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Impuesto sobre Huella de Carbono para preservar la competitividad sostenible del país

Dentro de los esquemas de cuantificación de flujos del comercio internacional y su impacto, podemos encontrar los relacionados con el intercambio monetario, aquellos que tienden a cuantificar la Huella Ecológica Global en término de área (Global Ecological Footprint), los flujos de Energía o Exergía (Perdida de Entropía), algunos focalizados en el impacto humano sobre la biodiversidad que miden el número de especies vertebradas (Global Living Planet Index), o bien como efecto del calentamiento global en términos de Huella de Carbono.

Dentro de los esquemas de cuantificación de flujos del comercio internacional y su impacto, podemos encontrar los relacionados con el intercambio monetario, aquellos que tienden a cuantificar la Huella Ecológica Global en término de área (Global Ecological Footprint), los flujos de Energía o Exergía (Perdida de Entropía), algunos focalizados en el impacto humano sobre la biodiversidad que miden el número de especies vertebradas (Global Living Planet Index), o bien como efecto del calentamiento global en términos de Huella de Carbono.
Para hacer una acción inmediata, de acuerdo con la política país de ser carbono neutral para el 2019, se hace necesario no solo determinar los flujos reales de intercambio de Carbono en las exportaciones e importaciones, sino también brindar un beneficio a aquellas actividades que puedan demostrar reducciones netas en su nivel de emisiones, cuantificando las diferencias existentes por efecto de origen de materia prima, método de producción, transporte y certeza en la contabilidad utilizada, hasta llegar a nivel de consumidor para cada etapa de producción y distribución.
Al cuantificar la huella total, podemos establecer diferencias reales a nivel de mercado de los diferentes productos más allá de consideraciones publicitarias inmediatas, y favorecer la sostenibilidad de aquellos bienes o servicios con el menor impacto negativo. Lo anterior para importaciones, exportaciones y productos de uso local por igual, para ser consistente con las políticas del comercio internacional.
Tasando de manera selectiva los productos de acuerdo con su huella de carbono total, obtendremos:
Migración hacia tecnologías de producción de energía renovable (eólica, hidro o fotovoltaica en los sistemas de producción).
Mejor uso de los sistemas de transporte y distribución para productos y mercancías (logística de distribución y transporte).
Mayor posicionamiento de los agricultores, productores locales de materias primas, alimentos e industriales producto de su cercanía con el centro de consumo y  la planificación-país que el ICE ha generado en el uso de energías renovables.
Reducción de las etapas de distribución, acercando más al productor primario con el consumidor y potencialmente incrementando el beneficio al cliente.
Valoración tangible del efecto en el precio, producto de una reducción significativa de la huella de carbono.
Incremento del procesamiento de bienes y servicios para brindar más valor a la producción y diluir el efecto impositivo.
Más empleo para sectores profesionales relacionados.
Mejoramiento ambiental del país cuantificable y documentable. Posicionamiento de marca país.
El costo final de cada producto dependerá de su valor intrínseco de mercado, más el incremento por impuestos que se establezca de manera creciente sobre los kgf/kg o unidad que tenga el producto o servicio. Dependerá de cada productor maximizar el uso de recursos y de cada consumidor, escoger las mejores opciones disponibles. Todo ello en beneficio del país y de manera congruente con nuestra política ambiental.

  • Rodolfo Wattson G. (Ingeniero Químico)
  • Opinión
Notas

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