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Víctima del hombre

El máximo tesoro fue entregado al hombre y sentenciado a cuidarlo hasta el fin. El hombre está dormido. Soñando y cambiando riquezas eternas por baratijas de un día…

El máximo tesoro fue entregado al hombre y sentenciado a cuidarlo hasta el fin. El hombre está dormido. Soñando y cambiando riquezas eternas por baratijas de un día…
La Tierra  está llena de dolor. Sus lamentos son evidentes. Ráfagas de gritería se oyen y se ven en los rostros de la gente preocupada. Su llanto y sus heridas están presentes por doquier. Todo ha sido pisoteado. Las huellas están presentes aquí y allá. El hombre no se ha detenido. Sigue, como impulsado por el motor de la destrucción. El hombre ciego de irracionalidad, camina con su mirada de nada, con su voz de nada, con sus metas de nada, y con su mente y corazón de nada. Y, en su loco afán de adoración a lo material, amenaza a todo por todas partes. Abajo, arriba; por el norte, por el sur, por el este, y por el oeste. Corren peligro. Mejor dicho, gran peligro, el bosque, el río, el aire, el mar, toda la tierra, y toda la vida animal.
 
El hombre, el rey destructor de la tierra, dando pasos de loco hace temblar de terror, a la Tierra. Y a todo en lo que en ella existe.
En su desmedida destrucción, pasó de pasos lentos a pasos rápidos, y la Tierra en su impotencia de agonía envía mensajes de su dolor y derrama sus lágrimas al vacío y en el vacío se confunden con la desesperación.
La mente y el corazón del hombre están ausentes, el sentido común, el sentido lógico, han ido desapareciendo poco a poco, y camina el hombre en sus caminos de locura, rumbo a lo más profundo del abismo irracional y del más espantoso dolor. El hombre ha cambiado sus valores, incluyendo la ternura, la racionalidad, etcétera. Ha incluido en su menú humano la violencia, y todo tipo de actos malsanos y brutales de su agenda diaria. No hay esperanza de cambios.
Los niños herederos de la siembra del hombre de hoy, miran con sus ojos de inocencia el andar sin fin del ser humano ciego y perdido entre el ayer, el hoy, y el mañana, sin percatarse de que lo que siembra hoy eso se recogerá mañana.
No hay esperanza, el dolor y la tristeza la ahogan. Los sueños y anhelos ya no son.
La Tierra en su agonía, utiliza el manto oscuro como signo de dolor. Y la luz del día se aleja como signo de impotencia.
Como lobos hambrientos unos contra otros. Los lobos alfa como más sanguinarios se lanzan con su ataque mortal en contra de los más débiles, les manipulan, les quitan, les aniquilan y les roban. Las alfas estudian en la universidad y obtienen el título de corruptos y, como dijimos, devoran con facilidad todo cuanto esté a su paso. Las indicaciones de Dios las ignoran siempre; pero cuando asisten a las iglesias cambian su ropaje y se presentan como buenos y piadosos.
La Tierra es azotada constantemente. El aire, el agua, y la tierra son deterioradas permanentemente, pero el deterioro más significativo es el que hace el hombre con su tóxica dicción al ofender, al mostrarse desconsiderado, al olvidar las condiciones elementales de un ser humano. Escondiendo el amor y anteponiendo las hipocresías y mostrando con toda claridad su elocuencia en la falsedad diabólica. Como decíamos, la esperanza se fue; igualmente los sueños y anhelos ya no están. El dolor y la oscuridad juguetean con gran alegría en la Tierra.

  • Edwin Flores Moya
  • Opinión
Violence
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