoría de Guanacaste y San Carlos, presentaron ese año arsénico en concentraciones superiores a la norma permitida en Costa Rica.
Las muestras analizadas del pozo de Agua Caliente de Bagaces registraron una concentración de 62 microgramos por litro, en Arbolito 23, Montenegro 23, Hotel Cañas 181, San José Altamirita-Santa Fe-La Gloria de Aguas Zarcas 48, y en Vuelta de Kopper 187 en la naciente 1 y 142 en la naciente 2 (Ver Mapa: Las principales fuentes de riesgo).
La Escuela de Geología de la Universidad de Costa Rica desarrolla en la actualidad una investigación, a solicitud de AyA, en las zonas de riesgo para determinar con precisión el origen de la presencia de rastros de arsénico en acuíferos y fuentes de algunas partes de Guanacaste y San Carlos, dijo Mora.
Mora lamentó que en el país no se hayan realizado estudios epidemiológicos para determinar si la norma sobre la concentración de arsénico en aguas de consumo humano es la correcta. “Solo con estudios de este tipo se podría determinar si esta o normas más elevadas son o no peligrosas para la salud”, dijo.
El tema de la presencia del metaloide en Guanacaste y San Carlos desató una controversia entre el químico y funcionario de la Caja Costarricense del Seguro Social, Rigoberto Blanco, y Mora, luego de que el primero impugnara ante la Sala IV un decreto del Ministerio de Salud, en el que se variaba la norma permitida para la presencia de arsénico en aguas de uso hospitalario, ampliando el rango a 50 microgramos por litro.
“Con esto pretendían potabilizar el agua por decreto”, dijo Blanco a UNIVERSIDAD. Además, advirtió que se trata de un asunto muy delicado que puede llevar a convertirse en un grave asunto de salud pública, “pues el arsénico es un reconocido cancerígeno y causante de daños fisiológicos”.
Blanco criticó el empleo de procesos como el de oxidación (cloración) que permite diluir del arsénico de una valencia 3 a 5, reduciéndole hasta diez veces la toxicidad, por cuanto considera que las poblaciones afectadas siguen expuestas siempre por largo tiempo a la presencia de la sustancia mediante el consumo de agua.
Explicó que el arsénico se acumula en el organismo por exposición crónica “y en ciertas concentraciones ocasiona afecciones como alteración de la piel, con efectos secundarios en el sistema de músculos y piel, y en menor grado en hígado y riñones”.
“La evidencia epidemiológica señala que las personas que han ingerido arsénico inorgánico de manera prolongada a través de agua bebida sufren de hiperqueratosis palmoplantar, cuya manifestación principal es la pigmentación de la piel y callosidades en las palmas de las manos y en los pies”, alertó Blanco.
Beatriz Angulo, una residente de Agua Caliente de Cañas, dijo a UNIVERSIDAD que la contaminación del acueducto de la zona mantiene en permanente angustia a los pobladores de la pequeña comunidad.
“Estamos manos arriba, incluso hemos pensado en acudir a la Sala Constitucional, porque la gente está muy preocupada”, comentó Angulo.
Yamileth Astorga, Coordinadora del Programa de Gestión Ambiental de la Universidad de Costa Rica, dijo a UNIVERSIDAD que el hallazgo de rastros de arsénico en los sistemas de agua potable “es un llamado de atención sobre algo que hay que resolver inmediatamente. Para el AyA debería significar buscar otras fuentes y no limpiar esa agua y desechar las contaminadas”.
Jefe de Investigación de AyA
“Hay poblaciones que aún consumen agua contaminada”
El Director de Investigación y Desarrollo Experimental de AyA, Carlos Vargas, dijo a UNIVERSIDAD que pese a los esfuerzos de la institución, hay poblaciones en Guanacaste y San Carlos que siguen recibiendo agua contaminada con arsénico.
¿Por qué se ha tardado en aplicar medidas correctivas en Asada 5 y Vuelta de Kooper, si hay una gran cantidad de contaminación con arsénico en los pozos?
—El tema del arsénico, en primer lugar, es nuevo. La sustancia aparece recientemente, hace unos dos años. La respuesta al problema tiene que ser muy cuidadosa. Hay una precisa en términos de salud pública porque hay unas 20 comunidades que enfrentan el problema de recibir agua contaminada en diferentes concentraciones, especialmente en la zona de Guanacaste, en Cañas y Bagaces, y en la subvertiente norte, en Aguas Zarcas. Se trata de sistemas administrados por AyA y organizaciones comunales.
En el momento en que aparece la sustancia se comienza a trabajar sobre esto y se requieren varios aspectos. Primero, se deben tener datos seguros, porque como el descubrimiento es muy reciente, y cuando hay una sustancia que tratar, se necesita tener un registro de datos consistente. Hay que hacer varias interpretaciones para estar seguros de si es una sustancia que puede variar con el tiempo, o estacionalmente, y por eso hay que establecer un registro de datos.
