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La Red Centroamericana de Centros de Pensamiento e Incidencia presentó recientemente esta investigación que apunta a un problema de muy graves dimensiones en la región. Economías pequeñas y frágiles con una tradición institucional endeble y carente de la capacidad para darles el debido seguimiento a complejos procesos de movimientos de capitales, son terreno idóneo para las operaciones de lavado de dinero que se convierte en una acechanza cada vez más importante para los estados del istmo.
El texto inicia con una definición de concepto en torno al lavado de capitales y sus implicaciones en las sociedades.
El dinero ilegítimo proviene de muy diversas fuentes y se inyecta en las economías mediante complejos procesos de enmascaramiento.
El libro señala que: “(…) la lógica de desregulación del sistema financiero global, así como la interconexión y facilidad para realizar transacciones a nivel global en los últimos 20 años, principalmente originada en los países desarrollados, han repercutido en facilidades cada vez mayores para blanquear dinero: el secreto bancario, las dificultades para realizar intercambio de información en tiempo real, la práctica del establecimiento de paraísos fiscales (o jurisdicciones opacas), agravan la magnitud del problema.”
Colocados los capitales dentro de las economías generan distorsiones, así como un entramado de corrupción en todos los niveles que agrava los procesos de ingobernabilidad.
Los investigadores presumen que dos de las áreas más afectadas por el blanqueo de capitales en el istmo son la ganadería y la construcción.
Como sugerencia para combatir el lavado de dinero, los analistas proponen: “(…) enfrentar este fenómeno a través de la protección de los mercados financieros legítimos y protegerlos contra los activos de procedencia ilícita; reduciendo el margen de probabilidades para recurrir a la confrontación armada y el derramamiento de sangre, estrategia que solamente ha logrado atenuar temporalmente este flagelo pero con un alto costo en vidas humanas.”
Otro aspecto para considerar, continúa el texto, es una armonización legislativa que contemple las diferentes definiciones legales del crimen organizado en cada uno de los países para facilitar la adecuada tipificación y respectivas sanciones de las actividades ilícitas.
El estudio concluye en la necesidad de trabajos de inteligencia y transmisión de información integrados y regionales que junto a la armonización de las distintas legislaciones permitan combatir un enemigo común.
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