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San José, 16 may (dpa) – El «avión de la vergüenza», como se califica ya en Costa Rica al escándalo por dos viajes realizados por la presidenta Laura Chinchilla en una aeronave facilitada por una empresa extranjera, uno de cuyos ejecutivos habría engañado a un importante ministro, le está amargando el cierre del período de gobierno a la mandataria. Una vez más el país amaneció golpeado por la polémica, luego de la intempestiva renuncia del ministro de Comunicación, Francisco Chacón, el miércoles. El funcionario dimitió luego de descubrir que fue engañado por un funcionario de la firma canadiense THXEnergy, quien se presentó con un nombre falso y fue uno de los facilitadores para que la mandataria pudiera usar una aeronave de la empresa extranjera para viajar en marzo a los funerales del fallecido presidente Hugo Chávez, y el fin de semana a Perú. Chacón reveló que el ejecutivo de la firma «colaboradora» del gobierno de Chinchilla se presentó bajo el nombre de Gabriel 0’Falan, pero luego se detectó que su nombre verdadero es Gabriel Ricardo Morales Fallón, un colombiano que hace cinco años fue cuestionado en su país por presuntos vínculos con el narcotraficante Carlos Ramírez, alias «Chupeta». La lluvia de críticas y protestas contra el gobierno copaban este jueves las redes sociales, mientras la polémica se trasladó hasta la Asamblea Legislativa, donde diputados de oposición parecían incrédulos por lo sucedido. Los dardos van dirigidos hacia la mandataria y su equipo de gobierno, incluido el viceministro de Seguridad, Mauricio Boraschi, un experto en tareas de inteligencia, debido a que no activaron los protocolos de verificación de la empresa y los funcionarios de los que recibieron la «colaboración». En el escándalo ha salido salpicado incluso uno de las máximas figuras del fútbol de Costa Rica, el ex delantero Rolando Fonseca, quien trabaja para la firma y participó del lobby para acceder al préstamo de la aeronave. El golpe para la mandataria, cuya popularidad viene en clara picada desde hace dos años, ha sido mayúsculo. Chacón era uno de sus pilares en el equipo ministerial, al igual que el ex ministro de Hacienda Fernando Herrera, quien dimitió el año pasado al destaparse un escándalo por presunto tráfico de influencias, que salpicaron a su esposa, entonces una asesora de Chinchilla. La mandataria reaccionó indignada ante lo sucedido y dijo que fue algo «inadmisible» por cuanto la ausencia de verificaciones no sólo expuso al escarnio la imagen del gobierno y del país, sino incluso la integridad misma de la presidenta. Los opositores, en medio de una coyuntura preelectoral, siguen pidiendo cabezas. El escándalo se trasladó también a la fiscalía general de la República, donde una legisladora denunció el caso. Y también hizo vibrar a la Procuraduría de Ética del Estado, que anunció el inicio de una investigación. El caso del «avión de la vergüenza», como ya se le llama en algunos sectores políticas, medios de prensa y redes sociales, atiborró este jueves las principales planas de los periódicos y espacios noticiosos de radio y televisión. Mientras, encuestas de opinión dejan por el suelo la popularidad de la mandataria y el gobierno, cuyo período concluye el 8 de mayo de 2014. Ante este panorama, parece difícil que la polémica y la controversia se mantengan alejadas de la administración de Chinchilla, la primera mujer en alcanzar la presidencia de Costa Rica, hasta el cierre de sus cuatro años de gobierno. «Vergüenza» era la palabra favorita utilizada por los sectores de oposición para calificar lo ocurrido en los últimos días en el país, después de que Chinchilla fuera alabada por la visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
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