Si se busca remover el arsénico, hay que saber con qué está trabajando. Si va a utilizar tecnología se tiene que saber cuánto es lo que hay que remover.
¿Son equipos caros? ¿Y qué hacer entonces?
—Son bastante caros, en el orden de los $300 000 y $400 000 para una comunidad pequeña.
Se conformó un grupo de investigación de tecnologías. Hemos desarrollado modelos de balance de la presencia de la sustancia. El Laboratorio Nacional de Aguas ha estado realizando los análisis para conocer la presencia tanto en las fuentes como en los acueductos.
El equipo de investigación se ha abocado a conocer y seleccionar las tecnologías que son más eficientes, a conocer los costos. Hemos evaluado experiencias en Costa Rica en equipos similares a los que creemos que son los más adecuados. Son procesos de filtración a presión. Además, hemos tenido la oportunidad de salir a otros países que han avanzado en el tema, conocer tecnologías. Hemos revisado experiencias en Nicaragua, México, Argentina, Chile y Bangladesh, y nos concentramos en la información más extensa, como la EPA, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos.
¿Cuáles son las medidas prácticas, en los lugares donde hay pozos y acueductos contaminados?
—El manejo de esta sustancia es muy complejo. Una de las maneras es tratarla, no con cloro, sino hacer remoción de la sustancia, mediante coagulación-filtración, en el que se utiliza desde materiales patentados hasta sustancia o insumos libres.
Desde el punto de vista operativo hemos usado productos que no tengan compromisos con empresas determinadas, tecnologías que sean bastante conocidas. La coagulación-filtración consiste en agregar un producto al agua de la fuente y esto provoca que se aglomeren las partículas. Así se puede remover en el proceso de filtración.
Estamos viendo como acoplamos el grupo de investigación, que lo coordino yo, con las tareas operativas, porque hay tratamiento de remoción o se puede mezclar; es decir, se une una fuente limpia con otra contaminada para que se mezcle, y esto reduce la presencia del arsénico en las cañerías.
¿Esto es para disminuir la cantidad de arsénico en el agua, pero este siempre tendrá rastros de la sustancia?
—Sí, para reducir la concentración, que se mide en microgramos por litro. Esta técnica se usa en Estados Unidos. Los países que han tenido que enfrentar este problema siguen una serie de alternativas: abandonan la fuente, mezclan o usan proceso de remoción.
Si usted necesita bajar la concentración, puede mezclar agua limpia con contaminada, para diluir y eso hace que el cuerpo humano reciba una concentración muy baja.
¿No erradica totalmente la contaminación?
—Lo que se hace es cumplir la norma al ajustarla al límite o dejar la concentración de arsénico por debajo. Eso asegura agua potabilizada. El sistema es complejo porque hay que saber qué cantidad de agua está mezclando.
El acueducto de Asada 5, en Aguas Zarcas, es complicado. Hay tres tanques interconectados por líneas de conducción. Tienen cinco pozos conectados y dos nacientes. Se trata de 1500 servicios y 4000 personas. Entonces hay que analizar todo el sistema y explicar como se debe operar. La situación aquí es bastante compleja de manejar.
Estamos tratando de asegurar que el tema operativo se maneje adecuadamente.
¿Por qué no resolver con mayor rapidez? ¿En Asada 5 o Vuelta Kooper el agua está contaminada con arsénico?
—Está contaminada, no cumple la norma. Es una situación compleja. Si usted le compra un aparato, muy complejo, lleno de sensores, de sistemas de control automático, de operación complicada, usted tiene que invertir $300 000 y la comunidad no va a tocar ese aparato. No hace sostenible la inversión. Ensayamos entonces soluciones sostenibles, y no a la carrera u ocurrencias.
¿Qué pasa con la salud de esas poblaciones de Aguas Zarcas?
—Vuelta de Kooper y Asada 5 es donde hemos metido más esfuerzo. Es una zona muy compleja. Se detectaron entre 180 y 140 microgramos de arsénico por litro. Eso se sacó, se integró al sistema y hoy día el rastro es de 34 microgramos por litro. Es una mejoría pero tiene que bajar a 10.
¿Pero no están abasteciendo con cisternas, como en Guanacaste, por qué razón?
—Porque estamos en la ruta de resolver. En los próximos días se ingresa a la zona a perforar pozos para obtener nuevas fuentes de agua. Enviar camiones cisterna es una solución parcial, de emergencia. La aplicación de la norma, de 10, requiere de un plazo, todos los países lo han hecho. Se está clorando también.
¿Qué sucede con Cañas y Bagaces?
—En esos casos se han establecido soluciones, pero aun así han sido de emergencias.
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