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“Pájaros tristes” vuelan al Teatro Atahualpa

La obra tiene elementos cómicos y dramáticos que se combinan a lo largo de la trama.

La obra tiene elementos cómicos y dramáticos que se combinan a lo largo de la trama.
Se entra al teatro, se atraviesa unas cadenas y detrás están las butacas; da la impresión de entrar a una jaula de canario. Se espera, hay una mujer sentada con un chelo entre las piernas y unos zapatos tan rojos como el escenario. A su lado un muchacho con la cabeza agachada. No suenan los tres avisos, la obra inicia: -“El nuestro fue un encuentro de pájaros, de borrachos o de tristes, no sé bien, pero todo terminó cuando nos despedimos”, dice la del chelo.
La obra “Pájaros tristes” surge como una creación colectiva de Mabel Marín, Álvaro Marenco, Maud Le Charteir y Leynar Gómez. Se presentará del 24 al 26 de mayo en el teatro Atahualpa, en Heredia.
 
“La metodología fue simple: yo ideaba un argumento en cada escena, lo planteaba a los actores, se improvisaba y a partir de esta escribía el texto y se empezaban a fijar las cosas”, explicó Marín, dramaturga y directora de la obra.
 
Marenco, Le Charteir y Gómez, actores y actriz de la obra, convocaron a Marín, también actriz, y le propusieron el proyecto; “ellos querían trabajar el teatro dentro del teatro, con base en esto yo les propuse un argumento. La idea, básicamente, nació de ellos tres, que estaban muy interesados en este tipo de proyecto”, agregó Marín.
UNA OBRA DENTRO DE OTRA

El teatro dentro del teatro es un procedimiento que radica en la inserción de un espectáculo dentro de otro. Surge a finales del Renacimiento, simultáneo a la literatura de la época en diversos países europeos, tal como se explica  en el texto académico “El teatro dentro del teatro: Cervantes, Lope, Tirso y Calderón”. Se trata de un metadrama que se relaciona con la idea del theatrum mundi.
“Pájaros tristes” muestra la crisis que atraviesa una compañía de teatro, cuyos actores intentan montar su última obra. Deficiencias en la producción causan la renuncia de varios miembros; solo quedan tres actores y la directora, quienes deciden continuar con el proyecto. En ese momento, empiezan a mostrarse una serie de tensiones, conflictos, inseguridades, el drama crece.
La obra toca el tema de la realidad del mundo teatral y muestra aquello que podría suceder o no tras bambalinas, la “escena secreta”, lo que ocurre a lo largo de la producción teatral,  pero que el público nunca ve.
La obra se apoya, inspira y, en ciertas ocasiones, inserta extractos de “Parábolas de los fantasmas borrachos”, del dramaturgo chileno Juan Radrigán. Además, se inserta dentro de un registro contemporáneo y busca un efecto de realidad, “un registro que nos permitiera presentar actuaciones naturales, que el público sienta que lo que está viendo son seres humanos más cercanos y no solo personajes”, comentó Marín.
Dentro de la obra se diluyen los límites entre la realidad (la obra tiene como argumento una compañía de teatro que monta una ficción) y la ficción (la que están montando los personajes); así, la ficción que están montando los personajes se llega a mezclar con sus propias realidades; “al final se diluye esa frontera entre ficción y realidad, se unen y quedan en una especie de limbo”, contó Marín.
La escenografía fue otro reto de la obra, ya que dentro de la trama se supone que la escenografía para la obra que los personajes están montando todavía no está lista;  “necesitábamos que la escenografía se viera a medias. Lo que hicimos fue trabajar con el espacio real que tenemos del teatro”, detalló la directora.
Jennifer Cob estuvo a cargo del diseño de la escenografía; ella trabajó el concepto de cadenas que rodean a los espectadores y a los actores, relacionado con el título de la obra, que se refiere al pájaro que está encerrado en una jaula y que no puede salir.
El título de la obra nació a partir de una escena del texto de Radrigán. Además, cada uno de los personajes “en el fondo es un pájaro triste, que tienen sueños sin cumplir, deseos que quieren realizar, pero no pueden porque están conflictuados, están enjaulados”, puntualizó  Marín.
La obra estuvo en Grafica Génesis, después los actores viajaron a Puntarenas y ahora estarán en el Teatro Atahualpa del Cioppo, en Heredia, del 24 al 26 de mayo, viernes y sábado a las 7 p.m. y domingo a las 5 p.m. El costo de la entrada es de ¢ 3000 para el público en general y ¢ 2500 para estudiantes.

  • Gabriel González Vega 
  • Cultura
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