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Lo que se dice desde Washington es que Barack Obama buscará durante su visita “fortalecer los lazos culturales, de fraternidad y económicos con su vecino del sur y con los países centroamericanos”. (Foto: DPA)
Centroamérica recibirá agobiada por sus propios desafíos al presidente Barack Obama –la pobreza y el desempleo incrementó, según el Informe del Estado de la Región del 2011– y con el ojo puesto en la crisis económica de la que Estados Unidos no termina de dar señales claras de salir.
La descripción del estado de Centroamérica es gris. Al tiempo que arrastra déficits históricos como los que se registran en exclusión social y desigualdad, el Istmo se ha convertido en el territorio más violento de América Latina y una de las zonas más inseguras del mundo, con actores del crimen organizado cada vez más fuertes, diversificados y amenazantes; también, es la región más expuesta al impacto del cambio climático.
Están, por lo tanto, claros los temas de la agenda que los presidentes centroamericanos y de República Dominicana tratarán con Obama, entre los que destacan seguridad y migración, desarrollo y medio ambiente. Aunque definir la agenda no es tan difícil, sí lo es encontrar una manera para enfrentarlos.
Los problemas sociales siguen creciendo, la desigualdad y la pobreza también, según el Estado de la Región. En el 2008, el 47 % de la población centroamericana vivía en pobreza, de los cuales 18 % en pobreza extrema. La concentración de la riqueza era extrema: el 10 % de la población más rica recibía el 40 % de los ingresos en Guatemala y Honduras, y cerca del 30 % en los demás países del istmo. Uno, de cada tres niños, padece de desnutrición crónica.
Si bien el Estado de la Región atribuye a la “alta sensibilidad de la región a los shocks económicos externos”, el que se haya consumido los esfuerzos y anulado varios logros alcanzados en años previos (y, como saldo, haya “quedado comprometida la sostenibilidad de las finanzas públicas”), también es cierto que hace ya tres décadas se viene denunciando un modelo de desarrollo orientado a la privatización de los activos del Estado y a la promoción de las exportaciones, en detrimento de la producción para los mercados nacionales, como un modelo de desarrollo insostenible. El debilitamiento de las organizaciones sindicales tampoco es un factor que ayude a una mejor distribución de la riqueza, como lo señalan diversos estudios al respecto.
En todo caso, aun sin hacer referencia a los 30 años de políticas neoliberales aplicadas en Centroamérica, el Informe sobre el Estado de la Región recuerda que “las naciones del Istmo, en diversos grados, están muy abiertas a la economía mundial y son importadoras de petróleo y alimentos básicos”. Un proceso de apertura acelerado y unilateral que empezó a aplicarse mucho antes de la discusión del tratado de libre comercio y una de cuyas consecuencias fue la caída de ingresos fiscales y la paulatina reducción de la producción para el consumo nacional.
DESAFÍOS
Con su estabilidad económica comprometida, la región enfrenta diversos desafíos, ya que la crisis mundial desestabilizó esas economías, “especialmente por la disminución en sus ingresos”.
El Informe sobre el Estado de la Región destaca la necesidad de mejorar y aumentar la recaudación tributaria, tema que se discute en todos los países (incluyendo Costa Rica), pero que ha resultado imposible de lograr, debido a la resistencia de los sectores beneficiados con la actual legislación: precisamente, el sector financiero y los de zona franca, que cuentan con el apoyo de los partidos gobernantes, como el Partido Liberación Nacional, en Costa Rica.
Con una carga tributaria equivalente a alrededor de 14 % del Producto Interno Bruto (PIB), esta resulta insuficiente para hacer frente a las necesidades de atender servicios, inversiones y los compromisos de la deuda de los países de la región. A esto se suma el hecho de que esa carga está desigualmente distribuida, recayendo principalmente sobre el sector asalariado. El informe destaca la necesidad de aumentar la recaudación tributaria, que hoy recae, básicamente, sobre la renta y las ventas.
En el 2008 y 2009, con la crisis en pleno desarrollo, los flujos de capital privado también disminuyeron un 21.4 % en Centroamérica. Las remesas lo hicieron en un 2.4 %, las exportaciones de bienes 1.5 % y el turismo no creció.
