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La lógica es esencial para poder conocer la verdad. Pero las falacias lógicas, que parecen ser parte razonable de una discusión, ocultan alguna maniobra tramposa y son el refugio de quien no tiene argumentos. Un profesor de filosofía debería ser experto en lógica, no en usar falacias. Pero el señor Jorge Prendas Solano usa cinco falacias en dos escritos (Semanario UNIVERSIDAD, 5/12/12 y 27/2/13), en los que ilusamente cree haber refutado mi argumento de que Platón fue un totalitario (y hasta fantasea que intenté “enmendar (mis) desaciertos”).
Empecemos por lo básico: una célebre falacia, el argumento ad hominem, es la de atacar a la persona en vez de refutar su argumento. El mencionado escritor usa afirmaciones ad hominem masivamente. Me acusa de escribir textos muy malos y descontextualizados, de deshonestidad intelectual, de ser temerario, malintencionado, cínico, visceral, desacertado, desconocedor, arbitrario, superfluo, ignorante y ambiguo. La descalificación y la calumnia son formas de evadir el asunto de fondo, una táctica común de quien no tiene argumentos.
Otra célebre falacia que usa este señor, el argumento ad verecundiam o de autoridad, busca que se acepte una conclusión apelando a alguien famoso. Es así como dice que Alfred N. Whitehead admiraba a Platón. Pero esto no tiene nada que ver con si Platón es totalitario o no.
La tercera falacia de este escritor es la del cambio de tema, de razón irrelevante o non sequitur. En vez de refutar escrupulosamente mis citas del pensamiento totalitario de Platón, él desea discutir sobre si la filosofía es una ciencia o si el mercado es totalitario. Estos temas tampoco son el asunto de fondo.
Otra falacia de este señor es la del hombre de paja. En dos ocasiones distorsiona mi posición para atacarla más fácilmente. Por última vez: ¡no ponga palabras en mi boca! Nunca dije que la filosofía inspiró la Inquisición ni que todos los filósofos son megalómanos. Lo que sí digo es que Platón inspiró la Inquisición y que él era un megalómano. Por ejemplo, al afirmar que solo un filósofo –un “guía sabio y divino”- debe gobernar; y que el plan de gobierno de Platón imita “lo más bello y excelente que tiene la vida”.
Una quinta falacia de este escritor es la del énfasis, una inferencia falaz que se produce al destacar algún comentario de Platón más que sus dos obras de filosofía política, que sin duda lo incriminan. Al alegar que Platón se opone al supuesto de los sofistas de que la justicia se relaciona con la fuerza, y que por lo tanto no era totalitario, le da énfasis a algo aislado e indirecto, ignorando la cuantiosa evidencia del pensamiento totalitario de Platón.
En mi artículo (Semanario UNIVERSIDAD, 16/1/13), dije que en sus dos obras primordiales de filosofía política, La República y Las Leyes, Platón presentó detalladamente su Estado ideal, (y no fue “mi” Platón, sino el único que existió y las escribió). También dije que la Real Academia Española define el totalitarismo como la intervención en todos los órdenes de la vida humana; e hice diecinueve referencias a las citadas obras para fundamentar mi argumento. El lector puede referirse a dichas obras –que leí total y cuidadosamente y que pueden obtenerse en la librería Lehmann, por ejemplo− y juzgar si mis citas son pruebas contundentes y contextualizadas, como afirmo yo, o si no lo son, como dice este señor sin referirse a ninguna de ellas –porque no le conviene-; tampoco aporta una sola evidencia clara de que Platón se haya retractado de lo que escribió y que yo cito.
Por mi parte, en el futuro me negaré a cansar al lector con esta polémica. Pero, si como dice Platón, se le debe “prescribir a todos los ciudadanos, para mientras vivan, un orden de acciones desde que sale el sol hasta el día siguiente de madrugada”; y si su Estado “no pretende dejarles (a los ciudadanos) libertad para que hagan el uso que les plazca de sus facultades”, ¿no es este un régimen totalitario según la anterior definición? Y si se inventa, como hizo Platón, un tribunal que mata a las personas por razones de fe, ¿no es esta una inspiración para la Inquisición? ¿Qué parte de “condenado a muerte” no entenderá este escritor?
De todos modos, aunque el señor Jorge Prendas Solano usa otras falacias imposibles de ubicar, que excluyo aquí, es necesario agradecerle por las cinco que nos proporcionó para ilustrar este artículo.
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