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Mauricio Boraschi, comisionado antidrogas y viceministro de la Presidencia en asuntos de seguridad. (Foto: David Chavarría)
A poco más de mil días de haber asumido la Dirección de Inteligencia y Seguridad Nacional (DIS), Mauricio Boraschi −comisionado nacional antidrogas y viceministro de la Presidencia− asegura que trabaja para crear una cultura que acepte la convivencia de los servicios de inteligencia en Estados democráticos, y con ello superar la negativa imagen que se tiene de estos y que es una herencia de la época de la “Guerra Fría”.
Boraschi conversó con UNIVERSIDAD con el fin de dar cuentas sobre la labor realizada hasta el momento por la DIS, así como por la Unidad Especial de Intervención (UEI), en donde detalló que los gastos en presupuesto se centran ahora en el mejor capital con que cuenta esta oficina adscrita al Ministerio de la Presidencia, como lo es su capital humano.
Las declaraciones del funcionario se refirieron al reportaje publicado por este Semanario la semana pasada (“DIS absorbe tercera parte del presupuesto del ministerio de la Presidencia”).
A continuación un extracto de la conversación que sostuvo Boraschi en compañía del Director de la DIS y el Jefe de Operaciones. A solicitud del Viceministro −tras aducir motivos de seguridad−, se omite el nombre de dichas personas.
¿Se justifica en nuestro país la existencia de un servicio de inteligencia?
−Hay que desmitificar la palabra inteligencia; en nuestro país se ve esta con un sentido retrógrado, herencia de la época de Guerra Fría; entonces se sigue hablando que es una policía secreta. La inteligencia se da en cualquier estado democrático del mundo; es un servicio público, y como tal es la capacidad de buscar información, analizarla y comunicarla a los tomadores de decisiones, acerca de aspectos que vayan a poner en riesgo la seguridad del Estado. En nuestro país, al no tener ejército, se requiere también para aquellos temas que afecten la soberanía, o sea temas delincuenciales. La DIS no es una policía secreta, está regulada y tiene misiones legales.
¿Hay amenazas reales en contra del país?
−Costa Rica tiene amenazas serias a su integridad y su soberanía como pocos países en la región; en este momento está invadido militarmente en la zona de Calero; es un país que se encuentra en la región más violenta del mundo, donde más vidas se pierden al día sin estar en una guerra, donde el combate contra el narcotráfico todos los días pone en riesgo la democracia. Los servicios de inteligencias en este momento forman parte de los Estados modernos. La ley encomienda una facultad a la DIS, que es informar a las autoridades pertinentes del Poder Judicial, de la amenaza de la comisión de un delito y trabajar coordinadamente para prevenirlo.
Teniendo en cuenta que al Ministerio de la Presidencia están adscritas tanto la DIS, como la UEI, ¿podría considerarse que este Ministerio asume funciones como si fuera de Defensa?
−Costa Rica es un caso muy raro en el mundo; siempre hemos apostado al principio de división de poderes que funciona con el sistema de pesos y contrapesos; se tomó la decisión además de que no todo el poder policial se podía concentrar en el Ministerio de Seguridad Pública. En el caso de la DIS, tiende a verse como un apoyo en la toma de decisiones de la Presidencia, y la UEI busca la protección de dignatarios y miembros de los supremos poderes; obviamente al no tener ejército, normalmente quien actúa ante estas amenazas es un ministerio de Defensa; nuestro sistema es un poco particular, pero así lo decidió el legislador.
La DIS acarrea “mala fama” en sectores de oposición al Gobierno, e incluso dentro de exfuncionarios de instituciones públicas ha sido catalogada como “policía política” por el exfiscal general de la República Francisco Dall`Anese. ¿Podríamos hablar de un cambio?
−Nosotros teníamos muy claro en qué queríamos que trabajara la DIS y cómo queríamos lograrlo; esa claridad nos ha permitido alejarnos de esa sombra que viene arrastrando el servicio de inteligencia. En Costa Rica podemos decir que el narcotráfico es una amenaza a la seguridad nacional, y cómo lo enfrentamos nosotros, concentrando un servicio de información, y cómo lo hacen otros países sacando el ejército a las calles, a hacer funciones de seguridad pública.
¿Quién fiscaliza a la DIS?
−La DIS rinde cuentas a la Contraloría de la República, tenemos una auditoría interna y nos sometemos al Consejo de Seguridad; nos aplica igual la ley de control interno. La DIS no tiene ningún privilegio legal en lo absoluto. Además yo en esto he sido claro, con una apertura a la prensa.
¿Por qué es hasta ahora que se le quiere lavar la imagen a la DIS?
−Creo que es un tema de visión gerencial. Yo lo que busqué es hacer grupos de trabajo, con total transparencia; no quiero problemas que me afecten a mí o a la institución; y es cierto, puede haber errores, no estamos inmunes, pero hemos hecho un esfuerzo para cambiar la manera de trabajo, para aportar en la toma de decisiones.
¿Quién se responsabiliza por las acciones de la dirección de inteligencia? −Corresponderá a sus directores asumir las responsabilidades y a ellos históricamente les han cobrado cualquier error.
Presupuestalmente la DIS agota sus recursos pagando los salarios de sus funcionarios…
−El principal activo que tiene la DIS es su capital humano, y por la falta de cultura en materia de inteligencia que arrastra el país hace años, se hace muy difícil poder invertir en otras cosas; a mí me gustaría invertir en tecnología. Pero, también la inteligencia se hace trabajando, caminando en las calles y lo que usted requiere es recurso humano. La DIS no tiene los salarios, ni plazas que debería tener, como sí lo tienen otros servicios de inteligencia en el extranjero.
Esta oficina junto a la UEI consumen la mitad de gastos del Ministerio de la Presidencia.
−Tener un equipo antiterrorista bien entrenado, y con buen equipo es caro. Además los salarios son muy básicos, tomando en cuenta las funciones sumamente delicadas. La DIS y la UEI son dos servicios que pueden interactuar en sus operaciones, pero con presupuestos independientes, presupuesto que ha venido decreciendo año con año.
Estaría congelado más bien.
−Decrece frente a la inflación.
Se podría hablar más bien que aplicándole la inflación anual no ha crecido en términos reales.
Jefe de Operaciones de la DIS: –Somos la única institución a nivel de seguridad que está creciendo a nivel presupuestario, que no llega a los niveles de superar el índice de inflación; o sea, el presupuesto de nosotros se mantiene; el crecimiento es por debajo; viendo estos índices somos una institución pobre, con los problemas que esto trae: no se pueden generar plazas, como otras instituciones si lo hacen.
De acuerdo con el panorama que usted plantea, es casi impensable que no funcione la DIS, pero hay gente que la adversa y pide su cierre.
−La DIS podría no existir si no tuviéramos a Nicaragua a la par; si no estuviéramos en el centro de la ruta del narcotráfico del mundo; en la región donde los Estados se caracterizan por la penetración de la corrupción, precisamente para facilitar la penetración del crimen organizado; si no estuviéramos en una de las zonas más complejas del lavado de dinero del mundo; si este país fuera casi como una isla. Pero sea DIS o con cualquier otro nombre, este país no puede seguir adelante sin un servicio de inteligencia sólido.
¿Se seguirán haciendo cambios a lo interno de la DIS?
−Sí y esperamos que este país madure para discutir una ley de inteligencia; nosotros trabajamos en un proyecto e igual seguiremos con el proceso de restructuración. Hay que tener claridad de que hay que invertir en inteligencia y que no es un gasto, pero para eso hay que desarrollar una cultura de inteligencia en el país.
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