Las remesas siguen siendo un rubro muy importante en las economías centroamericanas. Pese a la crisis, han crecido en el último año, pero se muestran sensibles a la situación económica de los países donde viven los inmigrantes.
Guatemala recibió, el año pasado, $ 4782 millones en remesas, un récord histórico que se repitió en otros países centroamericanos. Le siguió El Salvador, con casi $ 4000 millones; Honduras, con alrededor de $ 2800 millones; y Nicaragua, con $ 1014 millones, también la mayor cifra de su historia. Costa Rica y Panamá reciben bastante menos, alrededor de $ 500 y $ 200 millones, respectivamente.
¿Estará este modelo en discusión en la cumbre con el presidente Obama? Es muy improbable. Lo que se dice desde Washington es que buscará durante su visita a México y Costa Rica −del 2 al 4 de mayo próximo− “fortalecer los lazos culturales, de fraternidad y económicos con su vecino del sur y con los países centroamericanos”.
Un comunicado de la Casa Blanca, emitido al anunciarse la visita de Obama a México y Centroamérica, afirmaba que esta sería “una importante oportunidad para discutir temas de desarrollo”, un cuidadoso lenguaje diplomático para evitar cualquier referencia al contenido de las conversaciones.
VISTA ANTERIOR
Obama realizó una primera visita a Centroamérica en marzo del 2011, a El Salvador. Allí se recordó que “casi tres millones de salvadoreños viven en territorio estadounidense. Una tercera parte estaría en condición de indocumentados”. Consultado sobre el tema, “el presidente Obama no dijo nada nuevo, salvo insistir en que buscará que se realice una reforma integral del sistema de inmigración estadounidense”.
Con 12 millones de inmigrantes centroamericanos y mexicanos viviendo en Estados Unidos, el tema será abordado en cada una de las dos escalas del mandatario norteamericano. Para países como El Salvador, Guatemala u Honduras, el tratamiento a los inmigrantes es de la mayor importancia.
«Queremos más compromiso” en esta materia, dijo el presidente salvadoreño, Mauricio Funes, en una rueda de prensa en Washington, en una reciente visita oficial a Estados Unidos, cuando pidió también que Obama “se involucre más en la financiación de la estrategia de seguridad en Centroamérica”.
En su viaje a El Salvador, Obama anunció también la creación de una «Alianza para la Seguridad Ciudadana en América Central», con un fondo de $ 200 millones que aportaría Estados Unidos, además de países europeos y latinoamericanos.
Los resultados de esa lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado están severamente cuestionados; es una “guerra fallida”, como la calificó el politólogo y exdiputado costarricense, Constantino Urcuyo. Hasta hace poco, señaló, “la guerra contra las drogas se había limitado a Colombia y luego se había extendido hasta México”. Sin embargo, en ambos casos “no se ha podido proclamar victoria”, lo que “permite calificarlas como una guerra fallida”. ¿Ofrecerá esta visita nuevas opciones en esta materia?
CRISIS ECONÓMICA
Para completar el escenario, está la crisis del déficit y la deuda norteamericana, que comprometen las posibilidades de que Obama ofrezca nuevos recursos para programas en Centroamérica.
“Centroamérica requiere más apoyo y más recursos de Estados Unidos para el combate contra la delincuencia organizada y el narcotráfico, así como revisar las herramientas que se han venido utilizando en esas áreas, que no han sido lo exitosas que se esperaba”, decía en un editorial el diario El Financiero.
Una muestra de las expectativas centroamericanas, en cuanto al aporte de nuevos recursos, fue la reacción de lectores en el diario La Nación, al conocerse que los ministros de Trabajo de la región le pedirían a Obama ayuda para promover programas de empleos para jóvenes. Si Obama no puede crear empleo en Estados Unidos, ¿cómo va a crear empleo en Costa Rica?
Pero el propio canciller nacional, Enrique Castillo, destacó las polémicas medidas sobre control de gasto en Estados Unidos, que no permiten mayor optimismo en cuanto a nuevos recursos.
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