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Estas bolsas tratadas con insecticidas son causantes de la aparición de agroquímicos en la orina de niños en Talamanca, según un estudio del IRET. (Foto: archivo)
Los niños que viven cerca de plantaciones de banano o plátano en el cantón de Talamanca tienen de dos a cinco veces más cantidad de agroquímicos e insecticidas en su orina, que aquellos que viven cerca de cultivos orgánicos.
Así lo confirma un estudio del Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas (IRET) de la Universidad Nacional (UNA), tras completar la etapa de análisis y obtención de resultados de las muestras de orina de 140 niños, con edades entre los 6 y 9 años en tres comunidades de Talamanca.
El estudio, que ya fue publicado en la revista científica “Environmental Research”, reveló alta presencia del insecticida “clorpirifos”, que se utiliza en las bolsas color celeste con que se cubren los frutos de banano o plátano de las plantaciones.
Dicho análisis comparó la presencia de químicos entre la comunidad de Daytonia (plantación de banano), Shiroles (cultivo de plátano) y Amubre, donde se practica la agricultura orgánica de estos productos.
ALTA EXPOSICIÓN
El análisis de las muestras, que debió hacerse en laboratorios fuera del país, buscó la presencia del compuesto químico 3, 5, 6 -trichloro-2-pyridinol (TCPy), sustancia que se halla en el cuerpo cuando hay contacto con el clorpirifos.
Las muestras revelaron que los niños y niñas que viven cerca de plantaciones de banano y plátano en las que se utilizan estos químicos, tenían dos veces más cantidad de TCP y que los habitantes de Amubre, donde se practica la agricultura orgánica.
Berna Van Wendell, una de las autoras de este estudio e investigadora del IRET, comentó a UNIVERSIDAD que se compararon los niveles encontrados de clorpirifos con la cantidad mínima recomendada por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, pues en Costa Rica no hay una referencia sobre este producto.
Van Wendell comentó que se ha estado trabajando con los productores de estos lugares, para que tomen conciencia del riesgo que implica la presencia de este tipo de sustancias, y vayan reduciendo su utilización en las plantaciones.
“Hemos iniciado un proyecto con fincas experimentales, donde los productores escogieron ciertos sectores de sus fincas en los que van a hacer un manejo “agroecológico” de los cultivos, sin aplicar estas sustancias”, comentó la investigadora.
La idea de los investigadores es promover que se utilicen las bolsas celestes, pero sin aplicarles el insecticida, ya que estos plásticos favorecen un mayor crecimiento de los frutos y les dan una mejor apariencia.
“Los intermediarios les pagan mejor precio si estéticamente el plátano se ve limpio. Les pagan solo la mitad si el plátano tiene manchas. Ellos se sienten obligados a usar estas bolsas para poder tener mayor ganancia”, explicó la investigadora.
También se está realizando un trabajo conjunto entre las comunidades y la Caja Costarricense de Seguro Social, para educar mejor a la población y erradicar prácticas de riesgo como el almacenamiento de las bolsas y los químicos en los hogares.
AMBIENTE CONTAMINADO
En este análisis, los investigadores también recolectaron muestras del ambiente en las comunidades, además de realizar un lavado de pies y manos a los niños. En el 30 % de los casos se encontraron rastros de un agroquímico conocido como Mancozeb.
La aplicación de este químico se hace principalmente vía aérea, por medio de avionetas o helicópteros, y en los estudios con animales se ha relacionado esta sustancia con el cáncer de tiroides.
“En Daytonia hubo en promedio cinco veces más de esta sustancia en la orina de los niños que en los niños que viven en la comunidad de agricultura orgánica; mientras que en Shiroles la cantidad fue dos veces más que en Amubre”, describió Van Wendell.
Detalló que la mayor presencia de la molécula denominada ETU (derivada del Mancozeb) en la orina de los niños, así como la contaminación ambiental en la comunidad de Daytonia, puede deberse a la aplicación aérea del químico, dado que en las plantaciones de plátano esta sustancia se aplica con bombas de mano.
En el caso de la comunidad productora de plátano, también se halló que en promedio los niños son quienes muestran una mayor presencia de químicos en su orina, y esto se puede deber a su temprana incorporación a las actividades laborales de las fincas.
Van Wendell indicó que en el caso de los clorpirifos, se conoce como parte de los riesgos una disminución en la capacidad intelectual y de memoria de los niños, pero esto se estudiará más a fondo en una nueva etapa de la investigación.
En lo que respecta al ETU, si bien no hay estudios en seres humanos, en animales se han determinado malformaciones ano-rectales, y se relaciona también con el cáncer de tiroides, por lo que está clasificada como una sustancia potencialmente cancerígena.
Faustina Torres:
“Aquí la gente no sabe utilizar los agroquímicos”
Faustina Torres es una productora de cacao orgánico que vive en Shiroles de Talamanca, y dice estar muy preocupada por los resultados del estudio del Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas (IRET), donde se revela la presencia de agroquímicos peligrosos en la orina de los niños de tres comunidades indígenas.
“Yo he apoyado mucho este estudio, incluso mis hijos forman parte de esos resultados, y claro que como mujer y madre estoy preocupada por lo que nos informaron”, comentó Torres a UNIVERSIDAD.
Faustina forma parte de la Asociación Comisión de Mujeres Indígenas de Talamanca y además de cultivar cacao, tiene sus parcelas de banano y plátano, pero se resiste a utilizar agroquímicos, pues los considera muy peligrosos.
“Lamentablemente tenemos muy cerca estas plantaciones de plátano en las que se usan agroquímicos, pero hemos visto que ni siquiera los saben utilizar. Aquí los equipos de protección los tienen guardados para decir que tienen, pero no se usan cuando se aplica el veneno. Tampoco saben cuánto tienen que utilizar”, criticó Torres.
En el caso del plátano, las bolsas aplicadas con insecticida son uno de los principales riesgos para los niños, ya que muchas veces estas coberturas plásticas quedan en el suelo y los pequeños las utilizan para jugar.
“Aquí es normal que los niños estén en el lugar en el que se entrega el plátano, y tienen contacto con las bolsas”, aseguró.
Torres comentó que la práctica de utilizar bolsas para proteger el plátano representa una fuerte inversión para los productores, quienes en muchos casos ni siquiera tienen claro si de verdad es rentable.
Si bien los efectos de los químicos no son tan evidentes a corto plazo, Torres detalló que en esta región se producen varios casos al año donde las personas utilizan el veneno para suicidarse al ingerirlo.
“Aquí las instituciones no piensan en la prevención. El Ministerio de Salud viene solo cuando hay un brote de alguna enfermedad o cuando hay dengue, pero no se preocupan por esta información que nos están dando”, reprochó.
Para esta mujer indígena, lo más preocupante es que se conocen los efectos de estos químicos en la capacidad intelectual de los niños, y su temor es que esta práctica esté poniendo en peligro no solo su salud, sino también su futuro.
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