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A pesar de tener un origen bastante modesto, Charles Péguy consiguió salir adelante gracias a su intelecto. Durante su juventud, perdió a su padre y su madre se dedicaba a empajar sillas. Fue en este periodo donde conoció las reuniones de trabajadores, y durante su vida fue un activista en defensa de sus derechos, aunque siempre se mostró en contra de aquellos que exigían recompensas por el menor trabajo o el uso de la violencia para alcanzar sus objetivos (Royal R, 1996).
Durante su vida fue un socialista y esto le bastó para que se separara de la religión; aunque más tarde en su vida se volvió a acercar a esta, de un modo diferente, pues aún conservaba sus creencias anticlericales. Su fe en este sentido, era muy personal y sincera. Se dedicó a escribir de una manera apasionada sobre política y polémica con elementos místicos y líricas, lo que también motivó que se apartara un poco de los círculos socialistas. Para él, el cristianismo y los valores republicanos eran ideales que se podían alcanzar paralelamente, pero que eran atacados por los mismos defectos y, en consecuencia, podían llegar a decaer bastante. Su fe fue su inspiración para luchar por los necesitados, no la ideología marxista.
Tuvo la oportunidad de ser alguien llamativo dentro del ámbito académico y político, mas no lo fue porque simplemente se negó a formar parte de un sistema corrupto entre políticos e intelectuales, por lo que la mayor parte de su vida fue bastante modesta (Royal R, 1996). Su librería Bellais y sus “Cuadernos de la quincena” fue la forma que tuvo este autor de compartir sus ideas.
Para él, no se debían de aplicar pensamientos ortodoxos; a pesar de su apoyo al socialismo, él vio cómo sus dirigentes caían en las mismas redes de poder y corrupción que aquellos que apoyaban a la burguesía. El único lineamiento, que puede definir el pensamiento de un hombre, era la fidelidad a la verdad y a la justicia, y no un compromiso con partidos políticos.
Es por esto que el pensamiento de Péguy es claramente el de alguien libre, pues es capaz de reconocer los límites del socialismo, y no cae en los totalitarismos, puesto que “la tiranía siempre está mejor organizada que la libertad” (Books and writers, s.f,). Lo más importante era la esperanza y la completa fidelidad con la verdad, que es la única que puede traer al hombre un mejor mañana.
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