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La insistencia por la vida

Otro elemento importante del proceso que hizo realidad el presidente Hugo Chávez, se da alrededor de la promoción del Socialismo del Siglo XXI en el mundo. ¿Sería lo mismo el panorama político de la América del Sur y de la integración en organizaciones internacionales alternativas a la OEA sin la presencia del comandante fallecido? Difícilmente. El paso al frente que dio el heroico pueblo venezolano redujo el sentido de amenaza que podían generar otras iniciativas, honestas pero menos contundentes, a los ojos del imperio. Aparte del cubano, desde hace ya varios años está muy lejos cualquier otro proceso que se lleve adelante en nuestras latitudes, de sufrir tanto escarnio y ser objeto de la enorme malignidad con que se puede ser tratado, más allá de una persona, un pueblo que toma las riendas de su propio futuro, por aquellos que se niegan a aceptar la posibilidad de perder el dominio añejamente degustado y usufructuado.

Otro elemento importante del proceso que hizo realidad el presidente Hugo Chávez, se da alrededor de la promoción del Socialismo del Siglo XXI en el mundo. ¿Sería lo mismo el panorama político de la América del Sur y de la integración en organizaciones internacionales alternativas a la OEA sin la presencia del comandante fallecido? Difícilmente. El paso al frente que dio el heroico pueblo venezolano redujo el sentido de amenaza que podían generar otras iniciativas, honestas pero menos contundentes, a los ojos del imperio. Aparte del cubano, desde hace ya varios años está muy lejos cualquier otro proceso que se lleve adelante en nuestras latitudes, de sufrir tanto escarnio y ser objeto de la enorme malignidad con que se puede ser tratado, más allá de una persona, un pueblo que toma las riendas de su propio futuro, por aquellos que se niegan a aceptar la posibilidad de perder el dominio añejamente degustado y usufructuado.
¿Quién podría lograr tal rectitud y solidez si no contara con el respaldo inequívoco de las fuerzas armadas? ¿Hace cuanto no grita un soldado o un policía comprometido con el pueblo del que es parte: “hasta la victoria siempre” en nuestra América Latina?
En estos momentos infaustos esto se revela con más claridad. Ahora que el comandante presidente de Venezuela ha muerto, se genera un vacío en el corazón y una sensación extraña aparejada, como de fractura en el sentimiento de esperanza por un futuro libre de neocolonizaciones y por la posibilidad de un ser humano nuevo, biocomprometido y capaz de hermanarse con sus semejantes. Como todo duelo, genera pesar saber que no tendremos ya el rostro actualizado de ese compromiso por la vida hecho líder.
Acudir, aunque sea vía satélite, al momento de dolor sincero expresado en los rostros desencajados de personas nobles, quienes en vida le profesaron su amistad sincera, su compañerismo revolucionario y su amor, trae calidez al espíritu …ahora que le agobia el frío.
Este momento también permitió poner en alto relieve la inconfundible mueca de vergüenza contenida expresada en otros rostros. Las comunes caras de protocolo perfectamente fijadas en la mirada de quienes les saben innobles, sin mayores principios que el valor del dinero, falaces, traidores-as de sus promesas y lejanos-as de sus pueblos.
El comandante Hugo Chávez deja con su partida un último pero innegable legado. Todo lo que rodeó su enfermedad y sobre todo lo que se ha podido ver alrededor de su deceso final, ha dejado a pocas personas al margen del tomar alguna posición frente a tal acontecimiento. Se ha posibilitado un importante momento, de profundo sentir, para ver con ello de qué lado de la historia se está y con qué posible futuro se vincula el compromiso: ¿con la vida o con su destrucción asegurada? Quien se ubique del lado de la esperanza por el progreso vital, seguramente verá al comandante presidente revertido en la revolución que llevará adelante el pueblo venezolano, le apoyará más allá de las palabras y deseará y promoverá, no menos que lo logrado, para el resto de los países y para el suyo propio.
Quizá la brisa de esperanza que sopla desde hace más de una década desde la América del Sur, pueda hoy hinchar los espíritus subyugados del resto de pueblos de nuestra región y corra sobre los océanos para que alcance el resto de continentes francamente contaminados, que viven hoy los más horrorosos síntomas de un sistema fagocitante que se impone a base de balas, degradación humana y ecológica, pobreza y discordia. Quizá la puerta que se abrió en Venezuela sirva de ejemplo para que otros pueblos también lo hagamos y recibamos esos aires, depuremos nuestro espíritu y conjuremos de nuestras vidas esta atmósfera irrespirable de muerte y humillación.
No es un deceso lo que marca la historia, sino el camino ampliado por un ser humano y su pueblo, para emprender de una vez lo tanto que hay que hacer por la vida.

  • Carlos Yurán Chavarría (Psicólogo Social)
  • Opinión
Socialism
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