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La presidenta Laura Chinchilla reflejó en su informe a la Asamblea Legislativa que sigue teniendo problemas de gobernabilidad tres años después de haber asumido las riendas del gobierno.
Este es el criterio del director del Postgrado en Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica, Fernando Zeledón, quien considera que la mandataria sigue pidiendo “apertura al diálogo” a solo un año de terminar su administración.
Para Zeledón, el que Chinchilla haga un llamado al diálogo al inicio y final de su informe de hoy, muestra, sin decirlo directamente, que no ha logrado la comunicación deseada con los diferentes sectores durante los tres años previos.
“Creo que ahí admite, al igual que hizo Oscar Arias en el discurso de hace cuatro años, que hay un cierto cansancio porque las cosas no caminan. Apeló también a acelerar, vamos a ser más rápidos en los últimos meses, pero no veo una diferencia significativa en este discurso con lo que pudieron decir sus antecesores en los discursos del tercer año”, comentó Zeledón.
Zeledón considera que no queda claro qué tipo de diálogo es el que espera la presidenta para su último año, ni tampoco si abrirá lo suficiente sus posiciones en temas como la fecundación In Vitro y el reconocimiento de derechos a parejas del mismo sexo.
Para el politólogo Alberto Cortés, Laura Chinchilla deja muchos aspectos que resultan invisibilizados en el discurso de este primero de mayo. Cortés rescató además que fue “un discurso orientado más a complacer que a resaltar la verdad.”
Entre los puntos más importantes que resultan obviados para el politólogo está el crecimiento económico que ha generado “un estancamiento en la reducción de la pobreza” y un importante desempleo en el país.
El analista también considera que Laura Chinchilla insiste en un problema de diálogo que, para ella, está basado en la intransigencia del otro sector.
“Buena parte del clima de polarización que se ha ido cultivando -que ciertamente no es producto de esta gestión, pero que esta gestión no ha revertido- es que hay un sector que desde hace treinta años decidió orientar el rumbo del país en cierta dirección y que lo ha hecho a costa de lo que sea”, comentó.
“Si ha habido un sector que no ha dialogado ha sido el sector que ha estado en el gobierno. La protesta no es una causa del deterioro de la institucionalidad democrática, sino una consecuencia de la incapacidad del sector gobernante de escuchar”, concluyó Cortés.
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