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Cuando se puede caminar con la frente en alto

La vida universitaria de por sí es muy compleja, está llena de encuentros y desencuentros.

La vida universitaria de por sí es muy compleja, está llena de encuentros y desencuentros.
No obstante ello, cuando se vive con pasión, con entrega, con dedicación absoluta, se siente una especie de calma espiritual y una tranquilidad por el deber cumplido.
Una instancia que ha sido pilar institucional, en nuestro centro de enseñanza, es el Semanario UNIVERSIDAD; desde el primer número, allá por el año 1970, este medio de comunicación, ha sido un espacio, el cual, ha permitido la reflexión, el análisis, desde una óptica diametralmente diferente a los tradicionales medios, que son feudos de lo más rancio de la oligarquía costarricense, y, que por sus posturas dogmáticas y sectarias no permiten el disenso; de ello son testigos de excepción, periodistas que los han despedido, porque sus reportajes chocan con los intereses creados, que cobija esa oligarquía, llámese industrial, agrícola, comercial, financiera.
Claro, el Semanario UNIVERSIDAD tampoco es que ha sido un jardín de rosas, pues contra él han enfilado sus baterías en diversos momentos, sectores conservadores intrauniversitarios, que acusaron al mismo de ser tendencioso; recuerdo las crisis de 1973 y 1984; ahí tuvimos que salir a defender la libertad de prensa, como bastión consustancial del régimen democrático costarricense.
Aparte de ello, el Semanario UNIVERSIDAD nos ha alimentado con los aportes humanísticos de columnistas de la talla de Isaac Felipe Azofeifa, Constantino Láscaris, Manuel Formoso, Carlos Catania, Fernando Durán, Joaquín Gutiérrez, Poli Délano, Mario Giacomelli, Gaetano Pandolfo,
¿Cuánto no aprendimos con la inteligencia, puesta ahí en unos trazos de una caricatura, la cual nos decía todo, sí, ese genio de Hugo Díaz?
Además, este ha sido un medio que nos ha permitido a decenas y decenas de costarricenses, poder expresar nuestras ideas, sin que haya mediado ningún tipo de censura, y eso ha sido un gran aporte a las libertades públicas en nuestro país.
Quienes han tenido en sus manos la Dirección de este medio de comunicación, han cumplido con creces ese principio; ahí está la práctica de Manuel Formoso Herrera, Mario Zeledón, Eduardo Amador, Renato Cajas (qpd), Thais Aguilar (aunque en mi opinión, no estuvo a la altura intelectual de una responsabilidad de esa magnitud), Carlos Morales, Laura Martínez.
Por otra parte, el Semanario UNIVERSIDAD, ha sido a decir verdad, una cantera, un laboratorio excelente, para que hicieran sus primeras armas como periodistas, entre otras y otros, Isabel Ovares Ramírez, Mariano Rodríguez Morúa, Erika Hénchoz Castro, Elberth Durán Hidalgo, Pilar Cisneros Gallo, Eduardo Ulibarri Bilbao, Patricia Vega Jiménez, Guillermo Fernández, y decenas de decenas, los cuales han laborado posteriormente en otros medios.
Podría emborronar cuartillas, señalando los grandes aportes que a la cultura nacional desde una óptica crítica, analítica, ha generado este medio de comunicación.
Hoy por hoy, algunas autoridades universitarias, han decidido que la actual Directora, M.Sc. Laura Martínez Quesada, deje de laborar, decisión esta que respeto, pero que no comparto en absoluto.
Soy del criterio, porque la práctica así lo ha demostrado, y la práctica es el mejor criterio de verdad, que la periodista Laura Martínez Quesada, en los años que estuvo como Directora, cumplió con suma responsabilidad, con la seriedad que atañe a quien dirige un medio, y el Semanario UNIVERSIDAD, gracias a sus excelentes reportajes, nos permitió a la ciudadanía costarricense  estar muy bien informados de las causas y los efectos, tanto de las cuestiones positivas como de las negativas, que sucedían en nuestro entorno.
Así las cosas, estoy convencido que la señora periodista, Laura Martínez Quesada, puede sentirse plenamente satisfecha de su labor cumplida, y salir con la frente en alto, porque ha sido consecuente con su pensamiento y su acción, al decir del Maestro y Periodista, José Martí: “El deber ha de cumplirse, simple y sencillamente”.

  • Gerardo Contreras (Catedrático)
  • Opinión
Joaquín Gutiérrez
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