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Expertos sospechan del cultivo de caña como generador de males del riñón. (Foto: cortesía de Gadi Amit)
Pobladores de Guanacaste viven desde hace más de una década un verdadero drama, pues estudios de la Caja Costarricense de Seguro Social descubrieron que cada día se elevan los casos de personas afectadas por graves problemas renales, en su mayoría población económicamente activa.
La provincia presenta el pico más elevado de enfermos en el país: 112.9 por cada 100.000 habitantes, seguida de Cartago, con 48 casos por cada 100.000 habitantes.
“Es algo dramático y preocupante; a cada rato aparecen personas con problemas, y es algo que se nos está saliendo de las manos”, dijo a UNIVERSIDAD Karla Fernández, coordinadora del Programa de Insuficiencia Renal del Centro de Atención de Salud Integral de Cañas –de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS)−, uno de los cantones guanacastecos más afectados, junto a Carrillo, Bagaces y Nandayure.
Médicos y dirigentes comunales no encuentran explicación a lo que sucede en la región. “Nos estamos muriendo de los riñones; aquí todo mundo se enferma”, expresó con impotencia Alicia Bolívar, una dirigente comunal de la población de Hotel de Cañas, ubicada cerca de Bebedero y La Libertad, en Cañas, donde los relatos sobre casos de personas fallecidas o atacadas por el mal son ya rutina.
Las sospechas sobre la incidencia de casos de males renales en Guanacaste apuntan a los cultivos agrícolas, en especial la caña de azúcar, y los residentes de ciudades como Cañas y Bagaces no dudan en señalar la contaminación del agua con arsénico, como el causante del drama que enfrentan muchas personas (ver recuadro: Víctimas relatan su drama).
Las condiciones de sobreesfuerzo físico, soportando temperaturas casi infernales en que laboran muchos trabajadores de la caña −debido a la práctica de la quema de los cañaverales en el verano−, tienen en alerta a personal médico de la zona. La contaminación del agua, la exposición a plaguicidas y algunos hábitos, como consumo de alcohol sin una adecuada destilación, atrae también la atención de los expertos.
“Muchos factores se tienen presente, pero por ahora los que se manejan son sólo hipótesis”, explicó a UNIVERSIDAD el doctor Roy Wong, funcionario del departamento de Sumaria Epidemiológica de la CCSS y coordinador de la investigación.
OCHO CANTONES EN LA MIRA
La investigación comprende a 8 de los 11 cantones de Guanacaste considerados cruciales para tratar de determinar las verdaderas causas del problema de salud pública, que castiga a la región Chorotega.
La muestra incluye a Cañas, Carrillo, Bagaces, Nandayure, Hojancha, La Cruz, Liberia y Nicoya, dijo Wong.
La parte metodológica de la investigación ya consumió ocho meses y ahora el equipo multidisciplinario, del que forman parte nefrólogos y epidemiólogos, así como personal médico regional, se apresta a iniciar las labores de campo, añadió.
El funcionario explicó que unas 850 personas serán convocadas en las próximas semanas para ser entrevistadas y analizadas, como parte del estudio, cuyos resultados se esperan para el mes de setiembre. “Hemos escogido a ocho de los cantones que presentan mayores problemas para decidir cómo orientar la investigación”, acotó.
Wong detalló que por el momento el equipo investiga condiciones asociadas a las personas, como tipo de trabajo, hábitos, condiciones laborales, si se han expuesto a medicamentos no recetados y hasta la ingesta de tóxicos, como alcoholes mal destilados.
Por el momento, el tema de la presencia de arsénico en algunos acueductos no es un elemento incluido en el proyecto, porque −según Wong− posibles causas ambientales serían objeto de otra evaluación.
En la actualidad, numerosos acueductos de Guanacaste y Aguas Zarcas de San Carlos presentan niveles altos de arsénico, un metaloide que en exposiciones prolongadas provoca daños renales, entre otras consecuencias para la salud, como lo informó este Semanario en su anterior edición.
