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Evelio Granados: Un cantor del hombre y del campo

Evelio Granados presentó su primer disco, tras una vida dedicada al campo y a las composiciones que recogen el espíritu del agricultor. (Foto: Ana Rojas)

Evelio Granados presentó su primer disco, tras una vida dedicada al campo y a las composiciones que recogen el espíritu del agricultor. (Foto: Ana Rojas)
Desde hace 40 años, Evelio Granados (nacido en el cantón de San Ignacio de Acosta  en 1943) es un trovador y compositor que ha acumulado canciones en su memoria. Ante el temor de que el tiempo las borrase de un solo golpe, el cantautor Dionisio Cabal se fue al pueblo de Soledad, a 40 kilómetros al suroeste de San Ignacio de Acosta, a grabar en la propia casa del acosteño, para que no se perdieran con los alisios del tiempo.
El disco, intitulado “Evelio Granados, la nueva lírica campesina”, recoge una selección de las principales creaciones de este campesino de 70 años, que ha conocido de luchas sociales y agrícolas, y que levantó la bandera de la revolución en los convulsos años setentas.
El disco fue presentado el sábado 6 de abril en el complejo “El Chirraca de la selva”, en el que Granados compartió escenario con Cabal y disfrutó del respaldo de los suyos.
“Sucede que yo tengo muchas canciones, pero no tenía ninguna escrita. Cuando Dionisio Cabal se dio cuenta de eso, me dijo: ‘Evelio, hay que grabar’. Entonces se vino unos días para mi casa y aquí montamos varias de mis principales composiciones”, recordó Granados.
El compositor integró en su oportunidad el grupo Los Guacaleros, formado por sus hermanos, y que en la zona han realizado un extraordinario trabajo en pro del folclor local.
“Yo me sé todas las canciones, pero figúrese que algunas son de 1968 y 1970, y las canto de memoria, porque antes de este disco no las tenía escritas”.
Boyero en su juventud y campesino eternamente, Granados dice que le entró tarde a la guitarra, porque lo que él siempre sí ha hecho es cantar: “todo el día, desde que tengo memoria, me la paso cantando”.
En la actualidad este cantor, que dice que lo que vale de su propuesta son sus composiciones y no su voz, disfruta de las bondades del campo en Soledad, un pueblo al que cuando llegó solo se escuchaba el canto de los pájaros y el silencio de la noche espesa.
“Lo valioso del disco es que si yo me muero —y ya tengo 70 años, por lo que eso no puede estar muy lejos— quedarán varias de mis canciones, para que otros las puedan oír y saber del canto a los campesinos”.
Para Dionisio Cabal, propulsor del proyecto del disco —para lo que contó con la colaboración de Rodrigo Pigo Maffioli, ingeniero en sonido, quien se encargó de toda la producción y la ambientación—, “Evelio Granados es ingenuo en la forma, pero lúcido y radical en el contenido”.
Cabal ya tiene previsto realizar un segundo disco. En este primero, además de las 14 piezas, se incluyen fragmentos de conversación, ambientadas en la casa de Granados, en las que se van desgranando ideas y anécdotas del compositor.
Para Cabal, Granados recoge lo mejor del folclor del Valle Central, a veces tan venido a menos y tan distante de lo que el país entiende por folclor, el cual se vincula con lo guanacasteco y el sector del Caribe.
Entre las piezas del disco destacan “La carreta”, “Chico Pancho” y “El viejo agricultor”. Estas tres canciones son muy significativas para el compositor, quien considera que la vida en el campo es una experiencia maravillosa, que muchos se desean en la ciudad.
“La carreta’ es la primera canción que yo compuse. Eso fue allá por 1968. Desde entonces la he cantado de memoria y otros la han tocado, también, con la letra aprendida de memoria. Y ‘Chico Pancho’ y ‘El viejo agricultor’ son piezas a las que quiero mucho y me identifico con ellas”.
La producción tuvo el respaldo de la Asociación de Compositores y Autores Musicales de Costa Rica (ACAM) y del Instituto de Desarrollo Rural. El disco se encuentra a la venta en las principales librerías del país.

EL TROVADOR-CANTOR

Para Granados, lo significativo del canto es que permite compartir con otros la visión de mundo, las injusticias que ha vivido siempre el campesino, así como una forma de acercarse a los problemas de sus conciudadanos.
“Me siento muy orgulloso de ser campesino. Toda la vida lo he sido. He trabajado en agricultura, como boyero, y escribo del campesino porque lo conozco, sé cómo vive y sobrevive”, dijo.
Para él, la trinchera han sido las composiciones, en las que se recoge el espíritu del agricultor y sus esfuerzos continuos para sobreponerse a las amenazas de un sistema que busca eliminarlos de la faz de la Tierra, considera.
“En los setentas todos éramos revolucionarios. En ese entonces, yo ya me inclinaba por hablar del agricultor y el campesino, lo que en el fondo he sido toda la vida”, comentó.
Hombre de manos de trabajador, ojos oscuros y profundos, voz fuerte y firme; Granados ha sido testigo de un país en el que el alma campesina, poco a poco, ha sido desplazada a los suburbios del silencio y cómo cada vez hay más limitaciones para defender a la naturaleza.
En medio de esa desolación que sobrevino con las políticas neoliberales, a Granados le quedó el recurso de la palabra y, tras la grabación de su disco, resalta el recurso de la palabra grabada y escrita que combate a la desmemoria y al olvido, como deja entrever en sus afirmaciones.

  • Jose Eduardo Mora 
  • Cultura
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