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En el momento actual, el sistema capitalista está dirigido por el capital transnacional-financiero-especulativo, el cual ha establecido un gobierno global de facto, a través del FMI, del BM, de la OIC y el secuestro de la ONU, así como de la mayoría de los estados del mundo, para establecer el más grande totalitarismo, jamás visto en la historia.
Su objetivo es imponer al mundo las condiciones, de acuerdo a su conveniencia, para lograr la máxima explotación de la humanidad y de la naturaleza, que le garanticen las máximas ganancias, la reproducción ampliada del capital y, por lo tanto la máxima acumulación de riqueza.
Actualmente, tan sólo 500 empresas transnacionales acaparan el 52% de la riqueza del mundo y 7 de ellas controla el 70% de los principales medios de comunicación, esto les garantiza mantener el totalitarismo y la dictadura a nivel universal. Las consecuencias son: dominio del «libre» mercado, dominio monetario y de todo el sistema financiero-especulativo, dominio del mundo del trabajo, dominio de la ciencia-tecnología, dominio de las riquezas naturales, acecho para destruir las culturas e identidades nacionales autóctonas.
La crisis mundial actual, ha sido creada, a propósito, por el propio capital transnacional-financiero-especulativo y, va dirigido contra las (os) trabajadores manuales e intelectuales, porque son la fuente de creación de riqueza, así contra los pueblos que con sus identidades y culturas son el sostén de la Nación y de la dignidad. Para sus propósitos, ponen en práctica dos estrategias básicas: Primera, adueñados de los grandes avances en la ciencia y la tecnología, han puesto en marcha un proceso de automatización-robotización de la producción, para llevar a la banca rota al mercado del trabajo, consecuencia, desocupación, abaratamiento de la mano de obra (abajo salarios y prestaciones sociales).
Segunda, trasladar la producción a los países pobres, atrasados, donde los salarios son bajos, las garantías sociales casi no existen, los controles sobre el medio ambiente son nulos, se les exime de impuestos, se les facilita la actividad extractiva de los recursos naturales, sin importar sus nocivas consecuencias. Los resultados de estas nocivas estrategias, se reflejan claramente en las estadísticas, en estos momentos la desocupación y los problemas económicos son mayores en los países centrales desarrollados, donde los salarios son más altos, y la situación, aparentemente, es mejor en los países periféricos, pero esto es engañoso, tal situación no produce mayor riqueza interna, ésta es recogida por el capital transnacional, mientras el trabajo y los recursos naturales son explotados y agotados en beneficio ajeno.
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