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Deterioro en esfera de piedra preocupa a expertos

La superficie de la esfera evidencia el ataque biológico que apunta la arqueóloga Ifigenia Quintanilla. (Foto: Andrey Barrantes)

La superficie de la esfera evidencia el ataque biológico que apunta la arqueóloga Ifigenia Quintanilla. (Foto: Andrey Barrantes)
Líquenes y bacterias deterioran la esfera de piedra precolombina más grande del Valle Central, situada en la Facultad de Ciencias Agroalimentarias en la Sede Rodrigo Facio de la Universidad de Costa Rica (UCR), afirma la arqueóloga Ifigenia Quintanilla.
En su opinión, aunque el sitio donde se encuentra la esfera está cuidado y “protegido” por una valla, la esfera en sí no recibe mantenimiento para controlar el crecimiento de microorganismos, ni la contaminación por la circulación de vehículos.
“Las esferas no solo son forma; también son textura y color. [La esfera] sufre del ataque biológico y del mismo deterioro que la mayoría de las esferas expuestas al aire libre, sea en el Valle Central o en los lugares originales”, explicó Quintanilla.
 
 
 

 
No obstante, la investigadora del Centro de Investigación en Biología Celular y  Molecular (CIBCM), María Elena Castillo, afirma que mientras la esfera se encuentre a la intemperie, la colonización de bacterias y hongos en la superficie de la piedra es algo natural.
“Las condiciones ambientales son un factor determinante. Lo más oportuno sería movilizar la piedra o cubrirla, puesto que un mantenimiento más profundo como limpiar con agua la superficie de la roca solamente aceleraría el proceso de corrosión”, agregó  Castillo.
La esfera pertenece al Estado y la institución encargada de velar por ella es el Museo Nacional; sin embargo, la UCR tiene la custodia de la escultura precolombina gracias a un convenio con el museo.  
El cuidado y vigilancia de la esfera dentro de la Universidad se mantiene en manos de tres entidades: la Facultad de Agroalimentarias, el Museo +UCR y el Laboratorio de Arqueología, que desde el 2012 −por petición del Museo Nacional− incluyó a la esfera en  su base de datos de inventario.
“Desde el 2012 hemos estado trabajando, en conjunto con el Museo Nacional, para mejorar las condiciones en las que se encuentra. Queremos construir alguna infraestructura que ayude a la protección y conservación de la esfera”, aseguró Félix Barboza, curador encargado de la sección de registro de colecciones, en el Museo +UCR.
DIGNIFICAR EL PATRIMONIO
En 1939, cuando los trabajadores de la United Fruit Company preparaban el terreno en la zona del Diquís, tropezaron con ciertas piedras en su camino: así se descubrieron las imponentes esculturas esféricas que, a partir de 1940, se convertirían en un llamativo objeto de investigación arqueológica.
Las esferas fueron esculpidas hace más de 1500 años por pueblos del Pacífico Sur del país, específicamente los asentados en el Delta del Diquís, donde se ha encontrado la mayor cantidad de esculturas esféricas, que hasta ahora sobrepasan las 300.
Aunque se relacionan con el concepto de esfericidad y la visión del mundo para los indígenas, el simbolismo de las esferas no es certero. “No sabemos bien a qué tipo de prácticas sociales estaban incorporadas. Formaron parte de los espacios colectivos y posiblemente estaban integradas a actividades donde participaba la comunidad, usadas para demarcar espacios, eran objetos de memoria por su memoria de pertenencia. Transmitían información, por eso merecen ser cuidadas y protegidas en su integridad, puntualizó Quintanilla.
La arqueóloga propone un diagnóstico de las características de la roca y su estado de conservación, para crear un protocolo de cuido que incluya medidas para controlar el crecimiento de microorganismos y evitar fisuras o agrietamientos de la superficie.

Cinco mil colones por un monumento
El exdecano de la Facultad de Agronomía, Jorge Mario Delgado, fue la persona encargada de negociar y comprar la esfera de piedra a la United Fruit Company, en 1970, y traerla a la UCR.
 “Me dieron ¢5000 para que la trajera desde Palmar Sur, así que me fui para allá y logramos movilizarla con un tractor que nos prestó la Compañía Bananera y una plataforma que también era prestada por la Municipalidad de San José”, recordó.
“En un principio la idea fue situarla frente a la Biblioteca Central, donde ahora se encuentra la fuente. Ya estando en la UCR, el entonces rector Carlos Monge Alfaro no quiso colocarla ahí; me la regaló para que estuviera en la Facultad de Agronomía”, agregó Delgado.

  • Javier Córdoba 
  • Universitarias
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