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Viaje con nuevo libro a los misterios arqueológicos de Guayabo

Ir más allá de la estricta descripción del registro cultural y aventurarse a plantear el significado detrás de los inquietantes petrograbados de Guayabo es la aventura que emprendieron las autoras Ana Cecilia Arias, Floria Castrillo y Grace Herrera, en su libro “Una Historia escrita en piedra”.

Ir más allá de la estricta descripción del registro cultural y aventurarse a plantear el significado detrás de los inquietantes petrograbados de Guayabo es la aventura que emprendieron las autoras Ana Cecilia Arias, Floria Castrillo y Grace Herrera, en su libro “Una Historia escrita en piedra”.
Cabe destacar que el libro ve la luz poco antes de cumplirse un año del deceso de la artista Castrillo, a quien Arias y Herrera dedican la publicación y apuntan que “todo empezó” con las reproducciones que de esos registros arqueológicos ella realizó en el marco de un programa de Trabajo Comunal Universitario (TCU) de la Universidad de Costa Rica (UCR) en el Parque Nacional de Guayabo —cantón de Turrialba—, donde se ubican esos restos arqueológicos.
Los petrograbados son imágenes grabadas en piedra, las cuales consisten en líneas de diversa profundidad y entre las que se encuentran “formas de espiral (la más abundante), serpentinas, óvalos y círculos que plasman estructuras de carácter orgánico”, explica el texto.
Arias, quien es docente, investigadora y exdirectora de la Escuela de Antropología de la UCR, explicó que estos petrograbados “han sido asumidos desde lo fantástico y se les ha relacionado con naves interplanetarias o constelaciones”, aunque enfatizó que en la ciencia de la arqueología es fundamental el contexto físico en el que se halla el registro cultural, así como el “lenguaje social” del que forman parte.
“Enfocamos nuestro estudio en lo simbólico, lo cual no es una novedad, pero abre grandes posibilidades”, detalló.
Añadió que evidentemente no se cuenta con los códigos a partir de los cuales fueron elaborados, por lo que se les estudia a partir de otros petrograbados del país y del continente, así como del estudio de piezas de cerámica, oro o jade. “Se trata de un lenguaje sintético sacro, detrás del cual está su forma de ver el mundo”, acotó.
DIÁLOGO CON EL PASADO
De acuerdo con Arias, en la arqueología se tiende a pensar que el pasado precolombino fue como una suerte de Jardín del Edén, mas fueron “sociedades como todas, con sus propias contradicciones y con estructuras de poder que debían legitimarse, a lo cual ayudan los signos externos como estas imágenes”.
No dudó en afirmar que Guayabo era un sitio sagrado y que se trató de una sociedad muy jerarquizada, lo cual implica “una gran cohesión social que requería de signos externos y fuerte simbolismo, que es donde entra en juego el chamanismo. Era una sociedad animista y chamánica”, detalló.
Hizo ver que los petrograbados son un rasgo no excepcional, en el sentido de que forma parte del conjunto de elementos arquitectónicos —como calzadas, montículos y sepulturas—; no obstante, brindan identidad al grupo social.
Por su parte, Herrera —artista y profesora de varias técnicas artísticas de la Escuela de Artes Plásticas, que la nombró profesora emérita en el 2007— afirmó que “definitivamente” en esta ciudad se encontraban chamanes, quienes se ocupaban de ordenar el mundo sagrado. También, llegaban visitantes, artesanos y campesinos.
“Nuestro diálogo con los petrograbados es presentado con hipótesis surgidas a partir de la similitud que encontramos con el registro arqueológico de otros pueblos de Latinoamérica, Norteamérica y Europa”, indicó. Por ejemplo, el libro analiza la coincidencia del elemento geométrico de la espiral en los petrograbados de Guayabo y otros de Irlanda, Arizona y Nuevo México (Estados Unidos), y España.
“Presuponemos —dijo Herrera— que en los petrograbados se comprendía toda la sabiduría del pueblo; podían ser síntesis de los conocimientos propios y de los recibidos de otras latitudes”. Añadió que se trata de un lenguaje “para nosotros abstracto”, aunque puede que en algunos casos se tratara de planos de conducción de agua.
Arias expresó que “esperamos que la gente comience a pensar y se cuestione sobre el valor de lo indígena y de conocer a los ancestros por medio de la arqueología y del arte. La salvaguarda de lo indígena es la salvaguarda de nuestra historia. Es un papel que queremos que juegue el libro”.
 

 
Busque el pasado
La primera edición del libro no ha salido a la venta, pero ya se tramita una segunda que sí lo estará. Sin embargo, para conseguir ejemplares en este momento se puede escribir a las autoras a los correos [email protected] y [email protected]

  • Vinicio Chacón 
  • Cultura
Spain
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