HOSPITAL DE LIBERIA COLAPSADO
El hospital Enrique Baltodano Briceño de Liberia, que concentra la atención de salud de la región Chorotega y donde se encuentra la única unidad de diálisis de la provincia, se encuentra colapsado por la cantidad de personas con enfermedad renal crónica que acuden en busca de atención médica.
En el 2012 se registraron, por ese mal, 376 egresos hospitalarios, de los cuales 270 fueron hombres y 106 mujeres, según información suministrada por el centro médico.
La coordinadora del Programa de Insuficiencia Renal de ese cantón, Mónica Espinoza, hizo ver que ante la avalancha de enfermos que provienen de zonas como Carrillo, Bagaces y el mismo Cañas, esa unidad debió recurrir al sistema de diálisis peritoneal ambulatoria, mediante el cual se enseña al paciente o a sus familiares a aplicarlo en sus propios hogares.
Se trata de la colocación de un catéter en la cavidad abdominal del enfermo, para que este se aplique la solución que absorba las toxinas de su cuerpo.
“En Liberia sólo hay dos máquinas de hemodiálisis, pero están asignadas a la unidad de cuidados intensivos y muchos pacientes son remitidos al hospital México, que también ha sido colapsado por Guanacaste”, puntualizó.
Para Espinoza es muy difícil determinar por el momento el número de personas enfermas por insuficiencia renal crónica, pues “hay subregistros”, ya que muchas no saben que la padecen y otras recurren a atención privada.
“Estamos apagando el fuego del problema”, dijo la médica, tras señalar que una de las situaciones más angustiantes es la edad de los pacientes. “Estamos hablando de una edad promedio de 40 años, de pacientes económicamente activos con esposa, hijos y obligaciones que atender. Cuando son diagnosticados, muchos llegan en etapas 4 y 5, una escala de fase terminal”, lamentó.
Según Espinoza, en la actualidad la unidad que dirige atiende a 42 pacientes que requieren diálisis, la cual muchas veces debe administrarse una vez al día cuando menos.
Entre el 2006 y el 2009, el departamento atendió a 113 personas en fase avanzada, pero en los últimos dos años esa cifra subió a 156 en el hospital de Liberia, precisó.
Para explicar la magnitud del problema, Espinoza expuso que en Cañas habría 603 casos diagnosticados de enfermedad renal crónica, la mitad de los cuales están en etapa avanzada. “Son personas que requieren de diálisis peritoneal, hemodiálisis o trasplantes”, agregó.
En el caso del hospital de Nicoya, que atiende otro sector de Guanacaste, mencionó que carece de una unidad de diálisis y de registros “filtrados”, que permitan tener una idea de la emergencia en las poblaciones sujetas a su cobertura.
Mientras tanto, en Bagaces se reportan como diagnosticados 172 casos, aseveró la médica Yesenia Alfaro, responsable del área de atención de salud familiar.
Sólo en los dos últimos años, un total de 16 personas de la región Chorotega recibieron trasplante de riñón, 7 en el 2011 y 9 en el 2012, recordó Mónica Espinoza.
Por su parte, la médica Betsaida Herrera, directora del área rectora de salud de Bagaces, manifestó que no se ha emitido una declaratoria de emergencia sanitaria por parte del Ministerio de Salud.
La incidencia de males renales crónicos es un problema que también mantiene en vilo a otros países centroamericanos, en donde están siendo detectados en poblaciones del sector costero del Pacífico, reveló Dárner Mora, jefe del Laboratorio Nacional de Aguas del Instituto de Acueductos y Alcantarillados (AyA).
Víctimas relatan su drama
Olbert Cerdas, 53 años, del barrio La Unión de Cañas: “Fui diagnosticado con insuficiencia renal crónica desde hace siete años. Enfermé mientras laboraba en una empresa arrocera de la zona. No puedo trabajar”.
Ángel Lara, 65 años, vecino de Bagaces: “Hace dos días me detectaron insuficiencia renal; estoy muy deprimido”.
Fernando Morales, vecino de La Libertad, Cañas. “Tengo 16 años, estoy en quinto año del colegio. Enfermé el año pasado. Busco salir adelante”.
Ana Lorena Zúñiga, 19 años, vecina de Cañas. “Me someto a diálisis dos veces por semana”.
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